ANTES de que pase finalmente el segundo ay, el ángel fuerte le pide a Juan que participe en otra presentación de sucesos de índole profética, una que se relaciona con el templo. (Revelación 9:12; 10:1.) Esto es lo que Juan informa: “Y me fue dada una caña semejante a una vara al decir él: ‘Levántate y mide el santuario del templo de Dios y el altar y a los que adoran en él’”. (Revelación 11:1.)
El santuario de Dios
El templo que se menciona aquí no puede ser ningún templo literal en Jerusalén, puesto que el último de estos fue destruido por los romanos en 70 E.C. Sin embargo, el apóstol Pablo mostró que aun antes de aquella destrucción había llegado a existir otro santuario, uno que duraría hasta nuestros días. Este fue el gran templo espiritual que cumplió los tipos proféticos suministrados por el tabernáculo y después por los templos que se construyeron en Jerusalén. Es “la tienda verdadera, que Jehová levantó, y no el hombre”, y su Sumo Sacerdote es Jesús, de quien Pablo dice que ya se ha “sentado a la diestra del trono de la Majestad en los cielos”. Su Santísimo es la ubicación de la presencia de IEVE en el cielo mismo. (Hebreos 8:1, 2; 9:11, 24.)
El apóstol Pablo explica que la cortina del tabernáculo, que hacía una separación entre el compartimiento Santo y el Santísimo, representa la carne de Jesús. Cuando Jesús sacrificó su vida, esta cortina se rasgó en dos, lo que mostró que la carne de Jesús ya no era una barrera que le impidiera entrar en la presencia de IEVE en el cielo. Sobre la base del sacrificio de Jesús, sus asociados aprobados que murieran fieles pasarían también al cielo cuando llegara el tiempo para ello. (Mateo 27:50, 51; Hebreos 9:3; 10:19, 20.) Además, Pablo indica que los sacrificios de animales que se efectuaban continuamente en el tabernáculo señalaban hacia el un solo sacrificio de una vida humana perfecta que hizo Jesús. El altar de sacrificio en el patio representó la provisión de IEVE, según su voluntad, para aceptar el sacrificio de Jesús a favor de los “muchos” que lo ‘estarían esperando con intenso anhelo para su salvación’. (Hebreos 9:28; 10:9, 10.)
De esa información inspirada por Dios podemos concluir que el Lugar Santo del tabernáculo o templo, simboliza una condición santa de que disfrutan, primero Cristo, y luego sus asociados escogidos para desempeñar el trabajo de sacerdocio real que empieza con el cumplimiento de las palabras de Cristo registradas en Mateo 24:14 los “dos testigos” que se mencionan en Apocalipsis 11:1-4 mientras todavía están en la Tierra, antes de entrar por “la cortina”. (Hebreos 6:19, 20; 1 Pedro 2:9.) Bien representa el que se les haya adoptado como hijos espirituales de Dios, tal como Dios reconoció que Jesús era su Hijo después del bautismo de Jesús en el Jordán en 29 E.C. (Lucas 3:22; Romanos 8:15.) ¿Y qué hay del patio interior, la única parte del tabernáculo que era visible a los israelitas no sacerdotales y el lugar donde se hacían los sacrificios? Este representa la perfección del hombre Jesús ante Dios que lo calificaba para ofrecer su vida por la humanidad. También representa la posición o condición de justos —que se les cuenta sobre la base del sacrificio de Jesús— de que disfrutaran sus seguidores escogidos (los dos candelabros) mientras sirven aquí en la Tierra. (Romanos 1:7; 5:1.)
Se mide el santuario
Se dice a Juan que ‘mida el santuario del templo de Dios y el altar y a los que adoran en él’. ¿Qué implica esto? En las profecías de las Escrituras Hebreas ese medir suministraba una garantía de que se impartiría justicia sobre la base de las normas perfectas de IEVE. En los días del inicuo rey Manasés el que se midiera proféticamente a Jerusalén fue testimonio de que un juicio inalterable de destrucción le vendría a aquella ciudad. (2 Reyes 21:13; Lamentaciones 2:8.) Sin embargo, más tarde, cuando Jeremías vio que se medía a Jerusalén, esto confirmó que la ciudad sería reedificada. (Jeremías 31:39; véase también Zacarías 2:2-8.) De manera similar, el extenso y detallado medir del templo de que fue testigo Ezequiel en una visión fue una garantía a los judíos desterrados en Babilonia de que la adoración verdadera sería restaurada en su país. También fue un recordatorio de que Israel, en vista de sus errores, de allí en adelante tenía que satisfacer la medida o estar a la altura de las santas normas de Dios. (Ezequiel 40:3, 4; 43:10.)
Por lo tanto, cuando a Juan se le manda que mida el santuario del templo y a los sacerdotes que adoran en él, eso es señal de que nada puede evitar que se cumplan los propósitos de IEVE respecto al arreglo del templo y los que se asocian con él, y que esos propósitos pronto alcanzarán culminación. Ahora que todas las cosas han sido colocadas bajo los pies del ángel fuerte de IEVE, ha llegado el tiempo para que “la montaña de la casa de IEVE” llegue a estar “firmemente establecida por encima de la cumbre de las montañas”. (Isaías 2:2-4.) Habrá que ensalzar la adoración pura a IEVE, después de siglos de la apostasía de los llamados cristianos, denominación que está a punto de desaparecer. También será tiempo para que los asociados fieles de Jesús que han muerto sean resucitados y entren en “el Santo de los Santos”. (Daniel 9:24; 1 Tesalonicenses 4:14-16; Revelación 6:11; 14:4.) Los últimos que sean sellados en la Tierra de “los esclavos de nuestro Dios” tienen que ser medidos por las normas divinas para que califiquen para su lugar permanente en el arreglo del templo como hijos de Dios engendrados por espíritu. Ellos, la clase Juan o los “dos testigos”, “los dos candelabros”, “los dos olivos” (en sentido figurado, no literal) estarán completamente al tanto y no se prostituirán de ninguna manera de esas normas santas, y estarán resueltos a estar a la altura de ellas y si por ellas tienen que morir. (Revelación 7:1-3; Mateo 13:41, 42; Efesios 1:13, 14; compárese con Romanos 11:20.)
Huellan el patio
¿Por qué se le prohibió a Juan medir el patio? Él nos lo dice así: “Pero en cuanto al patio que está fuera del santuario del templo, échalo fuera y no lo midas, porque ha sido dado a las naciones, y ellas hollarán bajo sus pies la santa ciudad por cuarenta y dos meses”. (Revelación 11:2.) Hemos notado que el patio interior representa la posición de justos que tienen en la Tierra los cristianos engendrados por espíritu. Como veremos, aquí la referencia es a los 42 meses literales que se extenderán desde, el comienzo de la Gran Tribulación hasta su final, cuando Armagedón pone final a ésta, Mateo 24:22 “De hecho, a menos que se acortaran aquellos días, ninguna carne se salvaría; mas por causa de los escogidos aquellos días serán acortados”. tiempo en el cual serán sometidos a una prueba severa de lealtad a todos los que afirmen ser cristianos. ¿Sostendrán las normas justas de IEVE durante aquellos tres años y medio de prueba? “por causa de los escogidos aquellos días serán acortados,” estas mismas palabras nos demuestran que ¡sí! Que mantendrán su integridad y cumplirán con su trabajo de predicar el mensaje de las buenas nuevas para unos y de destrucción para otros Revelación 14:13; 20:4 Y vi tronos, y hubo quienes se sentaron en ellos, y se les dio poder para juzgar. Sí, vi las almas de los que fueron ejecutados con hacha por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios, y los que no habían adorado ni a la bestia salvaje ni a su imagen, y que no habían recibido la marca sobre la frente ni sobre la mano. Y llegaron a vivir, y reinaron con el Cristo por mil años.
(Tiempo futuro)
No hay comentarios:
Publicar un comentario