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lunes, 22 de febrero de 2016

LO QUE DICE EL "ESPIRITU" Capítulo 1º



EL AYUDANTE
Jesús da a sus seguidores consejos de despedida durante la última Pascua (Juan 13:1–17:26)

Les lava los pies para enseñarles humildad y les da “un nuevo mandamiento”: que se amen unos a otros como él los ha amado.

Se identifica como el camino, la verdad y la vida; promete enviar el espíritu santo a sus discípulos después de su marcha.

Jesús ora por sus seguidores y dice a su Padre que ha terminado la obra que se le había encomendado y ha puesto Su nombre de manifiesto.


Juan 14:26. Más el ayudante, el espíritu santo, que el Padre enviará en mi nombre, ese les enseñará todas las cosas y les hará recordar todas las cosas que les he dicho.

(Lucas 24:49) Y, ¡miren!, envío sobre ustedes lo que está prometido por mi Padre. Ustedes, sin embargo, permanezcan en la ciudad hasta que lleguen a estar revestidos de poder desde lo alto”.

(Juan 15:26) Cuando llegue el ayudante que yo enviaré a ustedes del Padre, el espíritu de la verdad, que procede del Padre, ese dará testimonio acerca de mí;

(Juan 16:13) Sin embargo, cuando llegue aquel, el espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propio impulso, sino que hablará las cosas que oye, y les declarará las cosas que vienen.

El espíritu de Dios (EL AYUDANTE) después también permitió que los seguidores de Cristo predijesen sucesos futuros. (Hch 11:28; 20:29, 30; 21:11; 1Ti 4:1-3.) El espíritu santo de Dios, como “espíritu de la verdad”, nunca podría ser fuente de error, sino que protegería a los seguidores de Cristo de falsedades doctrinales. (Compárese con 1Jn 2:27; 4:1-6.

(1 Juan 2:27) Y en cuanto a ustedes, la unción que recibieron de él permanece en ustedes, y no necesitan que nadie les esté enseñando; antes bien, como la unción de él les está enseñando acerca de todas las cosas, y es verdad y no es mentira, y así como les ha enseñado, permanezcan en unión con él.


Hechos 2:1-4 Ahora bien, mientras estaba en progreso el día [de la fiesta] del Pentecostés, todos se hallaban juntos en el mismo lugar, 2 y de repente ocurrió desde el cielo un ruido exactamente como el de una brisa impetuosa y fuerte, y llenó toda la casa en la cual estaban sentados. 3 Y lenguas como de fuego se les hicieron visibles y fueron distribuidas en derredor, y una se asentó sobre cada uno de ellos, 4 y todos se llenaron de espíritu santo y comenzaron a hablar en lenguas diferentes, así como el espíritu les concedía expresarse.

En esta ocasión se cumplieron las palabras registradas en Joel 2:28 Y después de eso tiene que ocurrir que derramaré mi espíritu sobre toda clase de carne, y sus hijos y sus hijas ciertamente profetizarán. En cuanto a sus viejos, sueños soñarán. En cuanto a sus jóvenes, visiones verán. 29 Y aun sobre los siervos y sobre las siervas derramaré en aquellos días mi espíritu.

La pregunta que surge aquí es la siguiente ¿el derramamiento del Ayudante estaría activo para siempre o solamente un corto periodo de tiempo?

VEAMOS:

2ª a los Tesalonicenses 2:6-12 “De modo que ahora ustedes conocen la cosa que obra como restricción, con miras a que él sea revelado a su propio tiempo. 7 Es verdad que el misterio de este desafuero ya está obrando; pero solo hasta que el que ahora mismo está obrando como restricción llegue a estar fuera del camino. 8 Entonces, realmente, será revelado el desaforado, a quien el Señor Jesús eliminará por el espíritu de su boca, y reducirá a nada por la manifestación de su presencia. 9 Pero la presencia del desaforado es según la operación de Satanás con toda obra poderosa y señales y portentos presagiosos mentirosos, 10 y con todo engaño injusto para los que están pereciendo, como retribución porque no aceptaron el amor de la verdad para que fueran salvos. 11 Por eso Dios deja que les vaya una operación de error, para que lleguen a creer la mentira, 12 a fin de que todos ellos sean juzgados por no haber creído la verdad, sino haberse complacido en la injusticia.

Pablo reconoció que el mismo serbia de restricción a la apostasía y al hombre de desafuero. (2 Timoteo 4:6) Porque ya estoy siendo derramado como libación, y el debido tiempo de mi liberación es inminente.

(2 Pedro 1:14) puesto que sé que pronto veré quitado mi tabernáculo, tal como también me lo significó nuestro Señor Jesucristo.

Pero Juan como última restricción al hombre del desafuero dijo... (1 Juan 2:18) Niñitos, es la última hora, y, así como han oído que [el] anticristo viene, aun ahora ha llegado a haber muchos anticristos; del cual hecho adquirimos el conocimiento de que es la última hora.

Él fue el último d los apóstoles en morir y por lo tanto la restricción a la introducción de la apostasía en las enseñanzas de Cristo fue quitada y ésta ha tenido libertad para ser implantada como cristianismo falso.

Este hecho nos demuestra que el ayudante (el espíritu santo) dejó de estar activo a partir de la muerte de Juan y no volverá a estar activo hasta la segunda venida de Cristo.


(Juan 16:13) Sin embargo, cuando llegue aquel, el espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propio impulso, sino que hablará las cosas que oye, y les declarará las cosas que vienen.


Vamos a destacar la frase “y les declarará las cosas que vienen” o sea las cosas futuras ya que la actividad del AYUDANTE en aquel tiempo están registradas en libro de los Hechos.

 (1 Timoteo 4:1) Sin embargo, la expresión inspirada dice definitivamente que en períodos posteriores algunos se apartarán de la fe, prestando atención a expresiones inspiradas que extravían y a enseñanzas de demonios. (Períodos posteriores a la muerte de Juan)

2ª a Timoteo 4:3 Porque habrá un período en que no soportarán la enseñanza saludable, sino que, de acuerdo con sus propios deseos, acumularán para sí mismos maestros para que les regalen los oídos; 4 y apartarán sus oídos de la verdad, puesto que serán desviados a cuentos falsos.

(Enseñanzas, doctrinas y argumentos que centran la atención del oyente o lector en interpretaciones des orientativas de la verdad)

Lo que dijo Pablo bajo la guía del AYUDANTE 2ª a los Tesalonicenses 2:1,2 Sin embargo, hermanos, tocante a la presencia de nuestro Señor Jesucristo y el ser nosotros reunidos a él, les solicitamos 2 que no se dejen sacudir prontamente de su razón, ni se dejen excitar tampoco mediante una expresión inspirada, ni mediante un mensaje verbal, ni mediante una carta como si fuera de nosotros, en el sentido de que el día de Jehová esté aquí.

2ª a Timoteo 4: 3-5 Que nadie los seduzca de manera alguna, porque no vendrá a menos que primero venga la apostasía y el hombre del desafuero quede revelado, el hijo de la destrucción. 4 Él está puesto en oposición y se alza a sí mismo sobre todo aquel a quien se llama “dios” o [todo] objeto de reverencia, de modo que se sienta en el templo del Dios, y públicamente ostenta ser un dios. 5 ¿No se acuerdan de que, estando todavía con ustedes, yo solía decirles estas cosas?

Estas palabras se están refiriendo a la segunda venida de Jesús pero a la muerte del apóstol Juan se establecería  una apostasía que duraría todo el tiempo hasta la segunda vuelta de él, el hombre de desafuero el hijo de la destrucción quedaría revelado puesto al descubierto antes de su venida.

Ya han transcurrido 1982 años desde la muerte de Jesús y aún no ha venido en su segunda venida, esto se demuestra por el hecho indiscutible de que el hombre de desafuero aún no ha sido puesto de manifiesto y por lo tanto la apostasía continúa hasta este día.

¿Qué religión llamada cristiana puede argumentar que ella es la religión verdadera y que está siendo utilizada por Dios? ¿O que otra religión judía puede argumentar lo mismo? Pueden argumentar lo que quieran, pero la realidad es que sus argumentos son puras falsedades, enseñanzas de demonios, cuentos falsos. Todas son apostatas de la verdad.

¿Qué es apostasía?

APOSTASÍA

(gr. A·po·sta·sí·a).

El término griego correspondiente se deriva del verbo a·fí·stē·mi, que significa literalmente “apartarse de”. La forma sustantiva tiene el sentido de “deserción, abandono o rebelión”. (Hch 21:21, nota.) En el griego clásico esta se usaba para referirse a la defección política, y es con este sentido con el que se emplea el verbo en el pasaje de Hechos 5:37 sobre Judas el galileo, que “atrajo” (a·pé·stē·se, una forma de a·fí·stē·mi) seguidores. La Versión de los Setenta, escrita en griego, usa el vocablo en Génesis 14:4 con referencia a tal tipo de rebelión. No obstante, en las Escrituras Griegas Cristianas se usa sobre todo con relación a la defección religiosa, es decir, a la renuncia o abandono de la verdadera causa, la adoración y servicio a Dios; en suma, una renuncia a lo que antes se profesaba y un abandono total de esos principios o de la fe. Los líderes religiosos de Jerusalén acusaron a Pablo de este tipo de apostasía de la ley mosaica.

Puede decirse con toda propiedad que el adversario de Dios fue el primer apóstata, según indica el nombre Satanás. Él hizo que la primera pareja humana apostatara. (Gé 3:1-15; Jn 8:44.) Después del Diluvio, los hombres se desviaron de las palabras del Dios de Noé. (Gé 11:1-9.) Más tarde, se le hizo necesario a Job defenderse de la acusación de apostasía que le lanzaron sus tres supuestos consoladores. (Job 8:13; 15:34; 20:5.) En su defensa, mostró que Dios no concede audiencia a los apóstatas (Job 13:16), y que el estado de un apóstata a quien Dios ‘corta’ es desesperanzado. (Job 27:8; compárese también con la declaración de Elihú en Job 34:30; 36:13.) En estos casos se usa el sustantivo hebreo ja·néf, que significa “apartado de Dios”, es decir, apóstata. El verbo relacionado, ja·néf, significa “estar apartado de la debida relación con Dios”, o “contaminar, llevar a la apostasía”. (Lexicon in Veteris Testamenti Libros, de L. Koehler y W. Baumgartner, Leiden, 1958, pág. 317.)

Apostasía en Israel. Los dos primeros mandamientos de la Ley condenaban toda apostasía. (Éx 20:3-6.) Antes de la entrada de los israelitas en la Tierra Prometida, se les advirtió del grave peligro de caer en la apostasía en el que se encontrarían si se casaban con los habitantes del país. (Dt 7:3, 4.) Aun si fuese un pariente próximo o el cónyuge la persona que incitaba a otros a apostatar, habría de ser ejecutado por haber “hablado de sublevación contra IEVE el Dios de ustedes”. (Dt 13:1-15.) Las tribus de Rubén, Gad y Manasés se apresuraron a exculparse de la acusación de apostasía que se les imputó por haber edificado un altar. (Jos 22:21-29.)

Muchos de los reyes de Israel y de Judá siguieron un proceder apóstata. Por ejemplo: Saúl (1Sa 15:11; 28:6, 7), Jeroboán (1Re 12:28-32), Acab (1Re 16:30-33), Ocozías (1Re 22:51-53), Jehoram (2Cr 21:6-15), Acaz (2Cr 28:1-4) y Amón. (2Cr 33:22, 23.) Con el tiempo, los israelitas llegaron a ser una nación de apóstatas, porque el pueblo escuchaba a los sacerdotes y profetas apóstatas (Jer 23:11, 15), así como a otros hombres sin principios que, con palabras suaves y dichos falsos, los llevaron a practicar conducta relajada e inmoralidad, y a desertar de IEVE, “la fuente de agua viva”. (Isa 10:6; 32:6, 7; Jer 3:1; 17:13.) Según Isaías 24:5, hasta la misma tierra llegó a estar ‘contaminada [ja·nefáh] bajo sus habitantes, porque habían pasado por alto las leyes, habían cambiado la disposición reglamentaria, habían quebrantado el pacto de duración indefinida’. No habría de concedérseles misericordia en la destrucción predicha. (Isa 9:17; 33:11-14; Sof 1:4-6.)

¿Qué características singularizan a los apóstatas en contraste con el cristianismo primitivo?

El apóstol Pablo predijo en 2 Tesalonicenses 2:3 una apostasía entre los que profesaban ser cristianos. Mencionó específicamente a ciertos apóstatas, como Himeneo, Alejandro y Fileto. (1Ti 1:19, 20; 2Ti 2:16-19.) Entre las diversas causas de la apostasía expuestas en las advertencias apostólicas se encuentran las siguientes: la falta de fe (Heb 3:12), la falta de aguante ante la persecución (Heb 10:32-39), el abandono de las normas morales correctas (2Pe 2:15-22), el hacer caso de “palabras fingidas” de falsos maestros y de “expresiones inspiradas que extravían” (2Pe 2:1-3; 1Ti 4:1-3; 2Ti 2:16-19; compárese con Pr 11:9) y el tratar de “ser declarados justos por medio de ley”. (Gál 5:2-4.) Aun profesando tener fe en la Palabra de Dios, puede que los apóstatas desatiendan su servicio a Dios al considerar de poca importancia la obra de predicar y enseñar que Él encargó a los seguidores de Jesucristo. (Lu 6:46; Mt 24:14; 28:19, 20.) También puede que aleguen servir a Dios, pero rechacen a sus representantes, y comiencen a ‘golpear’ a los que habían sido sus compañeros de fe, con el fin de obstaculizar su obra. (Jud 8, 11; Nú 16:19-21; Mt 24:45-51.) Los apóstatas por lo general procuran que otros les sigan. (Hch 20:30; 2Pe 2:1, 3.) Los que abandonan voluntariosamente la enseñanza primitiva cristiana se convierten en parte integrante del “anticristo”. (1Jn 2:18, 19.) Como en el caso de los israelitas apóstatas, también se predice destrucción para los apóstatas actuales. (2Pe 2:1; Heb 6:4-8.

Durante el período de persecución que sufrió la congregación cristiana primitiva a manos del Imperio romano, a los que profesaban ser cristianos a veces se les inducía a negar su discipulado. A aquellos que accedían se les exigía que dieran prueba de su apostasía haciendo una ofrenda de incienso ante algún dios pagano o blasfemando abiertamente contra el nombre de Cristo.

Es evidente que hay una diferencia entre ‘caer’ por debilidad y ‘caer’ por haber apostatado. Este último ‘caer’ implica una retirada drástica e intencional del sendero de la rectitud. (1Jn 3:4-8; 5:16, 17.) Cualquiera que sea su base aparente, intelectual, moral o espiritual, constituye una rebelión contra Dios y un rechazo de su Palabra de verdad. (2Te 2:3, 4;



HOMBRE DEL DESAFUERO

Expresión que emplea el apóstol Pablo en 2 Tesalonicenses 2:2, 3 cuando advierte de la gran apostasía anticristiana que surgiría antes del “día de Jehová”. La palabra griega que empleó aquí, a·po·sta·sí·a, significa más que la mera acción de apartarse de la fe o retroceder sin hacer nada por evitarlo. Significa defección, revuelta, rebelión planeada y deliberada. En papiros antiguos la palabra a·po·sta·sí·a se usaba en el campo político para referirse a los rebeldes.

Una sublevación religiosa. No obstante, esta rebelión no es de naturaleza política. Es una rebelión religiosa contra IEVE Dios y Jesucristo, y, por lo tanto, contra la verdadera y futura congregación cristiana.

Predicha. Los apóstoles Pablo y Pedro también predijeron esta apostasía, tanto de palabra como por escrito, y el mismo Señor Jesucristo predijo que vendría. En su ilustración del trigo y la mala hierba (Mt 13), Jesús dijo que el Diablo sembraría “mala hierba” —cristianos de imitación, “hijos del inicuo”— entre el “trigo”, los “hijos del reino”. Dichos cristianos de imitación existirían hasta la conclusión del sistema de cosas, cuando se les identificaría y ‘quemaría’.

Pablo advirtió a los cristianos de Éfeso que después que él partiese entrarían “lobos opresivos” entre los cristianos verdaderos y no tratarían al rebaño con ternura, sino que tratarían de arrastrar a “los discípulos” tras sí (no simplemente haciendo otros discípulos para sí mismos, sino tratando de arrastrar a los discípulos de Cristo). (Hch 20:29, 30.) En 1 Timoteo 4:1-3 escribió: “Sin embargo, la expresión inspirada dice definitivamente que en períodos posteriores algunos se apartarán de la fe, prestando atención a expresiones inspiradas que extravían y a enseñanzas de demonios, por la hipocresía de hombres que hablan mentiras, marcados en su conciencia como si fuera con hierro de marcar [insensibles, cauterizados, de manera que no sienten ningún remordimiento por haber hablado mentiras hipócritamente]; que prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que participen de ellos con acción de gracias”.

Más tarde Pablo le escribió a Timoteo: “Habrá un período en que no soportarán la enseñanza saludable, sino que, de acuerdo con sus propios deseos, acumularán para sí mismos maestros para que les regalen los oídos; y apartarán sus oídos de la verdad”. (2Ti 4:3, 4.)

El apóstol Pedro estableció un paralelo entre la apostasía del cristianismo y la que ocurrió en el Israel natural. Dijo: “Sin embargo, llegó a haber también falsos profetas entre el pueblo, como también habrá falsos maestros entre ustedes. Estos mismísimos introducirán calladamente sectas destructivas y repudiarán hasta al dueño que los compró, trayendo sobre sí mismos destrucción acelerada. Además, muchos seguirán los actos de conducta relajada de ellos y por causa de estos se hablará injuriosamente del camino de la verdad”. Señaló que explotarían a la congregación, pero que “la destrucción de ellos no dormita”. (2Pe 2:1-3.)

Un “hombre” colectivo. Por consiguiente, este “hombre” de 2 Tesalonicenses 2:1-12 no es individual, sino un “hombre” colectivo, tal como se muestra en los textos ya citados, y seguiría existiendo después de la muerte de los apóstoles y hasta el tiempo de la presencia del Señor.

Traición a Dios. El “desafuero” que este “hombre” apóstata colectivo comete es un acto de desafuero contra IEVE Dios, el Soberano Universal. Este “hombre” es culpable de traición. Se le llama el “hijo de la destrucción”, como a Judas Iscariote, quien traicionó a Jesucristo y contribuyó a su muerte. Al igual que Judas, ese “hombre” tiene que ser aniquilado para siempre. Aunque “Babilonia la Grande” también lucha en contra de Dios, no puede ser el “hombre del desafuero”, pues se dice que es una mujer, una ramera. Sin embargo, como este lleva a cabo una rebelión religiosa en contra de Dios, es obvio que forma parte de la mística Babilonia. (Jn 17:12; Rev 17:3, 5.)

El “hombre del desafuero” se pone a sí mismo en oposición a Dios, y por lo tanto es un “satanás”, término que significa opositor. Y en realidad su ‘presencia es según la operación de Satanás’. (2Te 2:9.) En los días del apóstol Pablo, la identidad de este “hombre del desafuero” era un “misterio” o secreto religioso. Aún hoy su identidad sigue siendo un misterio para muchas personas, porque oculta su iniquidad bajo el disfraz de la devoción piadosa. (2Te 2:7.) Por medio de sus enseñanzas mentirosas que contradicen o hasta falsifican la ley de Dios, el “hombre del desafuero” se coloca a sí mismo por encima de IEVE Dios y de otros ‘dioses’, los poderosos de la Tierra, y también en contra de los santos de Dios, los verdaderos hermanos espirituales de Jesucristo. (Compárese con 2Pe 2:10-13.) Puesto que es un hipócrita, un maestro falso que afirma ser cristiano, “se sienta en el templo del Dios”, como si perteneciese al templo espiritual. (2Te 2:4.)

Una restricción. Pablo hace referencia a “la cosa que obra como restricción”. (2Te 2:6.) Parece ser que los apóstoles mismos fueron aquella restricción. Pablo les había dicho a los superintendentes efesios que ‘después de su partida’ entrarían hombres con características de lobos. (Hch 20:29.) Repetidas veces escribió admoniciones acerca de tal apostasía, no solo en la segunda carta a los Tesalonicenses, sino en muchas exhortaciones a Timoteo. Y a este último le aconsejó que encomendase las cosas que le había oído a él a hombres fieles que estuvieran adecuadamente capacitados para enseñar a otros. Se refirió a la congregación del Dios vivo como “columna y apoyo de la verdad”, pues deseaba que tuviese la mayor solidez posible antes de que floreciese la gran apostasía. (2Ti 2:2; 1Ti 3:15.)

Más tarde, por mandato de Cristo, se le dijo al apóstol Juan que escribiese para advertir de las sectas, mencionando en especial la secta de Nicolás y hablando de falsos profetas, como Balaam y Jezabel, la mujer que se llamaba a sí misma profetisa. (Rev 2:6, 14, 15, 20.)

Ya obraba en los días de los apóstoles. El apóstol Pablo dijo: “El misterio de este desafuero ya está obrando”. (2Te 2:7.) Había quienes trataban de enseñar doctrinas falsas, y algunos incluso perturbaban a la congregación de Tesalónica. Este fue uno de los motivos por los que Pablo les escribió su segunda carta. Ya había anticristos para cuando Juan escribió sus cartas, y probablemente antes de ese tiempo. Juan habló de la “última hora” del período apostólico, y dijo: “Así como han oído que el anticristo viene, aun ahora ha llegado a haber muchos anticristos [...]. Ellos salieron de entre nosotros, pero no eran de nuestra clase; porque si hubieran sido de nuestra clase, habrían permanecido con nosotros. Pero salieron, para que se mostrara a las claras que no todos son de nuestra clase”. (1Jn 2:18, 19.

Revelado. Después de la muerte de los apóstoles, el “hombre del desafuero” se manifestó abiertamente con su hipocresía religiosa y sus enseñanzas falsas. (2Te 2:3, 6, 8.) Según las palabras de Pablo, este “hombre” obtendría gran poder, actuando bajo el control de Satanás, realizando “toda obra poderosa y señales y portentos presagiosos mentirosos”. Se dice que aquellos a quienes engaña el “hombre del desafuero” compuesto “están pereciendo [literalmente, “están destruyéndose”], como retribución porque no aceptaron el amor de la verdad para que fueran salvos”. El apóstol indica que ellos ‘llegan a creer la mentira’, y todos “[serán] juzgados por no haber creído la verdad, sino haberse complacido en la injusticia”. (2Te 2:9-12; véase Int.) Se trata, por lo tanto, de un juicio condenatorio.

Destruido. Este hipócrita “hombre del desafuero” compuesto tiene que ser eliminado por el Señor Jesús, “por el espíritu de su boca”, y reducido a la nada “por la manifestación de su presencia”. La aniquilación de este opositor inicuo de Dios será una prueba visible y concreta de que el Señor Jesucristo actúa como juez. No juzgará de acuerdo con sus propias normas; de manera que la destrucción “por el espíritu de su boca” debe significar que es la expresión del juicio de IEVE contra esta clase inicua. (2Te 2:8; compárese con Rev 19:21, con “la espada larga [...], la espada que salía de su boca”.)


El pecado contra el espíritu santo.

Jesucristo dijo que el que peque contra el espíritu santo no tendrá perdón ni en este sistema de cosas ni en el venidero. (Mt 12:31, 32.) La persona que, según el juicio de Dios, peque contra el espíritu santo en este sistema de cosas no obtendría ningún beneficio de resucitar, pues como es imposible que se le perdonen los pecados, tal resurrección resultaría inútil. Jesús dictó sentencia en el caso de Judas Iscariote al llamarle “el hijo de destrucción”. A él no le aplicará el rescate, de modo que no resucitará, pues su destrucción es una sentencia establecida judicialmente. (Jn 17:12.)

Jesucristo dijo a sus opositores, los líderes religiosos judíos: “¿Cómo habrán de huir del juicio del Gehena [un símbolo de destrucción eterna]?”. Mt 23:33. Sus palabras indican que si no se volvían a Dios antes de morir, recibirían un juicio final adverso. La resurrección no tendría sentido para ellos, pues no les serviría de nada. Ese también parece ser el caso del “hombre del desafuero”. 2Te 2:3, 8.

Pablo dice que los que han conocido la verdad, han sido partícipes del espíritu santo y luego han apostatado, han caído en un estado del que es imposible “revivificarlos otra vez al arrepentimiento, porque de nuevo fijan en un madero al Hijo de Dios para sí mismos y lo exponen a vergüenza pública”. El rescate ya no puede ayudarlos; por esa razón, no serán resucitados. El apóstol los asemeja a un campo que solo produce espinos y cardos, por lo que se le rechaza y al fin se le quema. Esto ilustra el futuro que tienen ante ellos: aniquilación completa. (Heb 6:4-8.)

Pablo vuelve a manifestar que para los que “voluntariosamente [practican] el pecado después de haber recibido el conocimiento exacto de la verdad, no queda ya sacrificio alguno por los pecados, sino que hay cierta horrenda expectación de juicio y hay un celo ardiente que va a consumir a los que están en oposición”. Luego pone una ilustración: “Cualquiera que ha desatendido la ley de Moisés muere sin compasión, por el testimonio de dos o tres. ¿De cuánto más severo castigo piensan ustedes que será considerado digno el que ha hollado al Hijo de Dios y que ha estimado como de valor ordinario la sangre del pacto por la cual fue santificado, y que ha ultrajado con desdén el espíritu de bondad inmerecida? [...] Es cosa horrenda caer en las manos del Dios vivo”. El juicio es más severo porque a ellos no solo se les da muerte y se les entierra en el Seol, como les sucedía a los violadores de la ley de Moisés, sino que van al Gehena, de donde no hay resurrección. (Heb 10:26-31.)

Pedro indica a sus hermanos que por ser “casa de Dios”, están bajo juicio, y luego cita de Proverbios 11:31 (LXX) y les advierte del peligro de la desobediencia. En esos versículos muestra que el juicio actual de ellos podría finalizar con una sentencia de destrucción eterna, tal como Pablo había escrito. (1Pe 4:17, 18.)

El apóstol Pablo también menciona que algunos “sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna de delante del Señor y de la gloria de su fuerza, al tiempo en que él viene para ser glorificado con relación a sus santos”. (2Te 1:9, 10.) Estas personas no sobrevivirán para hallarse bajo el reinado milenario de Cristo, y como su destrucción es “eterna”, no serán resucitados.

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