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jueves, 4 de septiembre de 2014

LA GRAN TRIBULACIÓN, PARTE 2ª



Si no quiero ser arrastrado con los apoyadores de la religión, sus amantes políticos y el sistema financiero corrupto opresivo, ¿qué debo hacer yo?


‘Quédense despiertos y mantengan su juicio’
“No sigamos durmiendo como los demás, sino quedémonos despiertos y mantengamos nuestro juicio.”—1 Tesalonicenses 5:6.
CUANDO Jesús predijo que la destrucción de Jerusalén vendría en su generación, declaró: “Estos son días para hacer justicia, para que se cumplan todas las cosas que están escritas.” (Lucas 21:22) En 70 E.C. la justa ejecución del juicio de Dios vino contra los que habían profanado su nombre, violado sus leyes y perseguido a sus siervos. De modo similar, la justa ejecución del juicio de Dios contra el inicuo sistema de cosas actual está por venir pronto, y así se demostrará una vez más que el cumplimiento de todas las cosas que están escritas en las profecías bíblicas es cosa segura. Y dicho juicio vendrá tan repentinamente que espantará a los que no estén preparados, pues la Biblia declara: “Cuando sea que ellos estén diciendo: ‘¡Paz y seguridad!,’ entonces destrucción repentina ha de sobrevenirles instantáneamente.”—1 Tesalonicenses 5:2, 3.
 Es urgente y necesario que, entre ahora y el tiempo en que concluyan los juicios de Dios, los que deseen mantenerse despiertos y conocer a IEVE mantengan el más alto sentido de vigilancia y dedicación de propósito. El apóstol Pablo, que registró la profecía inspirada de 1 Tesalonicenses 5:2, 3, también dijo: “Pues bien, entonces, no sigamos durmiendo como los demás, sino quedémonos despiertos y mantengamos nuestro juicio.” (1 Tesalonicenses 5:6) Jesús aconsejó: “Manténganse despiertos, pues, en todo tiempo haciendo ruego para que logren escapar de todas estas cosas que están destinadas a suceder.” (Lucas 21:36) El apóstol Pedro escribió de modo parecido: “Puesto que todas estas cosas así han de ser disueltas, ¡qué clase de personas deben ser ustedes en actos santos de conducta y hechos de devoción piadosa!”—2 Pedro 3:11.
Acercamiento a IEVE ahora
  Es urgente que cualquier persona que desee entrar como sobreviviente en el justo nuevo mundo de Dios llegue a tener una relación correcta con IEVE ahora. “El nombre de IEVE es una torre fuerte. A ella corre el justo y se le da protección.” (Proverbios 18:10) “Tiene que suceder en la parte final de los días que la montaña de la casa de IEVE llegará a estar firmemente establecida por encima de la cumbre de las montañas, y ciertamente será alzada por encima de las colinas; y a ella tendrán que afluir todas las naciones.” (Isaías 2:2) Sí, cualesquiera personas de las naciones que deseen vivir en la nueva tierra paradisíaca de Dios tendrán que afluir ahora a la montaña de IEVE, aprender de Él y establecer una relación personal con su Creador, una relación la cual estará firmemente establecida y estará ensalzada en toda su santa montaña..
  ¿Por qué es tan urgente el acercarse ahora en adoración verdadera a IEVE? ¿No pudiera una persona sincera esperar hasta que realmente viera que empezaran a ejecutarse los juicios de IEVE, y entonces rápidamente ponerse de parte de Él? Aunque esa posibilidad pudiera parecerles atrayente a algunos, ¿habría entonces suficiente tiempo como para edificar la relación correcta con IEVE? Las Escrituras manifiestan que la respuesta es: No. Jesús advirtió: “Presten atención a ustedes mismos para que sus corazones nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber con exceso y por las inquietudes de la vida, y de repente esté aquel día sobre ustedes instantáneamente como un lazo. Porque vendrá sobre todos los que moran sobre la haz de toda la tierra.” (Lucas 21:34, 35) Note que se halla desprevenidos a los que no están despiertos en sentido espiritual, porque ese “día” les sobreviene “de repente,” “instantáneamente,” justamente de la misma manera como “destrucción repentina ha de sobrevenirles instantáneamente” a los que están diciendo: “¡Paz y seguridad!”
  Jesús comparó a esa clase de personas a un animal que inadvertidamente entra en una trampa. También comparó a las personas que no están preparadas en sentido espiritual con las que vivían en los días de Noé que “no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos.” ¿Acaso hubo tiempo para que aquellas personas aprendieran acerca de IEVE y se pusieran bajo su protección después que hubo empezado el Diluvio? No, porque Jesús dice claramente que cuando el Diluvio vino “los barrió a todos.” No estaban ya en el arca de protección con Noé y su familia. Además, cuando el juicio de Dios vino contra Sodoma y Gomorra, ¿hubo algunos que escaparan después que desde el cielo empezó a llover destrucción ardiente? No, porque todos fueron destruidos con la excepción de Lot y sus hijas, quienes ya habían abandonado aquella zona. Aun la esposa de Lot, que había comenzado a salir de la zona de peligro, pero que entonces vaciló, fue arrollada por las fuerzas destructoras. Con razón Jesús dijo: “Acuérdense de la esposa de Lot.”—Mateo 24:37-39; Lucas 17:32.
  No obstante, después que sea derribada “Babilonia la Grande,” el imperio mundial de la religión , ¿no cabría la posibilidad de que hubiera un período en que la gente tuviera la oportunidad de despertar espiritualmente y buscar a IEVE? Posiblemente (digo esto porque este mensaje no llegará a todo el territorio mundial, ni tampoco todas las personas pueden tener acceso a una Biblia, pero Dios  “lee los sentimientos de cada persona individualmente estemos donde estemos,  seamos quienes seamos” y sabe quiénes son merecedores de protección). Pero para los que lean este mensaje no estarán en ignorancia y es responsabilidad personal de buscar esa relación personal con el Creador, también tenemos el ejemplo de la nación judía del primer siglo. A los judíos religiosos de aquel tiempo les parecía que bastaba con la adoración que daban a Dios y que no necesitaban escuchar la predicación de Jesús ni de sus seguidores. No obstante, Jesús había dado esta advertencia: “Cuando vean a Jerusalén cercada de ejércitos acampados, entonces sepan que la desolación de ella se ha acercado. Entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas, y los que estén en medio de Jerusalén retírense.” (Lucas 21:20-22) Pero cuando en el año 66 E.C. los ejércitos romanos que habían estado cercando a Jerusalén se retiraron, los judíos desplegaron demasiada confianza y no ‘echaron a huir.’ Puesto que habían convertido la retirada del ejército romano en una fuga desordenada cuando atacaron la retaguardia de los romanos, los judíos no vieron la necesidad de huir. Creían que Dios estaba con ellos, y hasta acuñaron una nueva moneda de plata que llevaba la inscripción “Jerusalén la Santa.” Pero la profecía inspirada de Jesús mostraba que para IEVE Jerusalén ya no era santa.
 Engañados por su filosofía engañosa, los judíos no abandonaron a Jerusalén y Judea cuando tuvieron la oportunidad de hacerlo. ¡De hecho, en la primavera del año 70 E.C. hicieron lo contrario! Entraron en Jerusalén en tropel para celebrar una fiesta religiosa. Pero justamente en aquel tiempo, poderosos ejércitos romanos bajo el general Tito volvieron, cercaron a Jerusalén y atraparon a todas aquellas personas, como a animales cogidos en lazos. Después de un sitio breve, Jerusalén fue destruida. Un testigo ocular de aquellos acontecimientos, el historiador Flavio Josefo, escribió lo siguiente: “Llegó el número de los cautivos que fueron presos en toda esta guerra al número de noventa y siete mil, y los que murieron durante el tiempo del cerco de la ciudad llegaron a once veces cien mil [1.100.000] hombres. Los más de éstos fueron judíos, pero no fueron todos naturales de Jerusalén, porque juntos de todas partes, para los días de las fiestas o de la Pascua, fueron súbitamente cercados por la guerra, ... por sus hados y ventura toda la gente se había juntado como en una cárcel, y estaba cercada la ciudad muy llena de gente.”—Guerra de los judíos, Volumen II, Libro II, cap. XVII, párrs. 1, 2, traducido por Juan Martín Cordero.
 Sin embargo, los cristianos que se habían quedado despiertos y habían mantenido su juicio ya habían salido de Jerusalén y de toda Judea, pues habían huido a lugares de seguridad cuando se presentó la oportunidad después del año 66 E.C. Puesto que creyeron las palabras proféticas de Jesús y obraron en conformidad con ellas, sobrevivieron. Pero cuando aquella “grande tribulación” les sobrevino a los judíos en 70 E.C., a éstos ya no les quedó tiempo para huir. Varios miles de ellos que trataron de salir de la ciudad a través del cerco romano fueron prendidos por los soldados, que hasta abrieron a cuchillo a algunos de aquellos judíos para sacar el oro que muchos de ellos se habían tragado.
Sobreviviendo a la “tribulación” más severa
 Aquella “tribulación” que les sobrevino a los judíos ciertamente fue severa, exactamente como había predicho Jesús que sería. (Lucas 19:43, 44) Sin embargo, las palabras de Jesús indicaron que habría de venir una “tribulación” mucho mayor en nuestro tiempo durante el “día de la venganza” de IEVE. Al contestar una pregunta que se le hizo acerca de la “señal” de su “presencia,” Cristo declaró: “Porque habrá entonces grande tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder.” (Mateo 24:3, 21) Esta “tribulación” no solo vendrá sobre “Babilonia la Grande,” sino también sobre todo el sistema de Satanás, incluso sus arreglos políticos, sociales y económicos.
 Aunque la destrucción empieza ‘de repente’ con la religión, sigue inexorablemente hacia su fin. (1 Tesalonicenses 5:3) El hecho de que la profecía bíblica indique que las fuerzas opuestas a Dios que destruyen a “Babilonia la Grande” tampoco mostrarán favor a ninguna persona que se declare neutral de los asuntos políticos-religiosos, esto  demuestra que no habrá un período de calma después del derrumbamiento de “Babilonia la Grande.”  La Biblia indica que la misma “bestia salvaje con diez cuernos” que habrá devastado a “Babilonia la Grande” también ‘combatirá con el Cordero,’ Jesucristo, representado por sus seguidores en la Tierra. (Revelación 13:1; 17:12-14, 16; 19:19) Sin duda, estos que habrán vencido a la religión, enardecidos por su victoria, considerarán que los escojidos de Dios sencillamente son otra religión que ha de ser quitada del camino para que no quede nada que sirva de obstáculo a su ejercicio de dominación por toda la Tierra. Ezequiel 38:14-16.
 Sin embargo, este ataque contra los escogidos de Dios es lo mismo que atacar a Dios, porque él dice: “El que toca a ustedes está tocando el globo de mi ojo.” (Zacarías 2:8; Ezequiel 38:18, 19) Eso hace que IEVE reaccione inmediatamente. Provoca su furia de Armagedón sobre los atacantes. (Revelación 16:14, 16) ¡El ordena a su Hijo Real, Cristo Jesús, y a los ejércitos celestiales de éste, que salgan al ataque! Con fuerza aplastante, Cristo y sus ejércitos celestiales derriban a los reyes de la Tierra y a todos los demás elementos que quedan de este sistema impío, así como también a todos los que lo apoyan. Gritando con voz fuerte, un ángel hace la siguiente invitación a las aves del cielo: “Vengan acá, sean juntadas a la gran cena de Dios, para que coman las carnes de reyes y las carnes de comandantes militares y las carnes de hombres fuertes y las carnes de caballos y de los que van sentados sobre ellos, y las carnes de todos, de libres así como de esclavos y de pequeños y grandes.” (Revelación 19:17, 18) Así, la “grande tribulación” llega a su punto culminante. El justo “día de la venganza” de Dios sobre este sistema de cosas satánico termina.
 Desde el principio de la “destrucción repentina,” que comienza con la devastación de “Babilonia la Grande,” y pasando de allí al ataque que las naciones dirigen contra los escogidos de IEVE y de allí a la guerra de Dios, el Armagedón, no parece que haya interrupción alguna en la “grande tribulación.” De modo que no hay razón bíblica para concluir que habría suficiente tiempo como para acudir a Dios después que la religión sea destruida. En vez de eso, los que quieran escapar vivos y entrar a la nueva tierra de Dios deben acudir a IEVE ahora. “Busquen a IEVE mientras pueda ser hallado. Clamen a él mientras resulte estar cerca.” (Isaías 55:6) Ahora es cuando las personas sinceras deben desarrollar vidas llenas de fe, valor, amor y servicio. Ahora es cuando tienen que prepararse para resistir las presiones que vendrán contra los escogidos de Dios durante la “grande tribulación,” que se aproxima rápidamente.
 La Palabra de Dios compara a los siervos fieles de Dios a soldados bien adiestrados que están alerta, que tienen puesta su armadura protectora y que están listos para obedecer cualquier mandato que les dé su caudillo. No son como tropas que no estén preparadas, que en tiempo de peligro y urgencia estén durmiendo en el cuartel. Pablo dice: “Pues bien, entonces, no sigamos durmiendo como los demás, sino quedémonos despiertos y mantengamos nuestro juicio. Porque los que duermen acostumbran dormir de noche, y los que se emborrachan por lo general están borrachos de noche. Mas en cuanto a nosotros que pertenecemos al día, mantengamos nuestro juicio y llevemos puesta la coraza de fe y amor y como yelmo la esperanza de salvación; porque Dios nos asignó, no a la ira, sino a la adquisición de salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.”—1 Tesalonicenses 5:6-9.
 Además, los siervos de Dios confían plenamente en que él mantendrá bien informada a sus escogidos para que ellos puedan dar los pasos apropiados para su supervivencia. Podemos estar seguros de esto porque la profecía inspirada que se halla en el capítulo siete de Revelación muestra que “una grande muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, salen de la grande tribulación” y sobreviven para entrar en la nueva tierra de Dios. (Revelación 7:9, 14) ¿Y por qué sobrevive la “grande muchedumbre”? Porque ‘están rindiendo servicio sagrado a Dios día y noche,’ y por eso él ‘extiende su tienda de protección sobre ellos.’ (Revelación 7:15) Puesto que han recibido la información correcta, saben cómo servir a Dios aceptablemente. No esperan pasivamente para ver lo que va a acontecer. Saben que “el que hace la voluntad de Dios” es quien “permanece para siempre.”—1 Juan 2:17.

Actividad acrecentada
 Es parte de la voluntad de Dios para nuestro día el cumplimiento de esta profecía de Jesús: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (Mateo 24:14) Para los cristianos verdaderos, esas palabras proféticas son, en realidad, un mandato para que hablen a otros acerca de las buenas nuevas del reino de Dios en estos “últimos días.” (2 Timoteo 3:1; compare con Mateo 28:19, 20.)
 Por lo tanto, hacemos bien en decir como dijo Pedro: “Puesto que todas estas cosas así han de ser disueltas, ¡qué clase de personas deben ser ustedes en actos santos de conducta y hechos de devoción piadosa!” (2 Pedro 3:11) Ciertamente es necesario que ‘sigamos consolándonos los unos a los otros y edificándonos los unos a los otros.’ Debemos ‘seguir siempre tras lo que es bueno los unos para con los otros.’ (1 Tesalonicenses 5:11, 15) “Realmente, pues, mientras tengamos tiempo favorable para ello, obremos lo que es bueno para con todos, pero especialmente para con los que están relacionados con nosotros en la fe.” (Gálatas 6:10) Con este fin, no deje de ‘quedarse despierto y mantener su juicio.’—1 Tesalonicenses 5:6.
Y sobre todo recuerde esto siempre
”Oyeron ustedes que se dijo: ‘Tienes que amar a tu prójimo y odiar a tu enemigo’. 44 Sin embargo, yo les digo: Continúen amando a sus enemigos y orando por los que los persiguen; 45 para que demuestren ser hijos de su Padre que está en los cielos, ya que él hace salir su sol sobre inicuos y buenos y hace llover sobre justos e injustos. 46 Porque si aman a los que los aman, ¿qué galardón tienen? ¿No hacen también la misma cosa los recaudadores de impuestos? 47 Y si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué cosa extraordinaria hacen? ¿No hace la misma cosa también la gente de las naciones? 48 Ustedes, en efecto, tienen que ser perfectos, como su Padre celestial es perfecto” Mateo 5:43-48.
¿Cuál es el mandamiento más grande de la Ley?”. 37 Él le dijo: “‘Tienes que amar a IEVE tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente’. 38 Este es el más grande y el primer mandamiento. 39 El segundo, semejante a él, es este: ‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo’. 40 De estos dos mandamientos pende toda la Ley, y los Profetas” Mateo 22: 36-40