Hasta mientras se les huella, estos leales no cesan de dar testimonio en contra de este mundo inicuo y les advierten a sus líderes de la inminente ejecución de la sentencia de IEVE. Por eso, la profecía pasa a decir: “‘Y haré que mis dos testigos profeticen mil doscientos sesenta días vestidos de saco. Estos son simbolizados por los dos olivos y los dos candelabros, y están de pie delante del Señor de la tierra”. (Revelación 11:3, 4.)
Estos verdaderos cristianos fieles necesitaran la cualidad de aguante, porque tienen que profetizar “vestidos de saco”. ¿Qué significó esto? En los tiempos bíblicos el saco frecuentemente simbolizaba duelo. El llevarlo puesto indicaba que el usuario estaba abatido por el dolor o la angustia. (Génesis 37:34; Job 16:15, 16; Ezequiel 27:31.) El saco se asociaba con los mensajes dolorosos de condenación o aflicción que los profetas de Dios tenían que proclamar. (Isaías 3:8, 24-26; Jeremías 48:37; 49:3.) El vestirse de saco podía indicar humildad o arrepentimiento ante la advertencia divina. (Jonás 3:5.) El saco que llevaran los dos testigos parece indicar su aguante contra las adversidades con humildad mientras anuncien los juicios de IEVE. Serán testigos que proclamaran Su día de venganza que traerá duelo también a las naciones. (Deuteronomio 32:41-43.)
La clase Elías tiene que predicar este mensaje por un tiempo claramente indicado: 1.260 días, o 42 meses, el mismo período de tiempo durante el cual la santa ciudad será hollada. Parece que este espacio de tiempo es literal, puesto que se expresa de dos modos diferentes, primero en meses y después en días. Este evento ocurre precisamente en el día del Señor (Revelación 1:10.) Predicarán un mensaje que envuelve dolor, como “de saco”, sobre el hecho de que IEVE juzgara a TODAS las organizaciones religiosas, gobiernos políticos, al comercialismo opresivo y al mundo entero con la sentencia final.
El hecho de que fueran simbolizados por dos testigos nos confirma que su mensaje será exacto y bien fundado. (Compárese con Deuteronomio 17:6; Juan 8:17, 18.) Juan los llama “los dos olivos y los dos candelabros”, y dice que “están de pie delante del Señor de la tierra”. Esta es una referencia clara a la profecía de Zacarías, quien vio un candelabro de siete ramas y dos olivos. Se dijo que los olivos representaban a “los dos ungidos”, es decir, al gobernador Zorobabel y al sumo sacerdote Josué, ‘que estaban de pie al lado del Señor de toda la tierra’. (Zacarías 4:1-3, 14.)
Zacarías vivía en un tiempo de reedificación, y su visión de los dos olivos significaba que Zorobabel y Josué serían bendecidos con el espíritu de IEVE para fortalecer al pueblo para su obra. La visión del candelabro le recordó a Zacarías que no ‘despreciara el día de las cosas pequeñas’ porque los propósitos de IEVE se efectuarían... “‘no por una fuerza militar, ni por poder, sino por mi espíritu’, ha dicho IEVE de los ejércitos”. (Zacarías 4:6, 10; 8:9.) El grupo de cristianos que con persistencia llevará la luz de la verdad a la humanidad durante la Gran Tribulación Mundial será empleado, de dos modos, una como testigos en el caso de acusación en contra del mundo satánico y la segunda por el efecto de su testificar será semejante a una obra de reedificación, una preparación de otras personas para que sean o formen el nuevo fundamento de la nueva tierra (aquellas personas en su trayectoria aunque equivocada no aceptaran la marca de la bestia). Ellos también serán fuente de estímulo y, pocos como serán, aprenderán a confiar en la fortaleza de IEVE, a no despreciar el día de comienzos pequeños.
El que se diga que son dos testigos también nos recuerda la transfiguración. En aquella visión, tres apóstoles de Jesús lo vieron en la gloria del Reino, acompañado por Moisés y Elías. Esto representó que Jesús se sentara en su trono glorioso en ese tiempo para efectuar una obra prefigurada por aquellos dos profetas. (Mateo 17:1-3.) Apropiadamente, se ve ahora que los dos testigos ó los Elías, ejecutan señales que nos hacen recordar las de Moisés y Elías. Por ejemplo, Juan dice de ellos: “Y si alguien quiere hacerles daño, de la boca de ellos sale fuego y devora a sus enemigos; y si alguien quisiera hacerles daño, tiene que ser muerto de esta manera. Estos tienen la autoridad para cerrar el cielo de modo que no caiga lluvia durante los días de su profetizar”. (Revelación 11:5, 6a.)
Esto nos recuerda la ocasión en que algunos desafiaron la autoridad de Moisés en Israel. Aquel profeta profirió palabras candentes de juicio, y IEVE destruyó a los rebeldes, consumiendo a 250 de ellos por fuego literal que cayó del cielo. (Números 16:1-7, 28-35.) De manera similar, los líderes mundiales de la política, del imperio religioso y del comercialismo opresivo, lanzarán un desafío contra ellos diciendo que estos nunca se han graduado en universidades teológicas y por lo tanto no son merecedores de crédito. Pero los dos testigos de Dios tendrán credenciales superiores como ministros otorgadas por el Creador y dueño absoluto de todas sus cosas creadas.
Como prueba de ello veamos lo ocurrido en los días del profeta Elías.
En los días de los reyes de Israel, este profeta proclamó una sequía como expresión de que IEVE estaba indignado contra los israelitas que adoraban a Baal. La sequía duró tres años y medio. (Y Elías el tisbita, de los habitantes de Galaad, procedió a decir a Acab: “¡Tan ciertamente como que vive IEVE el Dios de Israel, delante de quien en efecto estoy de pie, no habrá durante estos años ni rocío ni lluvia, excepto por orden de mi palabra!”.1 Reyes 17:1; 18:41-45; Lucas 4:25; Santiago 5:17.) Después, cuando el infiel rey Ocozías envió soldados para obligar a Elías a entrar en su presencia real, el profeta pidió que bajara fuego del cielo y consumiera a los soldados. Solo cuando un comandante militar mostró el debido respeto a su puesto de profeta consintió Elías en ir con él a donde el rey. (2 Reyes 1:5-16.) De igual manera, el Elías futuro ungido llamará atención, denodadamente acerca del juicio ardiente que se ejecutará al tiempo de “la venida del día de IEVE, grande e inspirador de temor”. (“Porque, ¡miren!, viene el día que está ardiendo como el horno, y todos los presuntuosos y todos los que hacen iniquidad tienen que llegar a ser como rastrojo. Y el día que viene ciertamente los devorará —ha dicho IEVE de los ejércitos—, de modo que no les dejará raíz ni rama mayor. Malaquías 4:1, 5;
¡Mira! Vienen días —es la expresión del Señor Soberano IEVE—, y ciertamente enviaré un hambre al país, un hambre, no de pan, y una sed, no de agua, sino de oír las palabras de IEVE. Amós 8:11.)
Juan pasa a decir lo siguiente acerca de los dos testigos: “Y tienen autoridad sobre las aguas para tornarlas en sangre, y para herir la tierra con toda clase de plaga cuantas veces deseen.” (Revelación 11:6b.) Para persuadir a Faraón de que enviara en libertad a Israel, IEVE utilizó a Moisés para golpear con plagas —entre ellas el convertir el agua en sangre— al opresivo Egipto. Siglos después los filisteos, enemigos de Israel, recordaron bien los actos de IEVE contra Egipto, y clamaron: “¿Quién nos salvará de la mano de este majestuoso Dios? Este es el Dios que fue golpeador de Egipto con toda suerte de matanza [“toda suerte de plagas”, Nácar-Colunga; “toda plaga”, Reina-Valera Revisada] en el desierto”. (1 Samuel 4:8; Salmo 105:29.) Moisés representó a Jesús, quien tuvo autoridad para pronunciar los juicios de Dios sobre los líderes religiosos de su tiempo. (Mateo 23:13; 28:18; Hechos 3:22.) Y durante la Gran Tribulación Mundial que viene los Elías, los dos testigos, continuaran denunciando lo mortífero de “las aguas” que el sistema satánico sirve a sus rebaños.
Muerte de los dos testigos
Esta plaga sobre los Pilares del Sistema será tan severa que, después que los dos testigos hallan profetizado por 42 meses vestidos de saco, la clase poderosa (para identificarlos solicite la información a pié de página) del Sistema usará su influencia mundana para hacer que se les ‘de muerte’. Juan escribe: “Y cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia salvaje que asciende del abismo hará guerra contra ellos y los vencerá y los matará. Y sus cadáveres estarán en el camino ancho de la gran ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también el Señor de ellos fue fijado en el madero. Y los de los pueblos y tribus y lenguas y naciones mirarán sus cadáveres por tres días y medio, y no permiten que sus cadáveres sean puestos en una tumba. Y los que moran en la tierra se regocijan sobre ellos y gozan, y se enviarán regalos los unos a los otros, porque estos dos profetas atormentaron a los que moran en la tierra”. (Revelación 11:7-10.)
Esta es la primera de 37 referencias en Apocalipsis ó Revelación a una bestia salvaje. Más adelante haremos un examen más detenido de esta bestia y otras. Por ahora, que baste decir que “la bestia salvaje que asciende del abismo” es algo producido por Satanás, un sistema de cosas político vivo. (Compárese con Revelación 13:1; Daniel 7:2, 3, 17.)
En los tiempos bíblicos era una terrible indignidad el que no se enterrara a un muerto en una tumba conmemorativa. (Salmo 79:1-3; 1 Reyes 13:21, 22.) Por eso, el que se deje sin enterrar a los dos testigos significara gran vituperio para ellos. En el candente clima de Palestina, un cadáver en la calle, en público, realmente empezaría a heder después de tres días y medio literales. (Compárese con Juan 11:39.) Así, este detalle de la profecía indica la vergüenza que tendrán que soportar los dos testigos. Serán denunciados públicamente por suficiente tiempo como para que lleguen a ser un hedor a los habitantes de “la gran ciudad”. Pero ¿qué era esta “gran ciudad”?
Juan nos da algunas indicaciones. Dice que Jesús fue fijado en un madero allí. Por eso, inmediatamente pensamos en Jerusalén. Pero también dice que la gran ciudad se llama Sodoma y Egipto. Pues bien, en cierta ocasión se llamó “Sodoma” a la Jerusalén literal por sus prácticas inmundas. (Isaías 1:8-10; compárese con Ezequiel 16:49, 53-58.) Y a veces se usa a Egipto, la primera potencia mundial, como representación de una parte dominante de la séptima potencia mundial existente en nuestros días. (Isaías 19:1, 19; Joel 3:19.) Por lo tanto, esta gran ciudad representa a una “Jerusalen” contaminada que afirma adorar a Dios pero que se ha hecho inmunda y pecaminosa, como Sodoma, y que es parte de este sistema de cosas mundial satánico, como el moderno Egipto EEUU, y el equivalente moderno de la antigua babel, (todas las religiones que dan su apoyo a la ONU) organización prostituta con sus hijas cuyos miembros tendrán tanta razón para regocijarse cuando impongan silencio a la perturbadora predicación de los dos testigos.
¡Resucitados!
La prensa pública se unirá al clero en difamar al Elías de Dios; Sin embargo, ¡nada podría estar más lejos de la verdad! Los dos testigos no permanecerán muertos. Leemos: “Y después de los tres días y medio, espíritu de vida procedente de Dios entró en ellos, y se pusieron de pie, y gran temor cayó sobre los que los contemplaban. Y oyeron una voz fuerte procedente del cielo decirles: ‘Suban acá’. Y subieron al cielo en la nube, y sus enemigos los contemplaron”. (Revelación 11:11, 12.)
Como se ve, tendrán una experiencia parecida a la de los huesos secos en el valle que Ezequiel visitó en una visión. IEVE sopló sobre aquellos huesos secos, y estos cobraron vida y suministraron un cuadro del renacimiento de la nación de Israel después de 70 años de cautiverio en Babilonia. (Ezequiel 37:1-14.) Estas dos profecías, la de Ezequiel y la de Apocalipsis ó Revelación, tendrán un notable cumplimiento en estos tiempos modernos, cuando IEVE devuelva a la vida vibrante a sus “difuntos” testigos.
¡Qué sacudida experimentaran los que los persigan! De súbito, los cadáveres de los dos testigos cobraran vida y actividad de nuevo. Será una píldora amarga la que tendrán que tragarse aquellos clérigos y políticos y más cuando ellos se hallen en total libertad de la muerte violenta y no puedan matarlos de nuevo.
Juan describe el efecto sacudidor que tendrá en la gran ciudad la rehabilitación de ellos: “Y en aquella hora ocurrió un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad cayó; y siete mil personas fueron muertas por el terremoto, y los demás se atemorizaron y dieron gloria al Dios del cielo”. (Revelación 11:13.) Realmente habrá grandes sacudidas en el campo religioso. El terreno parecerá moverse debajo de los pies de los líderes de las iglesias establecidas cuando este cuerpo de cristianos revivificados empiecen a trabajar en un puesto superior celestial para ejecutar sentencia. La décima parte de su “ciudad” —figurativamente 7.000 personas— es afectada tan profundamente que se dice que fue muerta.
La expresión “la décima parte de la ciudad” nos recuerda que en cuanto a la antigua Jerusalén Isaías profetizó que un décimo sobreviviría como descendencia santa a la destrucción de la ciudad. (Isaías 6:13.) De manera semejante, el número 7.000 nos recuerda que cuando Elías pensó que él era el único que permanecía fiel en Israel, IEVE le dijo que, en realidad, todavía había 7.000 personas que no se habían doblado a Baal. (1 Reyes 19:14, 18.) En el primer siglo el apóstol Pablo dijo que estos 7.000 representaron al resto de los judíos que habían respondido a las buenas nuevas acerca de Cristo. (Romanos 11:1-5.) Estos textos bíblicos nos ayudan a entender que los “siete mil” y la “décima parte de la ciudad” de Revelación 11:13 son los que responden a los restablecidos dos testigos y abandonan la pecaminosa gran ciudad. Por decirlo así, mueren con referencia a la política, la religión de la ONU la Nueva Era. Sus nombres habrán sido borrados de las listas de miembros de la cristiandad y otras religiones.
Pero ¿cómo es que “los demás [del conglomerado de religiones] dieron gloria al Dios del cielo”? Ciertamente no es por abandonar su religión apóstata y hacerse siervos de Dios. Más bien, es como se explica en Word Studies in the New Testament, de Vincent, al considerar la expresión “dieron gloria al Dios del cielo”. Allí se declara: “La frase no significa conversión, ni arrepentimiento, ni acción de gracias, sino reconocimiento, lo cual es su sentido usual en las Escrituras. Compárese con Josué 7:19 (Septuaginta); Juan 9:24; Hechos 12:23; Romanos 4:20”. Para mortificación de la Nueva Era, tendrán que reconocer que el Dios Verdadero de la Biblia habrá ejecutado un gran acto al restaurarlos.
Esto nos llevará a recordar y repetir las palabras del pueblo cuando Elías triunfó sobre los devotos de Baal en el monte Carmelo: “¡IEVE es el Dios verdadero! ¡IEVE es el Dios verdadero!”. (1 Reyes 18:39.)
Pero ¡escuche! Juan nos dice: “El segundo ay ha pasado. ¡Miren! El tercer ay viene pronto”. (Revelación 11:14.) Sí, las religiones mundiales habrán sido sacudidas por lo que va acontecer, ¿qué harán cuando se anuncie el tercer ay, el séptimo ángel toque su trompeta y finalmente termine el secreto sagrado de Dios? (Revelación 10:7.)
[Notas]
El “abismo” (griego: á•bys•sos; hebreo: tehóhm) se refiere simbólicamente a un lugar de inactividad. (Véase Revelación 9:2.) Sin embargo, en sentido literal puede referirse también al vasto mar. La palabra hebrea suele traducirse “profundidad acuosa”. (Salmo 71:20; 106:9; Jonás 2:5.) Así puede verse que la “bestia salvaje que asciende del abismo” es lo mismo que la “bestia salvaje que asciende del mar”. (Revelación 11:7; 13:1.)
Si desea más información:
Solicite los dos DVD con el tema -EL SISTEMA AL DESCUBIERTO-
f.ugarit@gmail.com
Seguidores
domingo, 18 de julio de 2010
Identificando a los dos testigos: Parte 1ª
ANTES de que pase finalmente el segundo ay, el ángel fuerte le pide a Juan que participe en otra presentación de sucesos de índole profética, una que se relaciona con el templo. (Revelación 9:12; 10:1.) Esto es lo que Juan informa: “Y me fue dada una caña semejante a una vara al decir él: ‘Levántate y mide el santuario del templo de Dios y el altar y a los que adoran en él’”. (Revelación 11:1.)
El santuario de Dios
El templo que se menciona aquí no puede ser ningún templo literal en Jerusalén, puesto que el último de estos fue destruido por los romanos en 70 E.C. Sin embargo, el apóstol Pablo mostró que aun antes de aquella destrucción había llegado a existir otro santuario, uno que duraría hasta nuestros días. Este fue el gran templo espiritual que cumplió los tipos proféticos suministrados por el tabernáculo y después por los templos que se construyeron en Jerusalén. Es “la tienda verdadera, que Jehová levantó, y no el hombre”, y su Sumo Sacerdote es Jesús, de quien Pablo dice que ya se ha “sentado a la diestra del trono de la Majestad en los cielos”. Su Santísimo es la ubicación de la presencia de IEVE en el cielo mismo. (Hebreos 8:1, 2; 9:11, 24.)
El apóstol Pablo explica que la cortina del tabernáculo, que hacía una separación entre el compartimiento Santo y el Santísimo, representa la carne de Jesús. Cuando Jesús sacrificó su vida, esta cortina se rasgó en dos, lo que mostró que la carne de Jesús ya no era una barrera que le impidiera entrar en la presencia de IEVE en el cielo. Sobre la base del sacrificio de Jesús, sus asociados aprobados que murieran fieles pasarían también al cielo cuando llegara el tiempo para ello. (Mateo 27:50, 51; Hebreos 9:3; 10:19, 20.) Además, Pablo indica que los sacrificios de animales que se efectuaban continuamente en el tabernáculo señalaban hacia el un solo sacrificio de una vida humana perfecta que hizo Jesús. El altar de sacrificio en el patio representó la provisión de IEVE, según su voluntad, para aceptar el sacrificio de Jesús a favor de los “muchos” que lo ‘estarían esperando con intenso anhelo para su salvación’. (Hebreos 9:28; 10:9, 10.)
De esa información inspirada por Dios podemos concluir que el Lugar Santo del tabernáculo o templo, simboliza una condición santa de que disfrutan, primero Cristo, y luego sus asociados escogidos para desempeñar el trabajo de sacerdocio real que empieza con el cumplimiento de las palabras de Cristo registradas en Mateo 24:14 los “dos testigos” que se mencionan en Apocalipsis 11:1-4 mientras todavía están en la Tierra, antes de entrar por “la cortina”. (Hebreos 6:19, 20; 1 Pedro 2:9.) Bien representa el que se les haya adoptado como hijos espirituales de Dios, tal como Dios reconoció que Jesús era su Hijo después del bautismo de Jesús en el Jordán en 29 E.C. (Lucas 3:22; Romanos 8:15.) ¿Y qué hay del patio interior, la única parte del tabernáculo que era visible a los israelitas no sacerdotales y el lugar donde se hacían los sacrificios? Este representa la perfección del hombre Jesús ante Dios que lo calificaba para ofrecer su vida por la humanidad. También representa la posición o condición de justos —que se les cuenta sobre la base del sacrificio de Jesús— de que disfrutaran sus seguidores escogidos (los dos candelabros) mientras sirven aquí en la Tierra. (Romanos 1:7; 5:1.)
Se mide el santuario
Se dice a Juan que ‘mida el santuario del templo de Dios y el altar y a los que adoran en él’. ¿Qué implica esto? En las profecías de las Escrituras Hebreas ese medir suministraba una garantía de que se impartiría justicia sobre la base de las normas perfectas de IEVE. En los días del inicuo rey Manasés el que se midiera proféticamente a Jerusalén fue testimonio de que un juicio inalterable de destrucción le vendría a aquella ciudad. (2 Reyes 21:13; Lamentaciones 2:8.) Sin embargo, más tarde, cuando Jeremías vio que se medía a Jerusalén, esto confirmó que la ciudad sería reedificada. (Jeremías 31:39; véase también Zacarías 2:2-8.) De manera similar, el extenso y detallado medir del templo de que fue testigo Ezequiel en una visión fue una garantía a los judíos desterrados en Babilonia de que la adoración verdadera sería restaurada en su país. También fue un recordatorio de que Israel, en vista de sus errores, de allí en adelante tenía que satisfacer la medida o estar a la altura de las santas normas de Dios. (Ezequiel 40:3, 4; 43:10.)
Por lo tanto, cuando a Juan se le manda que mida el santuario del templo y a los sacerdotes que adoran en él, eso es señal de que nada puede evitar que se cumplan los propósitos de IEVE respecto al arreglo del templo y los que se asocian con él, y que esos propósitos pronto alcanzarán culminación. Ahora que todas las cosas han sido colocadas bajo los pies del ángel fuerte de IEVE, ha llegado el tiempo para que “la montaña de la casa de IEVE” llegue a estar “firmemente establecida por encima de la cumbre de las montañas”. (Isaías 2:2-4.) Habrá que ensalzar la adoración pura a IEVE, después de siglos de la apostasía de los llamados cristianos, denominación que está a punto de desaparecer. También será tiempo para que los asociados fieles de Jesús que han muerto sean resucitados y entren en “el Santo de los Santos”. (Daniel 9:24; 1 Tesalonicenses 4:14-16; Revelación 6:11; 14:4.) Los últimos que sean sellados en la Tierra de “los esclavos de nuestro Dios” tienen que ser medidos por las normas divinas para que califiquen para su lugar permanente en el arreglo del templo como hijos de Dios engendrados por espíritu. Ellos, la clase Juan o los “dos testigos”, “los dos candelabros”, “los dos olivos” (en sentido figurado, no literal) estarán completamente al tanto y no se prostituirán de ninguna manera de esas normas santas, y estarán resueltos a estar a la altura de ellas y si por ellas tienen que morir. (Revelación 7:1-3; Mateo 13:41, 42; Efesios 1:13, 14; compárese con Romanos 11:20.)
Huellan el patio
¿Por qué se le prohibió a Juan medir el patio? Él nos lo dice así: “Pero en cuanto al patio que está fuera del santuario del templo, échalo fuera y no lo midas, porque ha sido dado a las naciones, y ellas hollarán bajo sus pies la santa ciudad por cuarenta y dos meses”. (Revelación 11:2.) Hemos notado que el patio interior representa la posición de justos que tienen en la Tierra los cristianos engendrados por espíritu. Como veremos, aquí la referencia es a los 42 meses literales que se extenderán desde, el comienzo de la Gran Tribulación hasta su final, cuando Armagedón pone final a ésta, Mateo 24:22 “De hecho, a menos que se acortaran aquellos días, ninguna carne se salvaría; mas por causa de los escogidos aquellos días serán acortados”. tiempo en el cual serán sometidos a una prueba severa de lealtad a todos los que afirmen ser cristianos. ¿Sostendrán las normas justas de IEVE durante aquellos tres años y medio de prueba? “por causa de los escogidos aquellos días serán acortados,” estas mismas palabras nos demuestran que ¡sí! Que mantendrán su integridad y cumplirán con su trabajo de predicar el mensaje de las buenas nuevas para unos y de destrucción para otros Revelación 14:13; 20:4 Y vi tronos, y hubo quienes se sentaron en ellos, y se les dio poder para juzgar. Sí, vi las almas de los que fueron ejecutados con hacha por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios, y los que no habían adorado ni a la bestia salvaje ni a su imagen, y que no habían recibido la marca sobre la frente ni sobre la mano. Y llegaron a vivir, y reinaron con el Cristo por mil años.
(Tiempo futuro)
El santuario de Dios
El templo que se menciona aquí no puede ser ningún templo literal en Jerusalén, puesto que el último de estos fue destruido por los romanos en 70 E.C. Sin embargo, el apóstol Pablo mostró que aun antes de aquella destrucción había llegado a existir otro santuario, uno que duraría hasta nuestros días. Este fue el gran templo espiritual que cumplió los tipos proféticos suministrados por el tabernáculo y después por los templos que se construyeron en Jerusalén. Es “la tienda verdadera, que Jehová levantó, y no el hombre”, y su Sumo Sacerdote es Jesús, de quien Pablo dice que ya se ha “sentado a la diestra del trono de la Majestad en los cielos”. Su Santísimo es la ubicación de la presencia de IEVE en el cielo mismo. (Hebreos 8:1, 2; 9:11, 24.)
El apóstol Pablo explica que la cortina del tabernáculo, que hacía una separación entre el compartimiento Santo y el Santísimo, representa la carne de Jesús. Cuando Jesús sacrificó su vida, esta cortina se rasgó en dos, lo que mostró que la carne de Jesús ya no era una barrera que le impidiera entrar en la presencia de IEVE en el cielo. Sobre la base del sacrificio de Jesús, sus asociados aprobados que murieran fieles pasarían también al cielo cuando llegara el tiempo para ello. (Mateo 27:50, 51; Hebreos 9:3; 10:19, 20.) Además, Pablo indica que los sacrificios de animales que se efectuaban continuamente en el tabernáculo señalaban hacia el un solo sacrificio de una vida humana perfecta que hizo Jesús. El altar de sacrificio en el patio representó la provisión de IEVE, según su voluntad, para aceptar el sacrificio de Jesús a favor de los “muchos” que lo ‘estarían esperando con intenso anhelo para su salvación’. (Hebreos 9:28; 10:9, 10.)
De esa información inspirada por Dios podemos concluir que el Lugar Santo del tabernáculo o templo, simboliza una condición santa de que disfrutan, primero Cristo, y luego sus asociados escogidos para desempeñar el trabajo de sacerdocio real que empieza con el cumplimiento de las palabras de Cristo registradas en Mateo 24:14 los “dos testigos” que se mencionan en Apocalipsis 11:1-4 mientras todavía están en la Tierra, antes de entrar por “la cortina”. (Hebreos 6:19, 20; 1 Pedro 2:9.) Bien representa el que se les haya adoptado como hijos espirituales de Dios, tal como Dios reconoció que Jesús era su Hijo después del bautismo de Jesús en el Jordán en 29 E.C. (Lucas 3:22; Romanos 8:15.) ¿Y qué hay del patio interior, la única parte del tabernáculo que era visible a los israelitas no sacerdotales y el lugar donde se hacían los sacrificios? Este representa la perfección del hombre Jesús ante Dios que lo calificaba para ofrecer su vida por la humanidad. También representa la posición o condición de justos —que se les cuenta sobre la base del sacrificio de Jesús— de que disfrutaran sus seguidores escogidos (los dos candelabros) mientras sirven aquí en la Tierra. (Romanos 1:7; 5:1.)
Se mide el santuario
Se dice a Juan que ‘mida el santuario del templo de Dios y el altar y a los que adoran en él’. ¿Qué implica esto? En las profecías de las Escrituras Hebreas ese medir suministraba una garantía de que se impartiría justicia sobre la base de las normas perfectas de IEVE. En los días del inicuo rey Manasés el que se midiera proféticamente a Jerusalén fue testimonio de que un juicio inalterable de destrucción le vendría a aquella ciudad. (2 Reyes 21:13; Lamentaciones 2:8.) Sin embargo, más tarde, cuando Jeremías vio que se medía a Jerusalén, esto confirmó que la ciudad sería reedificada. (Jeremías 31:39; véase también Zacarías 2:2-8.) De manera similar, el extenso y detallado medir del templo de que fue testigo Ezequiel en una visión fue una garantía a los judíos desterrados en Babilonia de que la adoración verdadera sería restaurada en su país. También fue un recordatorio de que Israel, en vista de sus errores, de allí en adelante tenía que satisfacer la medida o estar a la altura de las santas normas de Dios. (Ezequiel 40:3, 4; 43:10.)
Por lo tanto, cuando a Juan se le manda que mida el santuario del templo y a los sacerdotes que adoran en él, eso es señal de que nada puede evitar que se cumplan los propósitos de IEVE respecto al arreglo del templo y los que se asocian con él, y que esos propósitos pronto alcanzarán culminación. Ahora que todas las cosas han sido colocadas bajo los pies del ángel fuerte de IEVE, ha llegado el tiempo para que “la montaña de la casa de IEVE” llegue a estar “firmemente establecida por encima de la cumbre de las montañas”. (Isaías 2:2-4.) Habrá que ensalzar la adoración pura a IEVE, después de siglos de la apostasía de los llamados cristianos, denominación que está a punto de desaparecer. También será tiempo para que los asociados fieles de Jesús que han muerto sean resucitados y entren en “el Santo de los Santos”. (Daniel 9:24; 1 Tesalonicenses 4:14-16; Revelación 6:11; 14:4.) Los últimos que sean sellados en la Tierra de “los esclavos de nuestro Dios” tienen que ser medidos por las normas divinas para que califiquen para su lugar permanente en el arreglo del templo como hijos de Dios engendrados por espíritu. Ellos, la clase Juan o los “dos testigos”, “los dos candelabros”, “los dos olivos” (en sentido figurado, no literal) estarán completamente al tanto y no se prostituirán de ninguna manera de esas normas santas, y estarán resueltos a estar a la altura de ellas y si por ellas tienen que morir. (Revelación 7:1-3; Mateo 13:41, 42; Efesios 1:13, 14; compárese con Romanos 11:20.)
Huellan el patio
¿Por qué se le prohibió a Juan medir el patio? Él nos lo dice así: “Pero en cuanto al patio que está fuera del santuario del templo, échalo fuera y no lo midas, porque ha sido dado a las naciones, y ellas hollarán bajo sus pies la santa ciudad por cuarenta y dos meses”. (Revelación 11:2.) Hemos notado que el patio interior representa la posición de justos que tienen en la Tierra los cristianos engendrados por espíritu. Como veremos, aquí la referencia es a los 42 meses literales que se extenderán desde, el comienzo de la Gran Tribulación hasta su final, cuando Armagedón pone final a ésta, Mateo 24:22 “De hecho, a menos que se acortaran aquellos días, ninguna carne se salvaría; mas por causa de los escogidos aquellos días serán acortados”. tiempo en el cual serán sometidos a una prueba severa de lealtad a todos los que afirmen ser cristianos. ¿Sostendrán las normas justas de IEVE durante aquellos tres años y medio de prueba? “por causa de los escogidos aquellos días serán acortados,” estas mismas palabras nos demuestran que ¡sí! Que mantendrán su integridad y cumplirán con su trabajo de predicar el mensaje de las buenas nuevas para unos y de destrucción para otros Revelación 14:13; 20:4 Y vi tronos, y hubo quienes se sentaron en ellos, y se les dio poder para juzgar. Sí, vi las almas de los que fueron ejecutados con hacha por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios, y los que no habían adorado ni a la bestia salvaje ni a su imagen, y que no habían recibido la marca sobre la frente ni sobre la mano. Y llegaron a vivir, y reinaron con el Cristo por mil años.
(Tiempo futuro)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)