La secuencia de los
sucesos
¿Qué
orden seguirán los sucesos cuando azote la gran tribulación? Examinemos el
capítulo 16 de Revelación. Fíjese que los versículos 13 a 16
inclusive dicen que espíritus inmundos, demoníacos, reúnen a las naciones de
toda la Tierra para la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso en
Har–Magedón. De nuevo se recalca que el día de rendir cuentas se acerca como
ladrón, y se nos advierte que nos mantengamos despiertos, es decir, que sigamos
llevando la prenda de vestir espiritual que nos señala para obtener la
salvación. Ha llegado el tiempo para juzgar a los pueblos de la Tierra, las
naciones, y a alguien más. ¿Quién es?
Es
una mujer figurativa que realmente ha tratado de hacerse “importante”.
Revelación 17:5 dice que es “un misterio: ‘Babilonia la Grande, la madre de las
rameras y de las cosas repugnantes de la tierra’”. Pero esta mujer ya no es un
misterio. Se la ha identificado claramente como el imperio mundial de la
religión, cuya parte más influyente son las sectas de la cristiandad. A los
ojos de IEVE es repugnante el que se meta en asuntos políticos, que esté
“borracha con la sangre de los santos” por perseguir a todas aquellas personas
que han sido neutrales de este mundo corrupto y que sea responsable de la
sangre “de todos los que han sido degollados en la tierra”, entre los cuales se
incluye a más de cien millones de personas que han muerto tan solo en las guerras del siglo XX.
(Revelación 17:2, 6; 18:24.)
Lo
peor de todo es que las sectas de la cristiandad han causado oprobio al nombre
del Dios a quien hipócritamente afirman representar. Han enseñado filosofías
babilónicas y griegas en vez de la pura Palabra de Dios, y han contribuido a la
delincuencia moral de naciones enteras aprobando estilos de vida permisivos que
se burlan de los principios bíblicos. Las palabras de Santiago 5:1, 5
condenan a los codiciosos comerciantes que hay entre ellas: “Vamos, ahora,
ricos, lloren, aullando por las desdichas que les sobrevienen. Ustedes han
vivido en lujo sobre la tierra y se han dado al placer sensual. Han engordado
sus corazones en el día del degüello”.
¡Abajo con Babilonia
la Grande!
La gran tribulación empezará cuando IEVE
ejecute su sentencia sobre Babilonia la Grande. Revelación 17:15-18 describe
gráficamente el “pensamiento” de Dios de hacer que “diez cuernos” —fuerzas
poderosas que proceden de la “bestia salvaje” multinacional de la ONU—
destruyan a Babilonia la Grande. “Y los diez cuernos que viste, y la bestia
salvaje, estos odiarán a la ramera y harán que quede devastada y desnuda, y se
comerán sus carnes y la quemarán por completo con fuego. Porque Dios puso en
sus corazones llevar a cabo Su pensamiento.” Con razón una voz celestial da la
siguiente advertencia urgente en Revelación 18:4, 5: “Sálganse de ella,
pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si
no quieren recibir parte de sus plagas. Porque sus pecados se han
amontonado hasta llegar al cielo, y Dios ha recordado sus actos de injusticia”.
Continúa dándose la llamada: ¡Corten toda relación con la religión antes de que
sea demasiado tarde!
CUANDO Dios ejecute su sentencia contra este
sistema dominado por Satanás, lo hará de forma totalmente repentina
(1 Tes. 5:2, 3). Durante “el gran día de IEVE”, este mundo se hundirá
en el caos (Sof. 1:14-17). Las dificultades y privaciones estarán a la orden
del día. De hecho, existirá una angustia “como la cual no ha sucedido
una desde el principio del mundo hasta ahora” (léase Mateo 24:21, 22).
Al ir
acercándose la “gran tribulación” a su punto culminante, “Gog de la tierra de
Magog” atacará al futuro pueblo de Dios con todos los medios a su alcance.
En efecto, se valdrá de “una numerosa fuerza militar [...] como nubes
para cubrir el país” (Eze. 38:2, 14-16). En ese momento no saldrá a
socorrernos ninguna de las instituciones de este mundo. Nuestra supervivencia
dependerá exclusivamente de la intervención divina. ¿Cómo reaccionaremos al
vernos cara a cara frente al exterminio?
Mientras que en el Diluvio se aniquiló a los malvados de
una sola vez, en la futura destrucción se hará por etapas, durante el período
conocido como “la gran tribulación” (Rev. 7:14). En la primera etapa, Dios
impulsará a los políticos del mundo a eliminar a su odiada enemiga, “Babilonia
la Grande”, es decir, todas las religiones que han cometido prostitución
espiritual (Rev. 17:5, 16; 18:8). En la etapa final “la guerra de
Armagedón”, IEVE mismo acabará con el resto del mundo de Satanás (Rev.
16:14, 16; 19:19-21).
El
sellado final de los ungidos, “los esclavos de nuestro Dios”, está a punto de
completarse, de modo que los cuatro ángeles están listos para soltar esos
vientos destructivos. Cuando lo hagan, ¿qué ocurrirá primero? Un ángel
responde: “Con lanzamiento veloz será arrojada abajo Babilonia la gran ciudad,
y nunca volverá a ser hallada” (Revelación 18:21). ¡Qué alegría habrá en los
cielos cuando eso ocurra, cuando se destruya al imperio mundial de la religión!
(Revelación 19:1, 2.)
Todas
las naciones de la Tierra se habrán aliado contra los siervos de IEVE.
¿Conseguirán acabar con estos fieles escogidos? Pudiera parecer que sí. Sin
embargo, los ejércitos celestiales al mando de Cristo Jesús se encargarán de
destruir a esos enemigos (Revelación 19:19-21). Y, por último, se arrojará
al Diablo y sus ángeles a un abismo simbólico donde no harán más daño. Ya
no podrán engañar a la humanidad, pues permanecerán atados por mil años.
¡Qué inmenso alivio significará eso para la gran muchedumbre de sobrevivientes!
(Revelación 7:9, 10, 14; 20:1-3.)
En este tiempo dentro del horario de IEVE, cuando se ha
terminado de sellar a los 144.000, los ángeles sueltan los cuatro vientos de la
gran tribulación. (Revelación 7:1-3.) Primero se ejecuta juicio contra la
ramera Babilonia la Grande. El Cristo victorioso entonces pasa prontamente a
Armagedón para destruir al resto de la organización de Satanás en la Tierra
Al comienzo de la gran tribulación, los gobernantes se
volverán contra Babilonia la Grande, el imperio mundial de la religión y la
aniquilarán (Mateo 24:21; Revelación 17:15, 16). A continuación, las
naciones atacarán a los que hayan apoyado la soberanía de IEVE, lo cual
desatará la furia divina contra los gobiernos políticos y sus partidarios, y
resultará en su destrucción total. Ese será el punto culminante de la gran
tribulación, el Armagedón. Entonces se abismará a Satanás y sus demonios, de
modo que ya no podrán ejercer su influencia sobre la humanidad. Así
concluirá el día de IEVE, día en que se ensalzará su nombre (Ezequiel 38:18,
22, 23; Revelación 19:11–20:3).
Será un paralelismo como el ataque de Galo del
año 66 que dio comienzo a la tribulación de Jerusalén. Luego, tras un
intervalo de tiempo no especificado, vendrá el fin: una destrucción a
escala mundial, análoga a la del año 70.
Jesús
dijo con respecto a la venidera tribulación: “Inmediatamente después de la
tribulación de aquellos días [la destrucción de la religión] el sol será
oscurecido, y la luna no dará su luz, y las estrellas caerán del cielo, y
los poderes de los cielos serán sacudidos. Y entonces aparecerá en el cielo la
señal del Hijo del hombre, y entonces todas las tribus de la tierra se
golpearán en lamento, y verán al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del
cielo con poder y gran gloria” (Mateo 24:29, 30).
De
modo que Jesús mismo dice que “después de la tribulación de aquellos días”
ocurrirán ciertos fenómenos celestes (compárese con Joel 2:28-32; 3:15). Estos
asustarán y conmocionarán tanto a los seres humanos en oposición a Él que se
“golpearán en lamento”. Muchos “[desmayarán] por el temor y la expectación de
las cosas que vienen sobre la tierra habitada”. Pero no será así en el
caso de los que sean escogidos. (Recuerde la parábola de las ovejas y las
cabras) Estos ‘alzarán la cabeza, porque su liberación se acerca’ (Lucas
21:25, 26, 28).
Este mundo entró en sus “últimos días” aproximadamente
en los primeros años del siglo 20. (2 Timoteo 3:1-5, 13.) Ya han
transcurrido ciento catorce años de ese período y nos acercamos a su fin,
cuando, como predijo Jesús, ocurrirá lo siguiente: “Habrá gran tribulación como
la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no,
ni volverá a suceder”. (Mateo 24:21.) Sí, será peor incluso que la
II Guerra Mundial, en la que se perdieron unos cincuenta millones de
vidas. Se acerca rápidamente un período que estremecerá al mundo.
La “gran tribulación” se presentará de manera
sorprendentemente súbita, “en una sola hora”. (Revelación 18:10.) Empezará
cuando Dios ejecute su sentencia contra toda la religión, a la que la Palabra
de Dios llama “Babilonia la Grande”. (Revelación 17:1-6, 15.) La principal
característica de la antigua Babilonia fue la religión. La Babilonia moderna es
como su homóloga de la antigüedad, y representa al imperio mundial de la
religión. Ha actuado como una ramera al avenirse con los elementos políticos.
Ha apoyado sus guerras y ha bendecido a los ejércitos contendientes, lo que ha
resultado en que personas de la misma religión se hayan matado brutalmente unas
a otras. (Mateo 26:51, 52; 1 Juan 4:20, 21.) Ha tolerado las
prácticas corruptas de sus adeptos y ha perseguido a los cristianos verdaderos
los cuales no han apostatado de las verdaderas palabras de su hijo. (Revelación
18:5, 24.) (VEASE EL TEMA “EL
AYUDANTE”)
La
“gran tribulación” comenzará cuando los elementos políticos de repente se
vuelvan contra “Babilonia la Grande”. Estos “odiarán a la ramera y harán que
quede devastada y desnuda, y se comerán sus carnes y la quemarán por completo
con fuego”. (Revelación 17:16.) Después, sus anteriores partidarios “llorarán y
se golpearán en desconsuelo por ella”. (Revelación 18:9-19.) Pero los que
conocen a IEVE, los cuales habrán esperado ese acontecimiento por mucho tiempo,
exclamarán: “¡Alaben a IEVE! [...] Porque ha ejecutado juicio sobre la
gran ramera que corrompió la tierra con su fornicación, y ha vengado la
sangre de sus esclavos de la mano de ella”. (Revelación 19:1, 2.)
Se ataca al futuro
pueblo de Dios
Una vez que hayan acabado con la religión,
los elementos políticos arremeterán contra los escogidos los cuales abran sido
separados de entre las cabras. Satanás, “Gog de la tierra de Magog” en la
profecía, dice: “Vendré sobre los que están sin disturbio, que moran en
seguridad”. Pensando que son una presa fácil, los atacará con “una numerosa
fuerza militar [...], como nubes para cubrir el país”. (Ezequiel 38:2,
10-16.) Los que lleguen a componer ese pueblo escogido saben muy bien que este
ataque fracasará, porque su confianza está en IEVE.
Cuando
Faraón y sus ejércitos pensaron que tenían atrapados a los siervos de Dios en
el mar Rojo, IEVE liberó milagrosamente a su pueblo y aniquiló a los ejércitos
egipcios. (Éxodo 14:26-28.) Durante la “gran tribulación”, cuando las naciones
piensen que tienen atrapado al pueblo de IEVE, Él de nuevo acudirá al rescate
milagrosamente: “En aquel día [...] mi furia subirá a mi nariz. Y en mi
ardor, en el fuego de mi furor, tendré que hablar”. (Ezequiel 38:18, 19.)
El clímax de la “gran tribulación” será entonces inminente.
Algún
momento después del comienzo de la “gran tribulación”, aunque antes de que IEVE
ejecute su sentencia contra el resto de este mundo, habrá sucesos
sobrenaturales. Observe el efecto que estos tendrán. “Entonces aparecerá en el
cielo la señal del Hijo del hombre [Cristo], y entonces todas las tribus de la
tierra se golpearán en lamento, y verán al Hijo del hombre viniendo sobre las
nubes del cielo con poder y gran gloria.” (Mateo 24:29, 30.) “Habrá señales
en el sol y en la luna y en las estrellas, [...] mientras que los hombres
desmayan por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra
habitada.” (Lucas 21:25, 26.)
“Su liberación se
acerca”
En ese momento en concreto será aplicable la
profecía de Lucas 21:28. Jesús dijo: “Al comenzar a suceder estas cosas,
levántense erguidos y alcen la cabeza, porque su liberación se acerca”. Los
enemigos de Dios temblarán atemorizados porque sabrán que esos sucesos
sobrenaturales proceden de IEVE. Pero sus siervos se alegrarán, pues sabrán que
su liberación se acerca.
IEVE
entonces asesta el golpe de gracia al sistema de Satanás: “Ciertamente me
pondré en juicio con [Gog], con peste y con sangre; y un aguacero inundante y
piedras de granizo, fuego y azufre haré llover sobre él y sobre sus
partidas [...]; y tendrán que saber que yo soy IEVE”. (Ezequiel
38:22, 23.) Se barre todo vestigio del sistema de Satanás. Se aniquila a
la entera sociedad humana que pasa por alto a Dios. Este es el clímax de la
“gran tribulación”, el Armagedón. (Jeremías 25:31-33; 2 Tesalonicenses
1:6-8; Revelación 16:14, 16; 19:11-21.)
Millones de adoradores de IEVE los cuales han
sido separados por toda la Tierra serán liberados de la “gran tribulación”.
Estos componen la “gran muchedumbre” que procede “de todas las naciones y
tribus y pueblos y lenguas”. ¿Por qué se les libera de esta manera tan
impresionante? Porque rinden “servicio sagrado día y noche” a IEVE. De modo que
sobreviven al fin del mundo y se les introduce en un nuevo mundo justo.
(Revelación 7:9-15.) Así, presencian el cumplimiento de la promesa de IEVE:
“Espera en IEVE y guarda su camino, y él te ensalzará para tomar posesión de
la tierra. Cuando los inicuos sean cortados, tú lo verás”. (Salmo 37:34.)
El Rey
de la eternidad, IEVE, por intermedio de su Mariscal de Campo celestial,
Jesucristo, desatará en breve la gran tribulación. Su sentencia se ejecutará
primero sobre la cristiandad y todas las demás ramificaciones de Babilonia la
Grande. (Revelación 17:16, 17.) Estas han demostrado que no merecen la
salvación que IEVE proporciona mediante el sacrificio redentor de Jesús. Han
despreciado el santo nombre de Dios IEVE. (Compárese con Ezequiel 39:7.) El
canto litúrgico del “Aleluya” en sus opulentos edificios religiosos es una
farsa. Al quitar el precioso nombre de IEVE de sus traducciones de la Biblia,
parecen olvidar que “AleluIE” significa “Alaben a
IEVE”, donde IE es la contracción del nombre “IEVE”. Apropiadamente, en
Revelación 19:1-6 se recoge el canto falso de “Aleluya” pero pronto se
restaurará y pronto se oirá la verdadera pronunciación del “AleluIE” para celebrar el
castigo divino sobre Babilonia la Grande.
A esto
seguirá la ‘llegada’ de Jesús para dictar y ejecutar sentencia contra las
naciones y los pueblos. Él mismo profetizó: “Cuando el Hijo del hombre [Cristo
Jesús] llegue en su gloria, y todos los ángeles con él, entonces se sentará
sobre su glorioso trono [de juicio]. Y todas las naciones [de la Tierra] serán
reunidas delante de él, y separará a la gente unos de otros, así como el pastor
separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha, pero las
cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: ‘Vengan,
ustedes que han sido bendecidos por mi Padre, hereden el reino preparado para
ustedes desde la fundación del mundo’”. (Mateo 25:31-34.) El versículo 46 pasa
a decir que la clase de las cabras “partirán al cortamiento eterno, pero los
justos a la vida eterna”.
El
libro bíblico de Revelación explica que el “Rey de reyes y Señor de señores”,
nuestro Señor celestial, Jesucristo, cabalgará entonces hacia la guerra de
Armagedón y destruirá a los elementos políticos y comerciales del sistema
satánico. De este modo, Cristo habrá derramado “la cólera de la ira de Dios el
Todopoderoso” sobre el entero dominio terrestre de Satanás. Mientras ‘estas
cosas anteriores pasan’, las personas que teman a Dios serán introducidas en el
glorioso nuevo mundo, donde él ‘limpiará toda lágrima de los ojos de ellos’.
(Revelación 19:11-16; 21:3-5.)
La destrucción no la traerán las fuerzas
romanas ni ningún otro instrumento humano. El libro de Revelación dice que las
fuerzas ejecutoras procederán del cielo. Sí, esa parte final de la gran
tribulación no la materializará ningún ejército humano, sino “La Palabra
de Dios”, el Rey Jesucristo, ayudado por ‘los ejércitos de los cielos’,
incluidos los escogidos resucitados para una mayor asignación en los cielos. El
“Rey de reyes y Señor de señores” llevará a cabo una ejecución mucho más
completa que la de los romanos en 70 E.C. Eliminará a todos los opositores
humanos de Dios: reyes, comandantes militares, libres y esclavos, pequeños y
grandes. Incluso llegarán a su fin las organizaciones humanas del mundo de
Satanás. (Revelación 2:26, 27; 17:14; 19:11-21; 1 Juan 5:19.)
Esta segunda fase de la gran tribulación
equivaldrá a lo que les sucedió a Jerusalén y a sus habitantes en el segundo
ataque de los romanos, durante el año 70. Será una “gran tribulación como
la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no,
ni volverá a suceder”. (Mateo 24:21.) Podemos estar seguros, sin embargo, de
que los escogidos de Dios para una asignación terrenal no estarán en la
zona de peligro, no correrán el riesgo de perecer. Tampoco habrán huido a
ninguna ubicación geográfica. Los cristianos de Jerusalén del siglo primero
podían huir, por ejemplo, a la región montañosa de Pela, que se hallaba al otro
lado del Jordán. Pero en el futuro, los escogidos fieles de Dios estarán
esparcidos por todo el mundo, de modo que la seguridad y la protección no dependerán
de su ubicación geográfica.
¿Qué
pensará el mundo de la devastación de Babilonia la Grande? De lejos, los políticos
corruptos —“reyes de la tierra”— se lamentan por ella porque durante siglos
hallaron placer en su fornicación espiritual. También lloran y se lamentan por
ella hombres codiciosos del comercio, “comerciantes viajeros [...], que se
enriquecieron de ella”. Estos comerciantes también se mantienen alejados de
ella y dicen: “¡Qué lástima, qué lástima... la gran ciudad, vestida de lino
fino y púrpura y escarlata, y adornada ricamente con ornamento de oro y piedra
preciosa y perla, porque en una sola hora riquezas tan grandes han quedado
devastadas!”. Todas las galas eclesiásticas y la magnificencia de las grandes
catedrales del mundo desaparecerán para siempre. (Revelación 18:9-17.) Pero
¿estará de duelo toda persona debido a la destrucción de Babilonia la Grande?
Revelación
18:20, 21 responde: “¡Alégrate sobre ella, oh cielo, y también ustedes los
santos y los apóstoles y los profetas, porque, judicialmente, Dios le ha
impuesto castigo a ella por ustedes!”. Como una gran piedra de molino arrojada
al mar, “con lanzamiento veloz [habrá sido] arrojada abajo Babilonia la gran
ciudad, y nunca volverá a ser hallada”.
¡Qué motivo de alegría!, como confirma
Revelación 19:1-8. Cuatro veces suena desde el cielo la llamada: “¡Alaben a
IEVE!”. Las primeras tres exclamaciones de AleluIE alaban a IEVE porque ha
traído justo castigo sobre la infame ramera, Babilonia la Grande. ¡El imperio
mundial de la religión ha dejado de existir! Del trono de Dios se oye una voz
que dice: “Alaben a nuestro Dios, todos ustedes sus esclavos, que le temen, los
pequeños y los grandes”. ¡Qué privilegio será cantar esa canción!
Las bodas del Cordero
La
cuarta exclamación de AleluIE introduce otro tema: “Alaben a IEVE”,, porque IEVE
nuestro Dios, el Todopoderoso, ha empezado a reinar”. Pero ¿no se había usado
un estribillo similar en Revelación 11:17, donde dice: “Te damos gracias, IEVE
Dios, el Todopoderoso, [...] porque has tomado tu gran poder y has empezado a
reinar”? Sí. No obstante, el contexto de Revelación 11:17 muestra que IEVE
produce el Reino Mesiánico para “pastorear a todas las naciones con vara de
hierro”. (Revelación 12:5.) Revelación 19:6 tiene como contexto la destrucción
de Babilonia la Grande. Eliminada la religión que se comporta como ramera, la
Divinidad de IEVE queda vindicada. Entonces será adorado como Soberano y Rey
Supremo por toda la eternidad.
Por lo tanto, se podrá hacer el gozoso
anuncio: “Regocijémonos y llenémonos de gran gozo, y démosle la gloria [a IEVE],
porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Sí, a
ella se le ha concedido estar vestida de lino fino, brillante y limpio, porque
el lino fino representa los actos justos de los santos”. (Revelación
19:7, 8.) No se dice cuándo exactamente recibirán su resurrección celestial
los ungidos que todavía estén en la Tierra. Pero el contexto nos asegura que su
participación en las bodas del Cordero, Cristo Jesús, será una ocasión alegre,
y tanto más al haber sido testigos presenciales de la humillación de la infame
ramera, Babilonia la Grande.
Se destruye el mundo
de Satanás
Aparece
de nuevo el caballo blanco mencionado por primera vez en Revelación 6:2.
Revelación 19:11 dice: “El que iba sentado sobre [el caballo blanco] se llama
Fiel y Verdadero, y juzga y se ocupa en guerrear con justicia”. De esta manera,
el “Rey de reyes y Señor de señores” sale a herir a las naciones y a pisar “el
lagar de vino de la cólera de la ira de Dios el Todopoderoso”. ‘Los reyes de la
tierra y sus ejércitos’ se reúnen en vano para la guerra de Har–Magedón. El
Jinete del caballo blanco completa su victoria. No queda nada de la
organización terrestre de Satanás. (Revelación 19:12-21.)
Pero
¿qué le pasará al Diablo? En Revelación 20:1-6 se representa a Cristo Jesús
como “un ángel que [desciende] del cielo con la llave del abismo y una gran
cadena en la mano”. Se apodera del dragón, la Serpiente original, que es el
Diablo y Satanás, lo ata, lo arroja al abismo y cierra y sella el abismo sobre
él. Una vez abismado Satanás de modo que ya no pueda extraviar a las naciones,
da comienzo el glorioso Reinado Milenario del Cordero y su novia. ¡Ya no hay
lágrimas de tristeza! ¡No hay más muerte adánica! ¡No hay lamento, ni
clamor, ni dolor! “Las cosas anteriores han pasado.” (Revelación 21:4.)
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