“Ustedes van a oír de guerras e informes de guerras; vean que no se aterroricen. Porque estas cosas tienen que suceder, mas todavía no es el fin”. -Mateo 24-6-
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El miedo puede ser bueno o malo. Él puede motivarnos a tomar la decisión correcta, o nos puede paralizar e inducirnos a transigir, y con ello tomar una decisión fatal para nosotros. Jesús habló de ambas clases de miedo, cuando dijo:
“El discípulo no es superior a su maestro, ni el esclavo superior a su señor. Le basta al discípulo llegar a ser como su maestro, y al esclavo como su señor. Si al amo de casa le han llamado Belcebú, ¿cuánto más [llamarán] eso a los de su casa? Por lo tanto, no los teman; porque nada hay encubierto que no haya de llegar a descubrirse, ni secreto que no haya de llegar a saberse. Lo que les digo en la oscuridad, díganlo en la luz; y lo que oyen susurrado, predíquenlo desde las azoteas. Y no se hagan temerosos de los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma; sino, más bien, teman al que puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el Gehena. ¿No se venden dos gorriones por una moneda de poco valor? Sin embargo, ni uno de ellos cae a tierra sin [el conocimiento de] su Padre. Mas los mismísimos cabellos de la cabeza de ustedes están todos contados. Por lo tanto, no tengan temor: ustedes valen más que muchos gorriones”.
Jesús proveyó a sus discípulos el ejemplo perfecto de valor ante el peligro y la oposición. Él siempre se puso firmemente del lado de la verdad, aún cuando el comparecer ante el Sanedrín Judío significaba su muerte segura; por lo tanto, Él es el ejemplo perfecto a seguir. El temor que había en el corazón de Jesús por su Padre Celestial no daba cabida al temor a los hombres, y a pesar del hecho que Jesús fue ejecutado, IEVE lo recompensó con una resurrección casi instantánea; por lo tanto, aquellos que ejecutaron a Jesús no pudieron alterar el destino eterno de Nuestro Señor. En esa ocasión IEVE demostró que Él estaba al tanto de hasta el último cabello de Jesús, lo cual significa que IEVE sabía por lo que Jesús estaba pasando, y Él estuvo dispuesto a restaurarlo a la vida después que Jesús fue ejecutado.
Al decir a sus discípulos que hasta el último de sus cabellos estaba contado Jesús no estaba prometiendo a sus discípulos que ellos no morirían; tal y como muchos suponen. Al usar esas palabras Jesús les dijo otra cosa. Al hacerles saber que IEVE estaba al tanto de la muerte de hasta un simple gorrión, Jesús les dijo que IEVE está consciente de la muerte que algún Cristiano pudiera sufrir como consecuencia de seguir a su Hijo. Sí, IEVE sabe que en el mundo existen hombres dispuestos a seguir a su Hijo aún hasta la mismísima tumba.
Algunos cristianos deberían tener más aprecio y entendimiento respecto al porqué IEVE Dios permite que algunos de sus amados hijos, “Quienes valen más que muchos gorriones” ante los ojos de su Amoroso Padre, sean muertos por su enemigo. Dios no es indiferente ante tales sufrimientos y sacrificios. Él permite este tipo de cosas para proveer respuestas a preguntas que Satanás hizo surgir; primeramente en el Edén y después con su siervo Job; a quien Satanás acusó de ser como cualquier otro hombre, y de servir a Dios única y exclusivamente por egoísmo y beneficio personal. Él aseguró que los hijos de Dios no están dispuestos a sufrir por causa de su Padre. Satanás usa nuestro temor inherente a la muerte para acobardarnos y hacer que dejemos de servir a Dios, probando de esa manera que él tiene la razón.
Las palabras de aliento del Señor Jesús respecto a no tener miedo son de especial significado para aquellos Cristianos a quienes les tocó vivir en los últimos días; días de angustia, sufrimiento e incertidumbre. Esto se debe a que el fin del sistema de cosas actual conlleva obviamente terror y sufrimiento.
El Señor Jesús de manera específica exhortó a sus seguidores a no sucumbir ante el terror y el miedo durante el periodo inmediato que precedería el fin de este inicuo mundo, al decir: “Ustedes van a oír de guerras e informes de guerras; vean que no se aterroricen. Porque estas cosas tienen que suceder, más todavía no es el fin.
Porque se levantará nación contra nación y reino contra reino, y habrá escaseces de alimento y terremotos en un lugar tras otro. Todas estas cosas son principio de dolores de angustia”. Podemos inferir que el aterrador “Inicio de dolores de parto” no comenzó con el inicio de la Primera Guerra Mundial.
Esto se hace evidente si tomamos en cuenta el hecho que la profecía acerca de la conclusión de este sistema de cosas nos habla de un terror único y sin precedentes que envolverá a toda la humanidad; de hecho, el pánico del que nos habla la profecía es tan aterrador que “Habrá señales en el sol y en la luna y en las estrellas, y sobre la tierra angustia de naciones, por no conocer la salida a causa del bramido del mar y [de su] agitación, mientras que los hombres desmayan por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada; porque los poderes de los cielos serán sacudidos. Y entonces verán al Hijo del hombre viniendo en una nube con poder y gran gloria. Pero al comenzar a suceder estas cosas, levántense erguidos y alcen la cabeza, porque su liberación se acerca”.
Independientemente de nuestro temor, la civilización humana ha llegado al Siglo XXI sin destruirse a sí misma, y parece ser que en lugar de que los hombres “Desmayen de temor” como lo anuncia la profecía, ellos parecen haber sido infectados por el espíritu de indiferencia que prevalece en la actualidad; al menos en las naciones de Occidente, en las cuales priva un clima de indiferencia y apatía total hacia el futuro; clima que está en total contradicción con las palabras de la profecía. En los últimos años.
Pero, ¿Qué fue lo que Jesús quiso decir cuando dijo que “Los poderes de los cielos serían sacudidos”? No obstante, es bueno reflexionar en el hecho que Jesús NO dijo que los cielos serían sacudidos, ni que el cielo literal sería sacudido; no, Él no dijo eso. Lo que Él profetizó fue que los poderes de los cielos serían sacudidos. Pero, ¿Qué son los poderes de los cielos?
En otro lugar de las Escrituras el apóstol Pablo identificó a los poderes celestiales, y nos dice que ellos son los principados que residen en las regiones espirituales, y se refirió a ellos como a las autoridades y gobiernos invisibles que dominan al mundo.
Cuando Jesús vivió en la tierra estas mismas autoridades celestiales hablaron por medio de agentes humanos, y expresaron su pavor a ser encarcelados prematuramente en el precipicio que anuncia la profecía. No hay duda que ese temor evidente que ellos sienten ante la presencia del Señor se transformará en pánico demencial cuando ellos y su líder; Satanás el Diablo, sean arrojados violentamente desde los más altos cielos hasta el ámbito terrenal, como preludio a su milenaria encarcelación. Es entonces cuando los poderes celestiales en verdad serán sacudidos. Los mismísimos demonios serán presas del terror ante la presencia de IEVE; presencia que se hará evidente por medio de la autoridad de su Hijo, el Señor Jesucristo. Por eso, si los mismísimos “dioses” de las regiones celestiales serán presas del pánico, no es de sorprendernos que la humanidad también sucumba al pavor que resultará de la expulsión de esos entes de las esferas celestiales; expulsión que resultará en la venida del señor Jesucristo con toda su furia para el juicio en contra de este inicuo mundo.
El capítulo 24 del libro de Isaías también nos habla del juicio en contra de los poderes celestiales: “Y en aquel día tiene que suceder que IEVE dirigirá su atención al ejército de la altura en la altura, y a los reyes del suelo sobre el suelo. Y ciertamente serán reunidos como con la acción de reunir a prisioneros en el hoyo, y serán encerrados en el calabozo; y después de una abundancia de días se les dará atención”.
El juicio en contra del “Ejército de la altura en la altura” sucede en un marco de circunstancias cuando; debido a la presencia de Jesús, los hermanos del Señor son traicionados y la nación de IEVE es saqueada y hecha añicos durante la conclusión de este sistema de cosas. Es entonces cuando suceden las traiciones de la que nos habló Jesús, y los hijos de Dios son entregados a sus enemigos para ser ejecutados. Esto nos da una idea del porqué Jesús dio tanto énfasis a no sucumbir ante el pánico que privará por toda la tierra cuando estas cosas sucedan.
¿Qué fue lo que Jesús quiso decir cuando dijo que habría angustia debido a la agitación del mar? Según algunos cristianos, Jesús hablaba de los océanos literales que cubren nuestro planeta, bajo los cuales docenas de submarinos nucleares armados con misiles pueden hacer que el océano “Brame” en cualquier momento, y como consecuencia de ello, ciudades enteras puedan ser pulverizadas y borradas del mapa en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, en varios lugares de las Escrituras el mar turbulento es usado como un símbolo para representar la angustia y el tumulto de las naciones de la tierra.
Por ejemplo, Isaías 17:12-14 nos dice lo siguiente: “¡Un ¡ah!, para la conmoción de muchos pueblos, que están bulliciosos como con el bullicio de los mares! ¡Y para el ruido de grupos nacionales, que hacen un estruendo justamente como el ruido de poderosas aguas! Los grupos nacionales mismos harán un estruendo justamente como el ruido de muchas aguas. Y Él ciertamente lo reprenderá, y este tendrá que huir lejos y ser perseguido como el tamo de las montañas delante de un viento y como un remolino de cardos delante de un viento de tempestad. Al tiempo del atardecer, pues, ¡miren!, hay terror repentino. Antes de la mañana... ya no es. Esta es la parte que corresponde a los que nos despojan, y la suerte que pertenece a los que nos saquean”.
La profecía de Isaías que pronostica la gran conmoción que invadirá a todos los grupos nacionales; conmoción que puede ser comparada al temor provocado por las olas de un mar embravecido, es una réplica del Salmo número dos; Salmo que nos habla de la venida de Jesús y el tumulto que ésta crea. La “Conmoción de mucha gente” es otra manera de describir a las naciones en tumulto. Por lo tanto, es razonable pensar que “La angustia de naciones” debido a “La agitación en el mar” sea una referencia al ruido de los grupos nacionales mencionados en el libro de Isaías.
El tumulto que anuncia la profecía es consecuencia directa de la toma del poder por parte del Señor Jesucristo, es obvio pensar que tal tumulto aún está en el futuro; y sin duda alguna, tal tumulto estará relacionado con la próxima guerra; una guerra sin precedentes en la historia de la humanidad, en la cual existe la posibilidad del uso de armas nucleares y de destrucción masiva en una escala sin precedentes.
El ejemplo de Jesús puede ser increíblemente reconfortante. El reflexionar que Jesús venció al mundo debido a su fe puede ayudarnos a sacar fuerza de nuestra flaqueza durante los tiempos de prueba extrema que nos aguardan en el futuro; además, el hecho que IEVE mismo ha predicho estas cosas puede ayudarnos a mitigar el temor, pues la profecía nos ayuda a prepararnos de antemano para lo que nos sucederá. Es consolador pensar que independientemente del tumulto de las naciones y del bramido del mar; nuestro Dios; IEVE:
Nos bendecirá;
Hará brillar su rostro sobre nosotros
Para que su camino sea conocido en la tierra,
Su salvación aun entre todas las naciones.
Elógiente los pueblos, oh Dios;
elógiente los pueblos, todos ellos.
Regocíjense los grupos nacionales y clamen gozosamente,
porque juzgarás a los pueblos con rectitud;
y en cuanto a los grupos nacionales, en la tierra los guiarás.
Elógiente los pueblos, oh Dios;
elógiente los pueblos, todos ellos.
La tierra misma ciertamente dará su producto;
Dios, nuestro Dios, nos bendecirá.
-Salmo 65-