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viernes, 22 de agosto de 2014

LA GRAN TRIBULACIÓN (PARTE 1ª)





La secuencia de los sucesos
  ¿Qué orden seguirán los sucesos cuando azote la gran tribulación? Examinemos el capítulo 16 de Revelación. Fíjese que los versículos 13 a 16 inclusive dicen que espíritus inmundos, demoníacos, reúnen a las naciones de toda la Tierra para la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso en Har–Magedón. De nuevo se recalca que el día de rendir cuentas se acerca como ladrón, y se nos advierte que nos mantengamos despiertos, es decir, que sigamos llevando la prenda de vestir espiritual que nos señala para obtener la salvación. Ha llegado el tiempo para juzgar a los pueblos de la Tierra, las naciones, y a alguien más. ¿Quién es?
   Es una mujer figurativa que realmente ha tratado de hacerse “importante”. Revelación 17:5 dice que es “un misterio: ‘Babilonia la Grande, la madre de las rameras y de las cosas repugnantes de la tierra’”. Pero esta mujer ya no es un misterio. Se la ha identificado claramente como el imperio mundial de la religión, cuya parte más influyente son las sectas de la cristiandad. A los ojos de IEVE es repugnante el que se meta en asuntos políticos, que esté “borracha con la sangre de los santos” por perseguir a todas aquellas personas que han sido neutrales de este mundo corrupto y que sea responsable de la sangre “de todos los que han sido degollados en la tierra”, entre los cuales se incluye a más de cien millones de personas que han muerto  tan solo en las guerras del siglo XX. (Revelación 17:2, 6; 18:24.)
  Lo peor de todo es que las sectas de la cristiandad han causado oprobio al nombre del Dios a quien hipócritamente afirman representar. Han enseñado filosofías babilónicas y griegas en vez de la pura Palabra de Dios, y han contribuido a la delincuencia moral de naciones enteras aprobando estilos de vida permisivos que se burlan de los principios bíblicos. Las palabras de Santiago 5:1, 5 condenan a los codiciosos comerciantes que hay entre ellas: “Vamos, ahora, ricos, lloren, aullando por las desdichas que les sobrevienen. Ustedes han vivido en lujo sobre la tierra y se han dado al placer sensual. Han engordado sus corazones en el día del degüello”.
¡Abajo con Babilonia la Grande!
La gran tribulación empezará cuando IEVE ejecute su sentencia sobre Babilonia la Grande. Revelación 17:15-18 describe gráficamente el “pensamiento” de Dios de hacer que “diez cuernos” —fuerzas poderosas que proceden de la “bestia salvaje” multinacional de la ONU— destruyan a Babilonia la Grande. “Y los diez cuernos que viste, y la bestia salvaje, estos odiarán a la ramera y harán que quede devastada y desnuda, y se comerán sus carnes y la quemarán por completo con fuego. Porque Dios puso en sus corazones llevar a cabo Su pensamiento.” Con razón una voz celestial da la siguiente advertencia urgente en Revelación 18:4, 5: “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas. Porque sus pecados se han amontonado hasta llegar al cielo, y Dios ha recordado sus actos de injusticia”. Continúa dándose la llamada: ¡Corten toda relación con la religión antes de que sea demasiado tarde!
  CUANDO Dios ejecute su sentencia contra este sistema dominado por Satanás, lo hará de forma totalmente repentina (1 Tes. 5:2, 3). Durante “el gran día de IEVE”, este mundo se hundirá en el caos (Sof. 1:14-17). Las dificultades y privaciones estarán a la orden del día. De hecho, existirá una angustia “como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora” (léase Mateo 24:21, 22).
 Al ir acercándose la “gran tribulación” a su punto culminante, “Gog de la tierra de Magog” atacará al futuro pueblo de Dios con todos los medios a su alcance. En efecto, se valdrá de “una numerosa fuerza militar [...] como nubes para cubrir el país” (Eze. 38:2, 14-16). En ese momento no saldrá a socorrernos ninguna de las instituciones de este mundo. Nuestra supervivencia dependerá exclusivamente de la intervención divina. ¿Cómo reaccionaremos al vernos cara a cara frente al exterminio?
Mientras que en el Diluvio se aniquiló a los malvados de una sola vez, en la futura destrucción se hará por etapas, durante el período conocido como “la gran tribulación” (Rev. 7:14). En la primera etapa, Dios impulsará a los políticos del mundo a eliminar a su odiada enemiga, “Babilonia la Grande”, es decir, todas las religiones que han cometido prostitución espiritual (Rev. 17:5, 16; 18:8). En la etapa final “la guerra de Armagedón”, IEVE mismo acabará con el resto del mundo de Satanás (Rev. 16:14, 16; 19:19-21).
 El sellado final de los ungidos, “los esclavos de nuestro Dios”, está a punto de completarse, de modo que los cuatro ángeles están listos para soltar esos vientos destructivos. Cuando lo hagan, ¿qué ocurrirá primero? Un ángel responde: “Con lanzamiento veloz será arrojada abajo Babilonia la gran ciudad, y nunca volverá a ser hallada” (Revelación 18:21). ¡Qué alegría habrá en los cielos cuando eso ocurra, cuando se destruya al imperio mundial de la religión! (Revelación 19:1, 2.)
 Todas las naciones de la Tierra se habrán aliado contra los siervos de IEVE. ¿Conseguirán acabar con estos fieles escogidos? Pudiera parecer que sí. Sin embargo, los ejércitos celestiales al mando de Cristo Jesús se encargarán de destruir a esos enemigos (Revelación 19:19-21). Y, por último, se arrojará al Diablo y sus ángeles a un abismo simbólico donde no harán más daño. Ya no podrán engañar a la humanidad, pues permanecerán atados por mil años. ¡Qué inmenso alivio significará eso para la gran muchedumbre de sobrevivientes! (Revelación 7:9, 10, 14; 20:1-3.)
En este tiempo dentro del horario de IEVE, cuando se ha terminado de sellar a los 144.000, los ángeles sueltan los cuatro vientos de la gran tribulación. (Revelación 7:1-3.) Primero se ejecuta juicio contra la ramera Babilonia la Grande. El Cristo victorioso entonces pasa prontamente a Armagedón para destruir al resto de la organización de Satanás en la Tierra
Al comienzo de la gran tribulación, los gobernantes se volverán contra Babilonia la Grande, el imperio mundial de la religión y la aniquilarán (Mateo 24:21; Revelación 17:15, 16). A continuación, las naciones atacarán a los que hayan apoyado la soberanía de IEVE, lo cual desatará la furia divina contra los gobiernos políticos y sus partidarios, y resultará en su destrucción total. Ese será el punto culminante de la gran tribulación, el Armagedón. Entonces se abismará a Satanás y sus demonios, de modo que ya no podrán ejercer su influencia sobre la humanidad. Así concluirá el día de IEVE, día en que se ensalzará su nombre (Ezequiel 38:18, 22, 23; Revelación 19:11–20:3).
 Será un paralelismo como el ataque de Galo del año 66 que dio comienzo a la tribulación de Jerusalén. Luego, tras un intervalo de tiempo no especificado, vendrá el fin: una destrucción a escala mundial, análoga a la del año 70.
  Jesús dijo con respecto a la venidera tribulación: “Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días [la destrucción de la religión] el sol será oscurecido, y la luna no dará su luz, y las estrellas caerán del cielo, y los poderes de los cielos serán sacudidos. Y entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre, y entonces todas las tribus de la tierra se golpearán en lamento, y verán al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria” (Mateo 24:29, 30).
  De modo que Jesús mismo dice que “después de la tribulación de aquellos días” ocurrirán ciertos fenómenos celestes (compárese con Joel 2:28-32; 3:15). Estos asustarán y conmocionarán tanto a los seres humanos en oposición a Él que se “golpearán en lamento”. Muchos “[desmayarán] por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada”. Pero no será así en el caso de los que sean escogidos. (Recuerde la parábola de las ovejas y las cabras) Estos ‘alzarán la cabeza, porque su liberación se acerca’ (Lucas 21:25, 26, 28).
 Este mundo entró en sus “últimos días” aproximadamente en los primeros años del siglo 20. (2 Timoteo 3:1-5, 13.) Ya han transcurrido ciento catorce años de ese período y nos acercamos a su fin, cuando, como predijo Jesús, ocurrirá lo siguiente: “Habrá gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder”. (Mateo 24:21.) Sí, será peor incluso que la II Guerra Mundial, en la que se perdieron unos cincuenta millones de vidas. Se acerca rápidamente un período que estremecerá al mundo.
 La “gran tribulación” se presentará de manera sorprendentemente súbita, “en una sola hora”. (Revelación 18:10.) Empezará cuando Dios ejecute su sentencia contra toda la religión, a la que la Palabra de Dios llama “Babilonia la Grande”. (Revelación 17:1-6, 15.) La principal característica de la antigua Babilonia fue la religión. La Babilonia moderna es como su homóloga de la antigüedad, y representa al imperio mundial de la religión. Ha actuado como una ramera al avenirse con los elementos políticos. Ha apoyado sus guerras y ha bendecido a los ejércitos contendientes, lo que ha resultado en que personas de la misma religión se hayan matado brutalmente unas a otras. (Mateo 26:51, 52; 1 Juan 4:20, 21.) Ha tolerado las prácticas corruptas de sus adeptos y ha perseguido a los cristianos verdaderos los cuales no han apostatado de las verdaderas palabras de su hijo. (Revelación 18:5, 24.) (VEASE EL TEMA “EL AYUDANTE”)
 La “gran tribulación” comenzará cuando los elementos políticos de repente se vuelvan contra “Babilonia la Grande”. Estos “odiarán a la ramera y harán que quede devastada y desnuda, y se comerán sus carnes y la quemarán por completo con fuego”. (Revelación 17:16.) Después, sus anteriores partidarios “llorarán y se golpearán en desconsuelo por ella”. (Revelación 18:9-19.) Pero los que conocen a IEVE, los cuales habrán esperado ese acontecimiento por mucho tiempo, exclamarán: “¡Alaben a IEVE! [...] Porque ha ejecutado juicio sobre la gran ramera que corrompió la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus esclavos de la mano de ella”. (Revelación 19:1, 2.)
Se ataca al futuro pueblo de Dios
 Una vez que hayan acabado con la religión, los elementos políticos arremeterán contra los escogidos los cuales abran sido separados de entre las cabras. Satanás, “Gog de la tierra de Magog” en la profecía, dice: “Vendré sobre los que están sin disturbio, que moran en seguridad”. Pensando que son una presa fácil, los atacará con “una numerosa fuerza militar [...], como nubes para cubrir el país”. (Ezequiel 38:2, 10-16.) Los que lleguen a componer ese pueblo escogido saben muy bien que este ataque fracasará, porque su confianza está en IEVE.
  Cuando Faraón y sus ejércitos pensaron que tenían atrapados a los siervos de Dios en el mar Rojo, IEVE liberó milagrosamente a su pueblo y aniquiló a los ejércitos egipcios. (Éxodo 14:26-28.) Durante la “gran tribulación”, cuando las naciones piensen que tienen atrapado al pueblo de IEVE, Él de nuevo acudirá al rescate milagrosamente: “En aquel día [...] mi furia subirá a mi nariz. Y en mi ardor, en el fuego de mi furor, tendré que hablar”. (Ezequiel 38:18, 19.) El clímax de la “gran tribulación” será entonces inminente.
  Algún momento después del comienzo de la “gran tribulación”, aunque antes de que IEVE ejecute su sentencia contra el resto de este mundo, habrá sucesos sobrenaturales. Observe el efecto que estos tendrán. “Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre [Cristo], y entonces todas las tribus de la tierra se golpearán en lamento, y verán al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria.” (Mateo 24:29, 30.) “Habrá señales en el sol y en la luna y en las estrellas, [...] mientras que los hombres desmayan por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada.” (Lucas 21:25, 26.)
“Su liberación se acerca”
 En ese momento en concreto será aplicable la profecía de Lucas 21:28. Jesús dijo: “Al comenzar a suceder estas cosas, levántense erguidos y alcen la cabeza, porque su liberación se acerca”. Los enemigos de Dios temblarán atemorizados porque sabrán que esos sucesos sobrenaturales proceden de IEVE. Pero sus siervos se alegrarán, pues sabrán que su liberación se acerca.
  IEVE entonces asesta el golpe de gracia al sistema de Satanás: “Ciertamente me pondré en juicio con [Gog], con peste y con sangre; y un aguacero inundante y piedras de granizo, fuego y azufre haré llover sobre él y sobre sus partidas [...]; y tendrán que saber que yo soy IEVE”. (Ezequiel 38:22, 23.) Se barre todo vestigio del sistema de Satanás. Se aniquila a la entera sociedad humana que pasa por alto a Dios. Este es el clímax de la “gran tribulación”, el Armagedón. (Jeremías 25:31-33; 2 Tesalonicenses 1:6-8; Revelación 16:14, 16; 19:11-21.)
 Millones de adoradores de IEVE los cuales han sido separados por toda la Tierra serán liberados de la “gran tribulación”. Estos componen la “gran muchedumbre” que procede “de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas”. ¿Por qué se les libera de esta manera tan impresionante? Porque rinden “servicio sagrado día y noche” a IEVE. De modo que sobreviven al fin del mundo y se les introduce en un nuevo mundo justo. (Revelación 7:9-15.) Así, presencian el cumplimiento de la promesa de IEVE: “Espera en IEVE y guarda su camino, y él te ensalzará para tomar posesión de la tierra. Cuando los inicuos sean cortados, tú lo verás”. (Salmo 37:34.)
  El Rey de la eternidad, IEVE, por intermedio de su Mariscal de Campo celestial, Jesucristo, desatará en breve la gran tribulación. Su sentencia se ejecutará primero sobre la cristiandad y todas las demás ramificaciones de Babilonia la Grande. (Revelación 17:16, 17.) Estas han demostrado que no merecen la salvación que IEVE proporciona mediante el sacrificio redentor de Jesús. Han despreciado el santo nombre de Dios IEVE. (Compárese con Ezequiel 39:7.) El canto litúrgico del “Aleluya” en sus opulentos edificios religiosos es una farsa. Al quitar el precioso nombre de IEVE de sus traducciones de la Biblia, parecen olvidar que “AleluIE” significa “Alaben a IEVE”, donde IE es la contracción del nombre “IEVE”. Apropiadamente, en Revelación 19:1-6 se recoge el canto falso de “Aleluya” pero pronto se restaurará y pronto se oirá la verdadera pronunciación del “AleluIE” para celebrar el castigo divino sobre Babilonia la Grande.
  A esto seguirá la ‘llegada’ de Jesús para dictar y ejecutar sentencia contra las naciones y los pueblos. Él mismo profetizó: “Cuando el Hijo del hombre [Cristo Jesús] llegue en su gloria, y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre su glorioso trono [de juicio]. Y todas las naciones [de la Tierra] serán reunidas delante de él, y separará a la gente unos de otros, así como el pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha, pero las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: ‘Vengan, ustedes que han sido bendecidos por mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo’”. (Mateo 25:31-34.) El versículo 46 pasa a decir que la clase de las cabras “partirán al cortamiento eterno, pero los justos a la vida eterna”.
  El libro bíblico de Revelación explica que el “Rey de reyes y Señor de señores”, nuestro Señor celestial, Jesucristo, cabalgará entonces hacia la guerra de Armagedón y destruirá a los elementos políticos y comerciales del sistema satánico. De este modo, Cristo habrá derramado “la cólera de la ira de Dios el Todopoderoso” sobre el entero dominio terrestre de Satanás. Mientras ‘estas cosas anteriores pasan’, las personas que teman a Dios serán introducidas en el glorioso nuevo mundo, donde él ‘limpiará toda lágrima de los ojos de ellos’. (Revelación 19:11-16; 21:3-5.)
La destrucción no la traerán las fuerzas romanas ni ningún otro instrumento humano. El libro de Revelación dice que las fuerzas ejecutoras procederán del cielo. Sí, esa parte final de la gran tribulación no la materializará ningún ejército humano, sino “La Palabra de Dios”, el Rey Jesucristo, ayudado por ‘los ejércitos de los cielos’, incluidos los escogidos resucitados para una mayor asignación en los cielos. El “Rey de reyes y Señor de señores” llevará a cabo una ejecución mucho más completa que la de los romanos en 70 E.C. Eliminará a todos los opositores humanos de Dios: reyes, comandantes militares, libres y esclavos, pequeños y grandes. Incluso llegarán a su fin las organizaciones humanas del mundo de Satanás. (Revelación 2:26, 27; 17:14; 19:11-21; 1 Juan 5:19.)
Esta segunda fase de la gran tribulación equivaldrá a lo que les sucedió a Jerusalén y a sus habitantes en el segundo ataque de los romanos, durante el año 70. Será una “gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder”. (Mateo 24:21.) Podemos estar seguros, sin embargo, de que los escogidos de Dios para una asignación terrenal no estarán en la zona de peligro, no correrán el riesgo de perecer. Tampoco habrán huido a ninguna ubicación geográfica. Los cristianos de Jerusalén del siglo primero podían huir, por ejemplo, a la región montañosa de Pela, que se hallaba al otro lado del Jordán. Pero en el futuro, los escogidos fieles de Dios estarán esparcidos por todo el mundo, de modo que la seguridad y la protección no dependerán de su ubicación geográfica.
  ¿Qué pensará el mundo de la devastación de Babilonia la Grande? De lejos, los políticos corruptos —“reyes de la tierra”— se lamentan por ella porque durante siglos hallaron placer en su fornicación espiritual. También lloran y se lamentan por ella hombres codiciosos del comercio, “comerciantes viajeros [...], que se enriquecieron de ella”. Estos comerciantes también se mantienen alejados de ella y dicen: “¡Qué lástima, qué lástima... la gran ciudad, vestida de lino fino y púrpura y escarlata, y adornada ricamente con ornamento de oro y piedra preciosa y perla, porque en una sola hora riquezas tan grandes han quedado devastadas!”. Todas las galas eclesiásticas y la magnificencia de las grandes catedrales del mundo desaparecerán para siempre. (Revelación 18:9-17.) Pero ¿estará de duelo toda persona debido a la destrucción de Babilonia la Grande?
  Revelación 18:20, 21 responde: “¡Alégrate sobre ella, oh cielo, y también ustedes los santos y los apóstoles y los profetas, porque, judicialmente, Dios le ha impuesto castigo a ella por ustedes!”. Como una gran piedra de molino arrojada al mar, “con lanzamiento veloz [habrá sido] arrojada abajo Babilonia la gran ciudad, y nunca volverá a ser hallada”.
   ¡Qué motivo de alegría!, como confirma Revelación 19:1-8. Cuatro veces suena desde el cielo la llamada: “¡Alaben a IEVE!”. Las primeras tres exclamaciones de AleluIE alaban a IEVE porque ha traído justo castigo sobre la infame ramera, Babilonia la Grande. ¡El imperio mundial de la religión ha dejado de existir! Del trono de Dios se oye una voz que dice: “Alaben a nuestro Dios, todos ustedes sus esclavos, que le temen, los pequeños y los grandes”. ¡Qué privilegio será cantar esa canción!
Las bodas del Cordero
   La cuarta exclamación de AleluIE introduce otro tema: “Alaben a IEVE”,, porque IEVE nuestro Dios, el Todopoderoso, ha empezado a reinar”. Pero ¿no se había usado un estribillo similar en Revelación 11:17, donde dice: “Te damos gracias, IEVE Dios, el Todopoderoso, [...] porque has tomado tu gran poder y has empezado a reinar”? Sí. No obstante, el contexto de Revelación 11:17 muestra que IEVE produce el Reino Mesiánico para “pastorear a todas las naciones con vara de hierro”. (Revelación 12:5.) Revelación 19:6 tiene como contexto la destrucción de Babilonia la Grande. Eliminada la religión que se comporta como ramera, la Divinidad de IEVE queda vindicada. Entonces será adorado como Soberano y Rey Supremo por toda la eternidad.
   Por lo tanto, se podrá hacer el gozoso anuncio: “Regocijémonos y llenémonos de gran gozo, y démosle la gloria [a IEVE], porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Sí, a ella se le ha concedido estar vestida de lino fino, brillante y limpio, porque el lino fino representa los actos justos de los santos”. (Revelación 19:7, 8.) No se dice cuándo exactamente recibirán su resurrección celestial los ungidos que todavía estén en la Tierra. Pero el contexto nos asegura que su participación en las bodas del Cordero, Cristo Jesús, será una ocasión alegre, y tanto más al haber sido testigos presenciales de la humillación de la infame ramera, Babilonia la Grande.
Se destruye el mundo de Satanás
  Aparece de nuevo el caballo blanco mencionado por primera vez en Revelación 6:2. Revelación 19:11 dice: “El que iba sentado sobre [el caballo blanco] se llama Fiel y Verdadero, y juzga y se ocupa en guerrear con justicia”. De esta manera, el “Rey de reyes y Señor de señores” sale a herir a las naciones y a pisar “el lagar de vino de la cólera de la ira de Dios el Todopoderoso”. ‘Los reyes de la tierra y sus ejércitos’ se reúnen en vano para la guerra de Har–Magedón. El Jinete del caballo blanco completa su victoria. No queda nada de la organización terrestre de Satanás. (Revelación 19:12-21.)
  Pero ¿qué le pasará al Diablo? En Revelación 20:1-6 se representa a Cristo Jesús como “un ángel que [desciende] del cielo con la llave del abismo y una gran cadena en la mano”. Se apodera del dragón, la Serpiente original, que es el Diablo y Satanás, lo ata, lo arroja al abismo y cierra y sella el abismo sobre él. Una vez abismado Satanás de modo que ya no pueda extraviar a las naciones, da comienzo el glorioso Reinado Milenario del Cordero y su novia. ¡Ya no hay lágrimas de tristeza! ¡No hay más muerte adánica! ¡No hay lamento, ni clamor, ni dolor! “Las cosas anteriores han pasado.” (Revelación 21:4.)