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miércoles, 19 de abril de 2017

La violencia psíquica: herir con palabras


  LA AGRESIÓN física se produce con los puños; la agresión psíquica, con las palabras. La única diferencia está en las armas que se emplean. Proverbios 12:18 dice: “Existe el que habla irreflexivamente como con las estocadas de una espada, pero la lengua de los sabios es una curación”.
  ¿Cuánto peligro encierran estas “estocadas de una espada” y otros aspectos de la violencia psíquica? La Dra. Susan Forward escribe: “El resultado es el mismo [que en el maltrato físico]. La víctima está igual de asustada, se siente igual de desamparada y experimenta el mismo dolor”, en términos emocionales.
  Violencia psíquica con el cónyuge: “La violencia conyugal no es solo física. Gran parte de ella, incluso quizás la mayor parte, es verbal y psíquica”, dijo una mujer que fue víctima de violencia doméstica durante varios años. El maltrato puede incluir injurias, gritos, críticas constantes, insultos degradantes y amenazas de violencia física.
  Los comentarios maliciosos que rebajan, humillan o intimidan pueden hacer mucho daño. Las insinuaciones denigrantes tal vez parezcan inofensivas al principio, como sucede con el agua que gotea sobre una roca. Pero al poco tiempo, se menoscaba el amor propio. “Si yo tuviera que elegir entre el maltrato verbal y el físico, preferiría siempre una paliza —dijo una mujer—. Como se pueden ver las marcas —explicó—, por lo menos la gente se compadece de ti. Pero con la agresión verbal, simplemente enloqueces. Las heridas son invisibles, así que a nadie le importan.”
  Violencia psíquica con los hijos: Este tipo de violencia puede adoptar la forma de críticas constantes y menosprecios de la apariencia, inteligencia, competencia o valor del niño como persona. El sarcasmo hace mucho daño. Los niños suelen tomar literalmente los comentarios sarcásticos, sin distinguir entre lo que se dice en serio y lo que se dice en “broma”. Sean Hogan-Downey, consejero familiar, dice: “El niño se siente dolido, pero como todo el mundo se ríe, aprende a no fiarse de sus sentimientos”.
  Por consiguiente, en la mayoría de los casos, hay algo de verdad en lo que dijo en cierta ocasión el historiador y ensayista escocés Thomas Carlyle: “Comprendo ahora que, en general, el sarcasmo es el lenguaje del diablo; por eso desde hace mucho tiempo, casi he renunciado a él”.
  Joy Byers, especialista en abuso de menores, dice: “Las agresiones físicas pueden matar a un niño, pero también se le  puede matar el espíritu, y a eso pueden llevar los constantes comentarios negativos de los padres”. La revista FLEducator comenta: “A diferencia de la contusión, que puede verse y termina por desaparecer, el maltrato psíquico produce cambios invisibles en la mente y la personalidad del niño, y altera de modo permanente su concepto de lo que es real y su interacción con otros”.