Seguidores

lunes, 28 de febrero de 2011

Antes de los mil años hay guerra entre el cielo y la tierra



Según la Revelación o Apocalipsis, ¿qué conflicto tiene que anteceder a la venida de El Milenio?  ¿Por qué, evidentemente, esa batalla todavía no ha venido, y qué actitud debemos tener en cuanto a ella?
En la descripción que nos da el apóstol Juan de la vista por anticipado que tuvo de los mil años. Se predicen cosas tan maravillosas para ese período que se le llama El Milenio. ¿Pero qué describe Juan que aconteció inmediatamente antes de ese glorioso Milenio? Fue una batalla entre fuerzas celestiales y fuerzas terrestres humanas. Hasta ahora no ha tenido lugar esa pelea desde el día del Pentecostés de 33 E.C., el día de fiesta en el cual la congregación cristiana vino a la vida espiritualmente al ser engendrada por medio del espíritu dador de vida de Dios. Es verdad que Jesucristo estaba en el cielo y a la diestra de Dios en aquel tiempo de la fiesta, más de sesenta años antes que Juan recibiera la Revelación de “lo que ha de suceder pronto.” (Apocalipsis 1:1, 2, BJ) Pero aun después que Juan recibió la Revelación no ocurrió tal batalla en aquel tiempo entre el “Rey de reyes” y los “reyes de la tierra.” (BJ) Esa batalla todavía no ha venido, y debemos interesarnos en el relato que por anticipado se da de ella, porque vamos acercándonos a ella directamente.
 Esta batalla que se acerca no es ninguna temida tercera guerra mundial, (aunque una tercera guerra mundial sería desastrosa para la humanidad)en la cual las superpotencias políticas, armadas con una sobrecarga de armas nucleares y químicas, busquen frenéticamente aniquilarse unas a otras. Esta es la batalla venidera en la cual todos los “reyes de la tierra,” prescindiendo de sus ideologías políticas, unirán sus fuerzas contra su Opositor común, un rey y señor que es superior a todos ellos y que por lo tanto es llamado “Rey de Reyes y Señor de Señores.” (BJ) No es Dios, sino que, para citar Revelación 19:13, “el nombre con que se le llama es La Palabra de Dios.” Este es el título que se le daba al Hijo unigénito de Dios en la existencia que tuvo en el cielo con su Padre celestial, IEVE Dios, antes de existir como hombre. Juan 1:1-3, 18.
 Durante su existencia humana en la Tierra como el hombre Jesucristo, él no condujo ejércitos de hombres de guerra montados en caballos blancos; ni siquiera optó por pedir la ayuda de doce legiones de ángeles celestiales. (Mateo 26:52-54) Pero ahora, cuando se realice su glorificación (Empiece a ejercer su gobernación) en el cielo y haya llegado el final de los “tiempos de los últimos días” estará  autorizado para obrar como el oficial de ejecución para el Juez Supremo, IEVE Dios, y para hacer la obra de ejecutar a los enemigos terrestres tal como lo hizo aquel ángel que, en el año 732 a. de la E.C., en una sola noche mató a 185.000 soldados del rey asirio Senaquerib, quien había invadido la tierra o país del pueblo de IEVE Dios, y esto sin usar una bomba nuclear. (2 Reyes 19:32-36; Isaías 37:33-37) Esto explica por qué se hizo que por inspiración Juan escribiera lo siguiente acerca del Guerrero celestial Jesucristo: “El que iba sentado sobre [el caballo blanco] se llama Fiel y Verdadero, y juzga y lleva a cabo guerra en justicia.”—Revelación 19:11.
 Es mucho más que una tercera guerra mundial entre las naciones de la Tierra que ahora están armadas con armas nucleares y químicas. Esta vez las naciones no pelean contra sangre y carne, sino contra el que está sentado sobre el simbólico caballo blanco y contra sus ejércitos celestiales angélicos. Y cuando él usa su lengua para hablar y ordena la ejecución de sus enemigos, es como si una larga espada de un funcionario con autoridad estuviera siendo aplicada. Este es el significado de estas palabras inspiradas: “Y de su boca sale una aguda espada larga, para que hiera con ella a las naciones, y las pastoreará con vara de hierro. Pisa también el lagar de vino de la cólera de la ira de Dios el Todopoderoso. Y sobre su prenda exterior de vestir, aun sobre su muslo, tiene un nombre escrito: Rey de reyes y Señor de señores.”—Revelación 19:15, 16.
 En vez de ser una tercera guerra mundial entre hombres de ideología radical e irreligiosa de un lado y hombres de ideología radical e irreligiosa del otro lado, ésta es “la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso.” Las naciones, habiendo para entonces dispuesto violentamente de la “ramera” religiosa internacional, Babilonia la Grande, entonces se encontrarán en la etapa de desenvolvimientos mundiales llamada Armagedón; como está escrito: “Y los reunieron en el lugar que en hebreo se llama Armagedón.” (Revelación 16:14-16) Es cuando se llega a esta situación mundial que el Rey de reyes y el Señor de señores aplasta a las naciones desafiadoras, como uvas en un lagar, pisando así el “lagar de vino de la cólera de la ira de Dios el Todopoderoso.” Serán para él como ovejas indefensas, en las cuales él usa una “vara de hierro” para quebrarlas y hacerlas pedazos como las vasijas de barro de un alfarero. (Revelación 14:18-20; 2:26, 27; 12:5; Salmo 2:8, 9) No habrá un entierro dignificado con honores militares para los que sean muertos en la Tierra en la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso.” Por eso el ángel la llama “la gran cena de Dios” puesta para las aves de carroña:
 “Vengan acá,” grita un ángel iluminado por el Sol a todas las aves que vuelan en medio del cielo, “sean juntadas a la gran cena de Dios, para que coman las carnes de reyes y las carnes de comandantes militares y las carnes de hombres fuertes y las carnes de caballos y de los que van sentados sobre ellos, y las carnes de todos, de libres así como de esclavos y de pequeños y grandes.” Y el relato de esta “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” cierra con esta declaración: “Y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.” (Revelación 19:17, 18, 21) De esta descripción de aquellos cuyos cadáveres las aves que se alimentan de carroña devorarán, parece que hay una movilización y organización rígida total de los pueblos de las naciones para esta Guerra de las guerras.
 Acerca de los grupos que como combatientes se enfrentan en Armagedón el apóstol Juan escribe: “Y vi a la bestia salvaje y a los reyes de la tierra y a sus ejércitos reunidos para hacer la guerra contra el que iba sentado en el caballo y contra su ejército.” (Revelación 19:19) ¿Es esta “bestia salvaje” meramente una mascota, un animal que supuestamente traiga buena suerte, para los ejércitos de estos “reyes de la tierra”? ¿De qué valor sería una bestia salvaje literal para las fuerzas combatientes en Armagedón? ¡De ningún valor en absoluto! Y no ha de entenderse una bestia salvaje literal aquí. Es una bestia salvaje simbólica. Es en realidad una figura mundial de importancia histórica. ¿Por qué? Porque es la bestia salvaje simbólica que se describe en el capítulo trece, versículos uno a ocho, de Revelación, acerca de la cual el versículo dos dice: “Y el dragón le dio a la bestia su poder y su trono y grande autoridad.” Es el sistema político de alcance mundial que el “dragón,” es decir, Satanás el Diablo, estableció hace mucho tiempo como su instrumento visible para gobernar a toda la gente del mundo. Este ha efectuado sus prácticas bestiales por toda la Tierra por más de mil años, sí, por más de cuatro mil cien años, desde el siglo veintidós a. de la E.C.
8 Esta bestia salvaje simbólica empezó a hacer estragos en los habitantes de la Tierra en los días de Nemrod, un cazador de bestias salvajes literales. Fue para el año 2189 a. de la E.C. que este Nemrod empezó a dirigir la edificación de la Torre de Babel en la tierra de Sinar, en el valle de Mesopotamia. Alcanzando fama mundial, llegó a ser llamado “Nemrod poderoso cazador en oposición a IEVE.” Estableció el antiguo u original imperio babilónico, y acerca de esto Génesis 10:10-12 nos dice: “El principio de su reino llegó a ser Babel y Erec y Acad y Calne, en la tierra de Sinar. De esa tierra salió para Asiria y se puso a edificar a Nínive y a Rehobot-Ir y a Cala y a Resén entre Nínive y Cala: ésta es la gran ciudad.” (Génesis 10:8-12; 11:1-9) De ese pequeño principio esta bestia salvaje simbólica continuó extendiendo su poder y autoridad sobre un número cada vez mayor de personas hasta que finalmente tiene su trono político establecido sobre toda la Tierra. (SI DESEA INFORMACIÓN RELACIONADA ESCRIBAME A MI CORREO)
A través de los pasados milenios esta bestia salvaje simbólica ha hecho que varios miembros de su sistema político hayan funcionado como la potencia mundial dominante. Por eso Revelación, capítulo trece, pinta a esta bestia salvaje simbólica con siete cabezas, en representación de siete potencias mundiales en sucesión, a saber: (1) Egipto, (2) Asiria, (3) Neo-Babilonia, (4) Medopersia, (5) Grecia, (6) Roma y (7) la potencia mundial binaria de la Gran Bretaña y los Estados Unidos de América. Con sus simbólicos “diez cuernos,” esta bestia salvaje de siete cabezas ha atacado, acorneado y atropellado a los adoradores de IEVE Dios, incluso a los seguidores genuinos del Hijo de Dios, Jesucristo, desde los días de la esclavitud de los hijos de Israel en Egipto hasta ahora. ¡No es maravilla, pues, que Revelación 19:19 pinte a los “reyes de la tierra y a sus ejércitos” agrupados con la “bestia salvaje” en formación de batalla contra el ejército celestial angélico del que está “sentado en el caballo,” Jesucristo!
Revelación 19:20 menciona también que con los “reyes de la tierra y . . . sus ejércitos” está lo que es llamado “el falso profeta que ejecutó delante de [la bestia salvaje] las señales con las cuales extravió a los que recibieron la marca de la bestia salvaje y a los que rinden adoración a su imagen.” Este no es un profeta religioso que pertenezca a la religiosa Babilonia la Grande, sino que es un profeta político. Es la misma organización política que se representa en Revelación 13:11-17. Allí aparece como la bestia salvaje de dos cuernos que propuso que se hiciera la imagen de la bestia salvaje y entonces le dio aliento a esa imagen para que hablara con autoridad. Esa bestia salvaje de dos cuernos es la potencia mundial binaria de Gran Bretaña y los Estados Unidos, o la Séptima Potencia Mundial, y la “imagen” política de la bestia salvaje de siete cabezas es hoy la organización para la paz y seguridad mundial, las Naciones Unidas. El mundo entero sabe hoy que esta Séptima Potencia Mundial de la Gran Bretaña y los Estados Unidos de América se esfuerza por dictarle al mundo de la humanidad y hace impresionantes profecías acerca del futuro de la humanidad. Pero no es profeta de IEVE Dios, inspirado por Él. Es “falso.”
La bestia salvaje simbólica ha llegado a su condición plena de desarrollo, pues ha tenido su séptima cabeza desde el año 1763 E.C. Para este tiempo hemos tenido también más de un siglo de las Naciones Unidas (sin hablar de su antecesora, la Sociedad de Naciones). Bajo la fuerza impulsora de tratar de alcanzar sus propias metas nacionales y conservar sus propias soberanías nacionales en desafío al reino de Dios como gobierno justo y propio para la Tierra, los “reyes de toda la tierra habitada” están siendo irresistiblemente juntados a la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso.” ¡El tiempo para la batalla sin paralelo en Armagedón, que el apóstol Juan vio en vista pictórica por anticipado, debe estar muy cercano, más cerca de lo que piensa la gente de este mundo ocupada en sus propias conveniencias! Considerando que es contra Dios el Todopoderoso y su Rey de reyes que los “reyes de la tierra y. . . sus ejércitos” están formados en guerra total, el curso de la batalla solo puede ir en una dirección, desde su mismo principio. Por lo tanto podemos confiar en que el apóstol Juan está en lo correcto en la descripción profética que da de la batalla, como sigue:
LA BATALLA EN HAR-MAGEDÓN
“Y vi a la bestia salvaje y a los reyes de la tierra y a sus ejércitos reunidos para hacer la guerra contra el que iba sentado en el caballo y contra su ejército. Y la bestia salvaje fue prendida, y junto con ella el falso profeta que ejecutó delante de ella las señales con las cuales extravió a los que recibieron la marca de la bestia salvaje y a los que rinden adoración a su imagen. Estando todavía vivos, ambos fueron arrojados al lago de fuego que arde con azufre. Pero los demás fueron muertos con la espada larga del que iba sentado en el caballo, la cual espada salía de su boca. Y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.”—Revelación 19:19-21.
Este relato de la batalla da seguridad de que Dios el Todopoderoso tiene como opositor de él a la entera organización visible del dragón simbólico, “la serpiente original, el que es llamado el Diablo y Satanás.” En apoyo de esa organización mundial visible, simbolizada por la bestia salvaje de siete cabezas, van todas sus partes componentes, a saber, los “reyes de la tierra y. . . sus ejércitos,” los comandantes militares, los hombres fuertes, los jinetes, los libres y los esclavos, los pequeños y los grandes. El “falso profeta” es también parte de ese sistema visible de todo el planeta, porque es la potencia mundial binaria de Gran Bretaña y los Estados Unidos, la parte dominante de la entera organización visible de este mundo. El sistema mundial entero no es lo suficientemente astuto como para escapar de la ejecución del juicio divino por todas sus obras impías y la manera en que ha rapiñado a la gente. La bestia salvaje simbólica, junto con su falso profeta, es “prendida,” sí, prendida mientras comete sus últimas fechorías contra los fieles adoradores de IEVE Dios. El Rey de reyes, Jesucristo, es quien da caza a esta bestia salvaje feroz. Es destruida como devoradora de hombres.
Nunca más hará víctimas de la humanidad este bestial sistema mundial de gobernación política, junto con su político “falso profeta.” No como instituciones políticas muertas y fuera de función, sino, según lo declara Revelación 19:20, “estando todavía vivos, ambos fueron arrojados al lago de fuego que arde con azufre.” Nunca saldrán de este “lago de fuego,” porque la muerte de ellos en batalla no se debe a la muerte que el pecador Adán acarreó a toda su prole humana. El “lago de fuego” simboliza otra clase de muerte, una muerte sin fin de la cual no hay resurrección. Revelación mismo (20:14) lo explica, diciendo: “Esto significa la muerte segunda: el lago de fuego.” ¡Todos los esfuerzos humanos que se hagan en una pelea patriótica por perpetuar este sistema político para el control de los asuntos humanos fracasarán!
¿Habrá, pues, una resurrección para los demás, quienes como gobernantes o como gobernados pelean a favor de la bestia salvaje y el falso profeta simbólicos contra el reino de Dios en manos de su Rey de reyes? Se les extermina completamente. La lengua del militante Rey de reyes, que sale de su boca como una aguda espada larga, ordena la ejecución de todos ellos, y los ejércitos angelicales del cielo cumplen Sus órdenes reales. Así se mata a todos esos opositores voluntariosos del reino mesiánico de Dios. No se considera que hayan sufrido una muerte honorable, que hayan hecho el “sacrificio supremo” por la patria y el gobierno. No se les entierra en tumbas conmemorativas, en cementerios militares mantenidos por la nación que hayan de ser visitados anualmente en un Día de Recordación de soldados caídos. El cuadro que se pinta de ellos, como quienes no merecen una resurrección, es de personas cuyos cadáveres se dejan expuestos sobre el campo de batalla de Armagedón, de modo que sus cuerpos hediondos atraen a todas las aves que se sostienen con carroña. Se predice: “Todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.” Se hartan hasta reventar en la “gran cena de Dios.”—Revelación 19:17-21.
Debe notarse que el relato no dice que se quema la Tierra literal sobre la cual los “reyes” han reinado. No; más bien la Tierra permanece a través de la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” en Armagedón. Además, “todas las aves que vuelan en medio del cielo” sobreviven, para banquetear con las carnes de los cadáveres que estarán esparcidos sobre la Tierra. Pero también hay sobrevivientes humanos en la Tierra después de la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso.” Esto no se muestra aquí directamente en este relato de la batalla. ¡Pero tiene que ser así! ¿Por qué? Porque no todos los que habitan la Tierra al tiempo de la batalla serán extraviados por el “falso profeta.” Habrá excepciones, aunque comparativamente pocas, que no estarán entre “los que recibieron la marca de la bestia salvaje y. . . los que rinden adoración a su imagen.” (Revelación 19:20) ¿Qué hay de la “grande muchedumbre,” a quienes el apóstol Juan vio antes en la visión y a quienes se vio de pie delante del trono de Dios y delante del Cordero Jesucristo? Ellos no están entre los que pelean contra el reino mesiánico de Dios en Armagedón.
Juan dice de éstos lo siguiente: “Siguen clamando con voz fuerte, diciendo: ‘La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero.’” Después de preguntar acerca de éstos, uno de los veinticuatro ancianos celestiales le dice a Juan: “Estos son los que salen de la grande tribulación, y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.” (Revelación 7:9-14) Esta “grande muchedumbre” que viene “de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas” definitivamente no estaba contra el reino mesiánico de Dios. Rehusó recibir la “marca de la bestia salvaje” y ‘rendir adoración a su imagen.’
De modo que la “grande muchedumbre” no caerá muerta con la gente que sea ejecutada en Armagedón, sino que ‘saldrá de la grande tribulación,’ cuya magnífica culminación será la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso.” Al resultar sobreviviente de esa “grande tribulación” y aclamar a los victoriosos IEVE Dios y el Cordero Jesucristo, la “grande muchedumbre,” como con palmas, espera con regocijo los mil años del futuro. De modo que la Tierra no quedará vacía de vida humana al comienzo de los gloriosos mil años del reinado de Cristo.