"10 Entonces pasó a decirles: “Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; 11 y habrá grandes terremotos, y en un lugar tras otro pestes y escaseces de alimento; y habrá escenas espantosas, y del cielo grandes señales.
12 ”Pero antes de todas estas cosas les echarán mano a ustedes y los perseguirán, entregándolos a las sinagogas y prisiones, y serán llevados ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre. 13 Resultará para ustedes en testimonio. 14 Por lo tanto, resuélvanlo en sus corazones que no ensayarán de antemano cómo hacer su defensa, 15 porque yo les daré boca y sabiduría, que todos sus opositores juntos no podrán resistir ni disputar. 16 Además, serán entregados hasta por padres y hermanos y parientes y amigos, y a algunos de ustedes los harán morir; 17 y serán objeto de odio de parte de toda la gente por causa de mi nombre. 18 Y, con todo, no perecerá ni un cabello de su cabeza. 19 Mediante el aguante de parte de ustedes adquirirán sus almas" - Lucas 21:10-19.
El capítulo 21 de Lucas ofrece una secuencia de sucesos muy clara con respecto a los sucesos por ocurrir. Una secuencia que resulta "incómoda" para algunos religiosos.
La profecia de las guerras, los terremotos, las pestes, hambrunas y escenas espantosas junto a las grandes señales aún no se han cumplido realmente. ¿Cómo? Quizás pregunte usted.
La razón es que los sucesos actuales como guerras, terremotos y pestes son simplemente una aceleración de acontecimientos que llevas muchas décadas produciéndose. Las guerras, terremotos y pestes simplemente han ocurrido durante toda la historia y se han incrementado en el siglo XX y durante la primera décadas del siglo XXI como si fueran contracciones de un parto que aceleran los sucesos. Sin embargo, aún así, los sucesos que ya hemos observado no representan el cumplimiento de la profecía de Jesús.
Una de las razones la notamos en que las escenas espantosas y las grandes señales en los cielos están ligadas a los terremotos, pestes, guerras y hambres. Aún no observamos los fenómenos celestes como un sello distintivo que nos anuncie la inminente Parausía. Sin duda el paquete viene completo y en la forma de acontecimientos globales simultáneos que ocurren en el mismo tiempo.
La otra razón importante se encuentra en el mismo relato de Jesús. ¿Notamos lo que él dice a continuación de la narración de las guerras, pestes, hambres, etc?
"10 Entonces pasó a decirles: “Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; 11 y habrá grandes terremotos, y en un lugar tras otro pestes y escaseces de alimento; y habrá escenas espantosas, y del cielo grandes señales.
12 ”Pero antes de todas estas cosas les echarán mano a ustedes y los perseguirán....
Jesús dice que ANTES de las guerras, pestes, hambrunas, terremotos y señales celestiales el pueblo de Dios es perseguido, y esto sirve para dar testimonio global a todas las naciones.
Esto cuadra totalmente con el hecho de que los 42 meses son el periodo de persecusión contra los cristianos. Y POSTERIORMENTE estalla la gran tribulación, la cual inicia con una última Guerra Mundial (tal como lo describe Daniel 11 y 12) y luego sobreviene el gran periodo de angustia. Es justamente en este periodo cuando la hambrunas, las pestes en un lugar tras otros y los terremotos simultáneos junto a los fenómenos celestes marcarán el tiempo que anuncia la inminente Parausía de Cristo.
Esto cuadra perfectamente con el cabalgar de los 4 jinetes del Apocalipsis y su mortifera carrera.
Así que realmente las guerras, hambres, pestes, terremotos y fenómenos celestes son posteriores a la persecusión cristiana global.
Si las guerras, hambres y pestes son sucesos que ocurren desde 1914, lo lógico sería que la persecusión hubiese acontecido antes de ese tiempo. Sin embargo, han existido persecusiones esporádicas con intervalos de paz durante muchas décadas y después incluso de las guerras mundiales.
Pero Cristo nos habla que ANTES de las guerras, pestes, terremotos, hambres y fenómenos celestes, la persecusión global cristiana será realizada como un sello único.
Esto nos lleva a la conclusión de que los terremotos, guerras, pestes, hambres y fenómenos celestes serán desatados realmente en la Gran Tribulación.