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martes, 4 de enero de 2011

Los días de la creación desde el punto de vista de Dios



¡EL PUNTO de vista de Dios! ¡Cuánto descuella por encima del punto de vista del hombre! Dios es infinito, sin limitaciones. Nosotros somos finitos, muy limitados. Bien dice IEVE Dios: “Como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que los caminos de ustedes, y mis pensamientos que los pensamientos de ustedes.”—Isa. 55:9.
Con razón el salmista David preguntó: “Cuando veo tus cielos, las obras de tus dedos, la luna y las estrellas que tú has preparado, ¿qué es el hombre mortal para que lo tengas presente?” Apropiadamente el profeta Isaías exclamó: “¡Mira! Las naciones son como una gota de un cubo; y como la capa tenue de polvo en la balanza han sido estimadas. ¡Mira! Él alza las islas mismas como simple polvo fino.”—Sal. 8:3, 4; Isa. 40:15.
Insondable como es la grandeza de IEVE Dios, así también es insondable su existencia. Él siempre ha existido. Como el “Rey de la eternidad” él es Dios “desde tiempo indefinido hasta tiempo indefinido.” No es sin buena razón que el profeta Daniel describe a IEVE Dios como “el Anciano de Días.”—1 Tim. 1:17; Sal. 90:2; Dan. 7:9.
“DÍA” EN LAS ESCRITURAS
Claramente este Creador sempiterno, Jehová Dios, consideraría el tiempo de manera diferente de la manera en que lo consideramos nosotros los simples mortales, con nuestra duración de vida de setenta u ochenta años. ¿No considera un niñito el tiempo de manera diferente de la manera en que lo considera una persona avanzada en años? A un niño doce meses pueden parecerle un tiempo muy largo, pero a una persona de mayor edad le parece que los años pasan volando. ¡Cuán diferentemente, entonces, debe considerar el tiempo el “Anciano de Días” de la manera en que lo consideramos nosotros los mortales! Obviamente, cuando IEVE en su Palabra habla de un “día” o “días,” no debemos concluir que él siempre se refiere a días de veinticuatro horas. Es posible que se refiera a ellos y es posible que no.
Así encontramos que la palabra hebrea para “día,” yohm, se usa de una variedad de maneras en la Biblia. En el mismísimo relato de la creación se usa “día” para referirse a tres diferentes períodos de tiempo. Se usa “día” para referirse a las horas que dura la luz del día, como cuando leemos: “Empezó Dios a llamar la luz Día, pero a la oscuridad llamó Noche.” Se usa para referirse al día así como a la noche, como cuando leemos: “Llegó a haber tarde y llegó a haber mañana, un día primero.” Y “día” también se usa para referirse al entero período de tiempo envuelto en la creación de los cielos y la Tierra: “Esta es una historia de los cielos y la tierra en el tiempo de ser creados, en el día que hizo Jehová Dios tierra y cielo.”—Gén. 1:5; 2:4.
Por otra parte, en más de una ocasión Jehová Dios usó un día para representar un año. Esto lo hizo con relación a los israelitas en el desierto y a su profeta Ezequiel. Su Palabra dice: “Un día por un año, un día por un año, ustedes responderán por sus errores.” “Un día por un año, un día por un año, es lo que te he dado.” (Núm. 14:34; Eze. 4:6) Así mismo fue tocante a la profecía de Daniel que predijo la venida del Mesías al fin de sesenta y nueve “semanas.” Vino el Mesías, no al fin de sesenta y nueve semanas literales, ó 483 días, sino al fin de 483 años.
No solo un año, sino hasta mil años a veces se representan como un día en la Palabra de Dios. Como meditó el profeta Moisés: “Porque mil años son a tus ojos solo como el día de ayer cuando ha pasado, y como una vigilia durante la noche.” El apóstol Pedro lo expresa aun más fuertemente: “No vayan a dejar que este hecho en particular se les escape, amados, que un día [griego, hemera] es para con IEVE como mil años y mil años como un día.”—Sal. 90:4; 2 Ped. 3:8.
Sí, en las Escrituras Griegas Cristianas “día” también se usa para referirse a otros períodos de tiempo, no solo a veinticuatro horas. Por ejemplo, Jesús en una ocasión dijo: “Abrahán el padre de ustedes se regocijó mucho por la expectativa de ver mi día, y lo vio y se regocijó.” Igualmente leemos de expresiones por sus seguidores como “el día de Cristo,” “el día de IEVE,” y “el gran día de Dios el Todopoderoso.” Ciertamente no se da a entender que alguna de estas expresiones esté limitada a solo veinticuatro horas. (Juan 8:56; Fili. 2:16; 1 Tes. 5:2; Rev. 16:14) Lo susodicho aclara que un “día” desde el punto de vista de Dios no se limita forzosamente a veinticuatro horas.
¿VEINTICUATRO HORAS DE DURACIÓN?
Sin embargo, muchos de la cristiandad, en particular los llamados fundamentalistas, insisten en que los días de la creación que se mencionan en el capítulo uno de Génesis solo fueron de veinticuatro horas de duración. Por supuesto, dado que IEVE Dios, el Creador, es sapientísimo así como todopoderoso, bien pudo haber creado todas las cosas que se mencionan en el relato de la creación en seis días de veinticuatro horas. Pero por la evidencia que se encuentra en las rocas de la Tierra y por los telescopios de los astrónomos, no parece que él haya hecho las cosas así.
Respecto a estos días de creación dice A Religious Encyclopædia por Schaff: “Los días de la creación fueron días creativos, etapas del proceso, pero no días de veinticuatro horas.” De manera semejante, Delitzsch dice en su New Commentary on Genesis: “Se quiere decir días de Dios, para Él mil años solo son como un día cuando ha pasado, Sal. 90:4 . . . Los días de la creación son, según el significado de las Santas Escrituras mismas, no días de veinticuatro horas, sino eones . . . Pues esta medida de tiempo terrestre y humana no puede aplicar a los primeros tres días.”
Algunas personas ni siquiera se interesan en considerar seriamente la duración de los días de la creación. Muestras típicas de ellos son los redactores del Harper’s Bible Dictionary, que declaran: “Es inútil e innecesario tratar de reconciliar el relato de la Creación del Génesis con la ciencia moderna.” Y The Interpreter’s Dictionary of the Bible (1962) se refiere al relato de la creación como mitológico.
Sin embargo, Jesucristo le atribuyó al relato del Génesis el estar basado en hechos, pues él citó ese relato de Génesis como autoritativo, diciendo: “¿No leyeron que el que los creó desde el principio los hizo macho y hembra y dijo: ‘Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su esposa, y los dos serán una sola carne’?” El apóstol Pablo fue del mismo parecer, pues dijo que Dios “hizo de un solo hombre toda nación de hombres” y que “Adán fue formado primero, luego Eva.” De modo que es para nuestro provecho, y de ninguna manera inútil, interesarnos en cuánto duraron exactamente los días de la creación.—Mat. 19:4, 5; Hech. 17:26; 1 Tim. 2:13.
Pero antes de considerar la duración de estos días de la creación nos parece bien aclarar un concepto falso común. Ese concepto falso es que la Tierra misma fue creada durante los seis “días” de la creación. El registro bíblico indica que el universo, los cielos estrellados, así como este planeta Tierra, fueron creados antes de comenzar el primero de los días creativos de la Tierra.
Así, Génesis 1:1 habla de la creación de los cielos estrellados así como de este planeta Tierra, y dice: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” Cuándo aconteció este “principio,” la Biblia no lo dice. No es sino hasta después en la Biblia que leemos acerca de lo que Dios creó en el primer “día.” Por lo tanto, los seis “días” creativos envuelven los actos creativos de Dios al preparar la Tierra ya existente para habitación humana, y no la creación de la Tierra misma. No hay nada en el relato del Génesis, entonces, que contradiga las conclusiones científicas de los científicos modernos de que el universo material, incluso la Tierra, quizás tenga muchos miles de millones de años.
Entonces, ¿cómo hemos de entender las palabras del Cuarto Mandamiento, acerca de que Dios hizo los cielos y la tierra durante seis días? (Éxo. 20:11) Nos ayuda el entender que, tal como los escritores de la Biblia usaron el término “día” en más de un sentido, así también usaron los términos “cielos” y “tierra” en más de un solo sentido. Así pues, a veces se hace referencia a la atmósfera en la que vuelan los pájaros como “los cielos.” (Jer. 4:25) Esta expansión atmosférica o “cielos” fue hecha el segundo “día” de la semana creativa. También, no fue sino hasta el tercer “día” que apareció la tierra seca. De modo que puede decirse que la tierra, refiriéndose a la tierra seca, también fue hecha durante la semana creativa, pero esto no significa que la Tierra, el globo terráqueo o planeta mismo, fue creada entonces.—Gén. 1:6-10, 13.
DURACIÓN DE LOS DÍAS CREATIVOS
Entonces, ¿cuánto duraron estos “días” de la creación? La Biblia nos da un indicio en cuanto a la duración del séptimo día. Puesto que todos estos “días” formaban parte de una sola ‘semana,’ sería razonable concluir que todos estos “días” fueron de la misma duración.
Tocante a la duración del séptimo día realmente es interesante que la Biblia no dice nada acerca de ‘tarde y mañana,’ de un principio y un fin para el séptimo día como sucedió con los otros seis días. Esta es una omisión significativa. El registro sencillamente declara: “Procedió Dios a bendecir el día séptimo y hacerlo sagrado, porque en él ha estado reposando de toda su obra.”—Gén. 2:3.
La única conclusión lógica a la que podemos llegar es que el séptimo día ha continuado sin cesar. ¿Apoya la Biblia esta conclusión? Sí, certísimamente, porque al hablar de IEVE Dios se refiere a él como todavía descansando miles de años después de la creación. En armonía con eso leemos en el Salmo 95:8-11 que IEVE dijo a los israelitas en el desierto que no entrarían en su descanso debido a la dureza de sus corazones. Esto muestra que Dios había estado descansando de obras de la clase que se describe en los capítulos uno y dos de Génesis desde la creación de Eva hasta ese tiempo, más de 2.500 años.
El salmista David, unos 400 años después, en el Salmo 95:8-11 habla de entrar en el descanso de Dios en su día. Y entonces más de mil años después del tiempo de David el escritor de Hebreos, hablando de IEVE Dios, se refiere a él como todavía descansando en su día. Él aconseja a los cristianos que no sean como los israelitas en el desierto que no entraron en el descanso de Dios, sino que deben hacer “lo sumo posible para entrar en ese descanso,” el descanso de IEVE. En relación con esto dice que “queda un descanso sabático para el pueblo de Dios.” Y dado que las palabras del apóstol Pablo aplican a los cristianos del día actual, se desprende que Jehová ha estado disfrutando de su sábado o descanso de la creación física ya por casi seis mil años.—Heb. 4:9, 11.
Esto da razón de 6.000 años. ¿Es ésa la duración del séptimo día? No, porque leemos que “procedió Dios a bendecir el día séptimo y hacerlo sagrado.” Su resultado tiene que ser “muy bueno,” y eso no es cierto de las presentes condiciones mundiales; de modo que el “día” todavía debe estar continuando. Realmente estos seis mil años han sido, por decirlo así, la semana de trabajo del hombre, en la que ha trabajado con el sudor de su rostro. Pero tendrá descanso durante el venidero reinado de mil años de Cristo, que la cronología bíblica y el cumplimiento de la profecía bíblica muestran que habrá de empezar muy pronto.—Gén. 2:3.
Por consiguiente, el séptimo período de mil años del séptimo “día” en sí será un sábado. Durante él Satanás y sus demonios estarán atados. Cristo y sus seguidores ungidos regirán con él como reyes y sacerdotes. ¿Con qué resultado? Que todos los enemigos de Dios serán puestos bajo los pies de Cristo. Por medio de este sábado el día séptimo verdaderamente será sagrado, porque hará florecer la justicia. —1 Cor. 15:24-28; Rev. 20:1-6; Salmo 72.
De esto encontramos que el séptimo “día” de la semana creativa dura siete mil años. Sobre la base de la duración del séptimo “día” es razonable concluir, por lo tanto, que cada uno de los otros seis “días” también fue un período de 7.000 años. Esta duración de tiempo sería amplia para todo lo que la Biblia nos dice que sucedió en cada uno de los seis días creativos.
UNA ‘SEMANA’ LLENA DE SUCESOS
Así, gradualmente en el primer “día” apareció la luz sobre la “profundidad acuosa” que envolvía la Tierra. Durante el segundo “día” de 7.000 años se formó la atmósfera entre dos capas de agua. Al tercer “día” apareció gradualmente la tierra seca, y IEVE Dios creó toda clase de vegetación, hierba, arbustos y árboles.
En el cuarto “día” las lumbreras, el Sol, la Luna y las estrellas, llegaron a ser visibles por primera vez desde la superficie de la Tierra, preparando la Tierra para que apareciera, en el quinto “día,” la vida marina y las criaturas volátiles. En el sexto “día” Dios creó los animales terrestres y, hacia el fin del día, al hombre.
Hay, como hemos visto, buena razón para creer que los días de la creación fueron de 7.000 años de duración cada uno. Ahora el hecho de que estemos viviendo al fin de seis mil años del séptimo “día” es del mayor interés y de la mayor importancia para nosotros. Cuando Jesucristo estuvo en la Tierra, ejecutó muchas de sus curaciones milagrosas en sábado. A los que se ofendieron por esto se les indicó que él era “Señor del sábado.” Con esto estaba señalando hacia el sábado de mil años durante el cual hará volver a la humanidad a la perfección de cuerpo y mente. Él hará para toda la humanidad lo que hizo para su pueblo Israel en aquel entonces. Esto incluirá hasta el levantar a los muertos, porque “todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán.”—Mat. 12:8; Juan 5:28, 29.
Vemos, pues, que el que comprendamos los días de la creación desde el punto de vista de Dios no solo es bíblico, razonable y armonioso con cualesquier hechos que los hombres de ciencia hayan podido producir, sino que también inspira en nosotros la esperanza de disfrutar pronto del sábado del Señor del día de descanso de Dios, un día en que la salud, la vida y la felicidad serán restauradas a la humanidad. Verdaderamente los caminos y pensamientos de Dios son infinitamente superiores a los pensamientos y caminos del hombre. —Rev. 21:3, 4.
[Nota]
Según Génesis 5:3-29; 7:6, desde la creación de Adán hasta el Diluvio hubo 1.656 años. Génesis 11:10-12:4 muestra que hubo 427 años desde el Diluvio hasta el pacto de Dios con Abrahán. Y Gálatas 3:17 muestra que hubo 430 años desde entonces hasta que fue dada la Ley, lo cual suma a más de 2.500 años.
FRAN.

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