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jueves, 11 de noviembre de 2010

El Rey de Babilonia y el Nuevo Orden Mundial.





 



El Rey de Babilonia y el Nuevo Orden Mundial

Una aterradora tormenta se está formando es este momento; una tormenta sin precedentes. Sí, esta es una tempestad como ninguna otra que haya azotado previamente a la humanidad. Esta tempestad de la que nos hablan las Escrituras no es un fenómeno meteorológico como aquellos a los que estamos acostumbrados, tal y como lo es un tornado, o algún huracán causado por el sobre calentamiento global. Tampoco se trata de un acto sobre natural proveniente de Dios, tal y como lo fueron las diez plagas con las que Jehová Dios castigó a Egipto.

La tormenta de Jehová sucederá debido a la codicia, la perversidad y la increíble estupidez humana. Sí, esta tempestad será inspirada por fuerzas demenciales demoníacas fuera de control, la cual se expresará por medio de guerras internacionales; el colapso económico del sistema de cosas en que vivimos; hambrunas, y mortíferas plagas y pestes.

Como resultado de dicha tempestad, los sistemas sociales, democráticos, y económicos que hemos conocido llegarán a su fin, y eso dará lugar al nacimiento de un totalitario y opresivo Nuevo Orden Mundial. Jehová Dios, siendo Todopoderoso y Omnisapiente, supo con certeza desde un principio el triste y trágico final de la auto gobernación humana.

Este principio lo podemos encontrar en el libro de Oseas, quien escribió:

“Porque es viento lo que siguen sembrando, y un viento de tempestad es lo que segarán”. -Oseas 8:7-

El capítulo 30 del libro de Jeremías también menciona esta tormenta, y nos dice lo siguiente:

¡Miren! Una tempestad de viento de Jehová, furia misma, ha salido, una tormenta barredera en su avance. Sobre la cabeza de los inicuos remolineará. La ardiente cólera de Jehová no se volverá atrás hasta que él haya ejecutado y hasta que haya realizado las ideas de su corazón. En la parte final de los días ustedes darán su consideración a ello”.

El trágico y aterrador periodo de tiempo que nos espera es conocido en la Biblia de diferentes formas. A este tiempo se le llama “El tiempo del fin”, “La conclusión de este sistema de cosas”, y “La parte final de los días”. No hay duda que la furia y la cólera de Jehová que ha sido suprimida por tanto tiempo se hará evidente en ese entonces, lo cual resultará en un breve periodo de tiempo que sin duda alguna será la época más angustiosa, espantosa y trágica que ha vivido la humanidad hasta ahora o que volverá a vivir. A ese periodo de tiempo la Biblia lo llama la Gran Tribulación. Sí, este cataclismo socio-económico-político hará cimbrar los mismísimos cimientos de la civilización que hemos conocido hasta ahora, y pondrá en duda hasta la mismísima supervivencia del género humano sobre el planeta tierra; tal y como nos advirtió Jesús cuando dijo: “ A menos que se acortasen esos días, ninguna carne se salvaría”.

En los tiempos bíblicos en ocasiones Dios logró sus propósitos por medio de agencias o vehículos humanos que Él usó para juzgar y castigar a su pueblo. De acuerdo a los libros proféticos, el juicio en contra del Israel y de la Judá de la antigüedad - así como en contra de los vecinos de ellos- se hizo evidente por medio de las acciones de los Babilonios y del imperio Asirio. Sí, en el pasado Jehová Dios utilizó a esos imperios para efectuar juicios en contra de aquellos que Él consideraba como su pueblo. Por ejemplo, la tormenta original de Jehová, la cual es descrita por el profeta Jeremías, se hizo evidente por medio de la destrucción de Judá a manos de los babilonios. Posteriormente, para demostrar que los babilonios no eran más que un simple instrumento usado por Dios, Jehová terminó destruyendo a la misma nación que Él usó para castigar a su pueblo.

Por lo tanto, aunque el rey de Babilonia actuó como el ejecutor de los juicos de Dios el día que él destruyó Jerusalén, al final Jehová también puso al rey de Babilonia en la balanza de la justicia y lo halló deficiente, y esa es la razón por la cual Babilonia fue juzgada y subyugada por el rey Medo-Persa.

Para demostrar la veracidad y la autenticidad de la profecía bíblica, la caída súbita e inesperada de Babilonia fue pronosticada con 200 años de antelación por el profeta Isaías; aún antes que Babilonia se convirtiera en la tercera potencia en la historia del mundo.

En los capítulos 44 y 45 del libro de Isaías Jehová nos dice con lujo de detalles la forma como se secarían las aguas del imponente río Éufrates, y también nos dice que las puertas de la majestuosa ciudad serían abiertas ante la llegada de un gran rey llamado Ciro. La profecía que anunció la caída de Babilonia en la cúspide de su poder como la potencia político- militar ese tiempo fue muy significativa, pues en ese entonces la ciudad se consideraba como una muralla impregnable; era imposible que simples ejércitos armados con arcos y flechas la invadieran o conquistaran. Sin embargo, en la noche del 2 de Octubre del año 539 AC, los ejércitos de Ciro el Persa desviaron el cauce del río Éufrates y de esa manera lograron invadir a la ciudad, y debido a que en esa fecha Babilonia se encontraba de fiesta celebrando y haciendo honores a su dios Marduk, su supuesto protector, las puertas que protegían a la ciudad quedaron abiertas y sin protección. De esa manera la ciudad de Babilonia cayó en las manos de Ciro el Persa en una sola noche; tal y como Jehová había pronosticado por medio del profeta Isaías.

Para probar una vez más que la caída de Babilonia era debido a la fuerza de Jehová, Jehová hizo que la figura de algo que parecía ser una mano humano apareciera frente a la pared escribiendo las palabras, MENÉ, MENÉ, TEQUEL y PARSÍN, las cuales, como todos sabemos, significan “Dios ha numerado [los días de] tu reino y lo ha terminado. Has sido pesado en la balanza y has sido hallado deficiente, y tu reino ha sido dividido y dado a los medos y los persas”.

El cumplimiento de la caída anunciada de Babilonia no solo establece la autenticidad y la confiabilidad de la Palabra de Jehová, sino que de manera más importante y significativa establece un patrón de cosas por venir. Es muy interesante el hecho que Ciro; el conquistador de Babilonia, es llamado “Mi ungido”, o “Mi mesías”, en idioma Hebreo. Como tal, Ciro es una prefiguración de Cristo Jesús en su papel de rey conquistador y triunfador, y como salvador y liberador del oprimido pueblo de Dios.

En ese sentido Babilonia es un simbolismo o una prefiguración del último rey de la profecía bíblica; el octavo rey que encontramos en el libro de Revelación, el cual es presentado como una bestia salvaje de color escarlata, la cual es montada por una ramera que se encuentra borracha con la sangre de los testigos de Jesús. El reino de la bestia salvaje está destinado a regir sobre la humanidad por una simbólica “Hora”, o tres años y medio; tiempo en el cual el octavo rey conquistará, derrotará y asesinará a los elegidos de Dios, solo para ser aniquilado por el rey aprobado por Jehová; Cristo Jesús, durante la guerra de Armagedón. En otra parte de las Escrituras, especialmente en Habacuc, Jeremías, Isaías, y Ezequiel, al rey de Babilonia se le describe como el despojador y el castigador de las naciones; se le describe como un rey asesino y genocida, y como el último rey en una sucesión de reyes, el cual termina siendo destruido por el Reino de Dios. La profecía de Habacuc, la cual es una visión para eltiempo señalado, nos muestra al octavo rey en una campaña genocida en contra del mundo, atrapando como un pescador a la humanidad indefensa en una red, y destruyendo a la mismísima ciudad de Dios. Al final, el rey Caldeo es destruido; no con lanzas y espadas, sino por las fuerzas ejecutoras celestiales, lo cual es descrito en el libro de Revelación como la guerra de Armagedón.

Es interesante y muy importante recordar que Isaías 14: 12-20 nos dice lo siguiente acerca del octavo rey de la profecía bíblica:

“¡Oh, cómo has caído del cielo, tú, el resplandeciente, hijo del alba! ¡Cómo has sido cortado a tierra, tú que estabas incapacitando a las naciones! En cuanto a ti, has dicho en tu corazón: ‘A los cielos subiré. Por encima de las estrellas de Dios alzaré mi trono, y me sentaré sobre la montaña de reunión, en las partes más remotas del norte. Subiré por encima de los lugares altos de las nubes; me haré parecer al Altísimo’. Sin embargo, al Seol se te hará bajar, a las partes más remotas del hoyo. Los que te ven fijarán su mirada aun en ti; harán un examen minucioso hasta de ti, [y dirán:] ‘¿Es este el hombre que estuvo agitando la tierra, que estuvo haciendo mecerse los reinos, que hizo que la tierra productiva fuera como el desierto y que derribó sus mismísimas ciudades, que no abrió el camino hacia casa siquiera a sus prisioneros?’. Todos los otros reyes de las naciones, sí, todos ellos, han yacido en gloria, cada uno en su propia casa. Pero en cuanto a ti, tú has sido arrojado sin sepultura para ti, como un brote detestado, vestido de muertos atravesados por la espada que bajan a las piedras de un hoyo, como un cadáver pisoteado. No llegarás a unirte con ellos en un sepulcro, porque arruinaste tu propia tierra, mataste a tu propio pueblo. Hasta tiempo indefinido la prole de los malhechores no será nombrada”.

Lo significativo de este aspecto de la profecía es que dice que todos los reyes anteriores al octavo rey han yacido en gloria en su propia casa; todos excepto el rey de Babilonia. ¿Cómo debemos entender esto? ¿Es qué acaso no es verdad que la antigua Babilonia ocupa un lugar muy importante en la historia del mundo, junto a los demás reinos que han gobernado y desaparecido? Una visita al Museo de Londres puede verificar que eso es así.

Como heredera de las tradiciones imperialistas de antaño, la ciudad de Londres puede considerarse como el “Guardián” de los restos y de las cosas que tienen que ver con los imperios del pasado,. Entre las cosas que encontramos en el museo podemos ver artefactos, tablillas, y cuadros que conmemoran las hazañas de los seis anteriores reinos, - Egipto; Asiria; Babilonia; Persia; Grecia, y Roma-.

Debido a ello surge la pregunta, ¿Cómo es que el cadáver del rey de Babilonia ha sido abandonado en el suelo, sin una tumba digna, en el panteón de los reyes que han gobernado a la humanidad?

Lo repetimos nuevamente, el cumplimiento mayor y final de esta profecía tiene que ver con la aparición del octavo rey. Él no será sucedido ni reemplazado por ningún otro rey humano; tal y como lo fue la Babilonia de la antigüedad. A diferencia de la Babilonia de la antigüedad, el octavo rey tendrá un fin catastrófico e ignominioso en la guerra de Armagedón, y tal y como lo señala el libro de Revelación, los cadáveres de los ejércitos opositores a Jesús quedarán tendidos en el suelo sin sepultura alguna; tal y como si fueran basura y estiércol. Su desastroso e ignominioso fin se hará evidente, y será recordado por siempre y para siempre. En ese aspecto el moderno rey de Babilonia no recibirá una sepultura digna; tal y como sucedió con los imperios que le antecedieron, incluyendo la típica Babilonia de la antigüedad.

Cuando el profeta Daniel se encontraba en Babilonia, él fue comisionado para interpretar el extraño sueño del rey Nabucodonosor. Este sueño fue una revelación de la sucesión de las potencias mundiales que dominarían al mundo desde el tiempo del rey de Babilonia hasta el advenimiento del reino de Dios.

En el segundo capítulo del libro de Daniel, el rey de Babilonia recibe un sueño proveniente de Dios, y este sueño consiste de una enorme imagen metálica. De acuerdo a la interpretación de Daniel, la cabeza de oro representaba al rey Nabucodonosor de Babilonia. El pecho de plata, los brazos de cobre, los muslos de hierro, y los pies de hierro y barro representan a los diferentes imperios que han dominado al mundo a través de la historia. Con el tiempo esta imagen es destruida, y los pies de barro y hierro son quebrados y hechos polvo por una enorme roca que es cortada de una montaña, la cual Daniel dice que significa el reino de Dios.

Lógicamente, el pecho de plata representa al imperio Medo-Persa. El vientre de cobre representa al imperio Griego, y las piernas de acero representan a Roma. Pero, ¿Qué hay de los pies que están hechos de hierro y barro? ¿Qué representan.  La realidad nos muestra que el mundo se encuentra dividido entre dos sistemas políticos completamente antagónicos, los cuales se hacen evidentes en la alianza Anglo-Americana de nuestros días. La aleación de hierro y barro simbolizan a la perfección esa diferencia. El hierro simboliza al férreo imperialismo heredado de Roma y practicado hasta la Edad Media por medio del sistema feudal. Después, el imperialismo representado por el hierro se extendió por toda la tierra por medio del colonialismo Europeo, y finalmente; de todas las colonias imperialistas, el imperio Británico con sede en Londres emergió a finales del Siglo XVII como la más poderosa y dominante.

Por otra parte, el barro representa la forma de gobierno demócrata y republicana; es decir, un gobierno de tipo popular que fue iniciado por los Estados Unidos de América. Tal y como lo dice la profecía, este imperio sería una mezcla de hierro y barro. El barro representa a la perfección al hombre común; pues tal y como lo dicen las Escrituras, el hombre fue formado del polvo de la tierra. Sí, por primera vez en la historia de la humanidad, y por medio de los Estados Unidos, llegó a existir un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Por lo tanto, el poder ostentado por la élite mundial llegó a estar mezclado con el hombre común. No obstante, esta aleación tan anti natural de hierro y barro no puede mantenerse pegada ni junta, y eso puede evidenciarse en la alianza Anglo-Americana, la cual es una fusión de dos sistemas completamente antagónicos y excluyentes. Pero, ¿Qué significa la imagen metálica en su totalidad? Parece ser que la imagen en sí, y en su totalidad, es una representación del octavo rey de la profecía bíblica; el cual está destinado a tomar las riendas del mundo después del catastrófico colapso del dúo Anglo-Americano, simbolizado por los pies de la imagen, los cuales son una aleación de hierro y barro que sirven como su pedestal.

La imagen en su totalidad parece representar lo que bien podría llamarse el imperio Neo Babilonio de dominación mundial de nuestros días. El capitulo trece del libro de Revelación usa los mismos simbolismos utilizados por Daniel, y nos muestra a una bestia con siete cabezas y diez cuernos; la cual tiene el cuerpo de un leopardo; las garras de un oso, y el hocico de un león. Las siete cabezas de la bestia representan los siete reyes o imperios que han existido a lo largo de la historia, y se nos dice que Satanás el Diablo otorga su poder y autoridad a dicha bestia. En el capítulo 17 del libro de Revelación se nos dice que la misma bestia representa al último rey; un octavo rey que sale o procede de los siete reyes anteriores. Después un ángel explica un misterio a Juan, y le dice que cinco reyes ya han caído; uno “Es”, y otro aún está por llegar. El rey que “Es” es una referencia al imperio Romano, mientras que el rey que aún no existía y que estaba por llegar representa lo que comúnmente llamamos la alianza Anglo-Americana. El capítulo trece del libro de Revelación nos dice que una de las cabezas de la bestia sufre un golpe de muerte, pero después se recupera milagrosamente. Después de ser rescatada y resucitada por la ramera, se nos dice que la bestia salvaje forza a los habitantes de la tierra a hacer una imagen y a adorarla so pena de muerte, - una imagen de ella misma obviamente- y a ser marcados con el infame número del 666; el cual, como todos sabemos, es una marca indeleble e irrevocable que significa muerte y destrucción.

Pero, ¿Qué significan todas estas cosas para el futuro?
Es muy significativo saber que el libro de Revelación menciona que la muerte y resurrección de la bestia salvaje da inicio al juicio de Dios, y también nos dice que cualquier persona, independientemente de quién sea pero que tenga la marca de la bestia salvaje será condenado por Dios a una muerte eterna. El número 666 representa el juicio final e irreversible de Dios en contra de la persona.  La verdad de las cosas es que el golpe de muerte que recibe la bestia de la profecía bíblica aún no ha acontecido, lo cual significa que las naciones líderes de este mundo están por experimentar una calamidad y una extinción no anticipada. Estamos a punto de ser testigos del repentino colapso de las naciones líderes de este mundo, las cuales están representadas por la alianza existente en el dúo Anglo-Americano. Sin embargo, de las cenizas de esas dos naciones, y como el Ave Fénix que resucita, se levantará de lo que fue de ellas el diabólico Nuevo Orden Mundial de Satanás; el cual será encarnado en la institución política conocida como la Organización de las Naciones Unidas. Cuando esto suceda llegarán a su fin todos los sistemas democráticos que hemos conocido hasta ahora; la libertad de culto, de prensa, y de expresión serán cosa del pasado. Los derechos humanos y nuestras garantías individuales habrán llegado a su fin. El octavo rey controlará todo, incluyendo los arsenales nucleares, así como el sistema financiero que será establecido después del colapso del dólar Norteamericano, de tal forma que nadie que no tenga la marca del fatídico número 666, o que se niegue a hincarse y rendirle honor y pleitesía a la bestia salvaje podrá comprar, vender, o conseguir las provisiones necesarias para continuar con vida. Cualquier nación o individuo que se niegue a acatar las decisiones de la bestia será ejecutado sin misericordia.

Hay muchas razones para sospechar que la última hora del octavo rey se ha acercado, y que el Nuevo Orden Mundial está a punto de convertirse en una realidad.

Sí, la tormenta de Jehová en contra de la humanidad está a punto de comenzar.

FIN