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lunes, 28 de septiembre de 2015

RECONCILIACIÓN (Parte 4) ¿Abarca la misericordia de Dios todos nuestros pecados?





“Jehová, un Dios misericordioso y benévolo, . . . que perdona error y transgresión y pecado, pero de ninguna manera dará exención de castigo.”—Éxo. 34:6, 7.
¿ES ILIMITADA la misericordia de Dios? ¿Lo han representado muchos en luz verdadera cuando lo describen como un Dios tan compasivo y de amor tan abarcador que extiende los brazos abiertos a todo el mundo, sin importar el modo de vivir que lleve una persona? Por ejemplo, como declaró un profesor religioso en una revista que publica la facultad de un seminario teológico: “Si la Iglesia es fiel a su llamamiento tiene que declarar denodadamente que los homosexuales son personas, hechas a la imagen de Dios, por quienes Cristo murió, y que por la gracia de Dios ellos que no eran pueblo son pueblo de Dios, pues en otro tiempo no habían recibido misericordia pero ahora han recibido misericordia.” ¿Abarca la misericordia de Dios a alguien que persiste en practicar tales cosas? A otro clérigo le parece que sí, pues escribió sobre el mismo tema en una revista de iglesia publicada “con aprobación eclesiástica”: “Si Dios no aborrece, sino más bien ama al homosexual con la naturaleza que fue creado, nosotros no podemos hacer menos. Y esto significa que tenemos que aceptar al homosexual como es.” ¿Lo acepta Dios como es?
 Una lectura descuidada de la Biblia pudiera hacer que algunos estuvieran de acuerdo con los puntos de vista que expresan estos líderes religiosos. Quizás tengan presentes experiencias de Jesucristo como la que está registrada en Mateo, capítulo nueve. “Estando él en la casa reclinado a la mesa, ¡mire! muchos recaudadores de impuestos y pecadores vinieron y empezaron a reclinarse con Jesús y sus discípulos. Pero al ver esto, los fariseos se pusieron a decir a sus discípulos: ‘¿Por qué es que su maestro come con los recaudadores de impuestos y pecadores?’ Como los oyó, él dijo: ‘Personas en salud no necesitan médico, pero los enfermizos sí. Vayan, pues, y aprendan lo que esto significa: “Quiero misericordia, y no sacrificio.” Porque no vine a llamar a justos, sino a pecadores.’”—Mat. 9:10-13.
MISERICORDIA NO ES CONDONAR PECADOS
 ¿No parecería indicar esto, en la lectura de paso, que Jesús aprobaba a los pecadores porque estaba dispuesto a asociarse con ellos, y criticaba a los fariseos por poner objeción a ello? Note, sin embargo, la declaración introductoria de Jesús: “Personas en salud no necesitan médico, pero los enfermizos sí.” ¿No sugeriría esto más bien que la razón que tenía Jesús por asociarse con ellos era para curarlos y no simplemente aceptarlos en la condición enfermiza en la cual los hallaba como pecadores? Jesús sí ejercía misericordia, tal como amonestó a otros en su Sermón del Monte, al decir: “Felices son los misericordiosos, puesto que a ellos se les mostrará misericordia.” (Mat. 5:7) Sin embargo, el que Jesús ejerciera misericordia para con los pecadores no era condonar sus pecados. Más bien, su misericordia operaba de la misma manera compasiva como operaba para con los que estaban físicamente enfermos. En una ocasión un leproso alcanzó a ver a Jesús y cayó sobre su rostro y le rogó, diciendo: “Señor, si tan solo quieres, puedes limpiarme.” De modo que Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: “Quiero. Sé limpio.” Inmediatamente la lepra del hombre desapareció de él. A veces decía al que estaba enfermo que simplemente recogiera su cama y anduviera. Pero en otros casos más bien decía: “Tus pecados te son perdonados.”—Luc. 5:12, 13, 20.
 De consiguiente es evidente que Jesús no estaba aceptando a la gente en sus pecados como estaban. Más bien, uno de los más importantes aspectos de su ministerio era curar a los hombres de sus enfermedades espirituales, haciendo posible que Dios los aceptara debido a su modo de vivir cambiado. (1 Ped. 3:12; Mal. 3:18; Hech. 10:34, 35) Los discípulos de Jesús no tenían un modo tergiversado de ver la misericordia de Dios. Por ejemplo, el apóstol Pablo escribió a cristianos aprobados en Corinto unos veintidós años después que Jesús había terminado con buen éxito su ministerio terrestre: “¡Qué! ¿No saben ustedes que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se extravíen. Ni fornicadores, ni idólatras, ni adúlteros, ni hombres que se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan con hombres, ni ladrones, ni avarientos, ni borrachos, ni injuriadores, ni los que practican extorsión heredarán el reino de Dios. Y sin embargo eso es lo que algunos de ustedes eran. Mas ustedes han sido lavados, mas ustedes han sido santificados, mas ustedes han sido declarados justos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y con el espíritu de nuestro Dios.”—1 Cor. 6:9-11.
 Juan, un apóstol de Jesús y uno a quien Jesús amó especialmente, caracterizó al pecado y a los que lo practican con estas palabras y mostró cuál sería el fin de éstos: “Todo el que practica pecado también está practicando desafuero, de modo que el pecado es desafuero. Ustedes saben también que ése [Jesús] fue manifestado para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. Todo el que permanece en unión con él no practica pecado; nadie que practica pecado lo ha visto ni ha llegado a conocerlo. Hijitos, no vaya a extraviarlos nadie; el que obra justicia es justo, así como ése es justo. El que obra pecado se origina del Diablo, porque el Diablo ha estado pecando desde el principio. Con este propósito el Hijo de Dios fue manifestado, a saber, para desbaratar las obras del Diablo.”—1 Juan 3:4-8.
NO HAY EXENCIÓN PARA PRACTICANTES DEL PECADO
 Los que quieren ganar la aprobación de Dios o que quieren continuar disfrutando de ella deben notar bien las palabras de Pablo a las congregaciones gálatas: “No se extravíen: de Dios uno no se puede mofar. Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará; porque el que está sembrando teniendo en mira su carne, segará de su carne la corrupción; mas el que está sembrando teniendo en mira el espíritu, segará del espíritu vida eterna.” (Gál. 6:7, 8) Dios sí perdona pecados y considera con misericordia y compasión a los hijos de Adán que nacieron en pecado. (Sal. 51:5) Sin embargo, el Dios verdadero se reveló a Moisés como “IEVE, un Dios misericordioso y benévolo, . . . que perdona error y transgresión y pecado, pero de ninguna manera dará exención de castigo.” (Éxo. 34:6, 7) Aun en el caso del rey David, con quien IEVE había hecho un pacto para el reino, Dios no hizo una excepción. David fue castigado por sus pecados, pero porque se arrepintió también fue misericordiosamente perdonado. Sin embargo, el perdón de IEVE no se extiende a los que deliberadamente violan los principios justos sobre los cuales se establece su propio trono, ni a los que hacen del pecar un modo de vivir. (Compare con Hebreos 1:8, 9.) Al contrario. Su posición es de hostilidad activa para con ellos y éstos no pueden evitar de ninguna manera el juicio que tiene reservado para ellos.
 Esto no debe llevarnos a concluir que IEVE no es un Dios sufrido y de gran paciencia. Según su propio testimonio, al tratar con la nación de Israel en tiempos pasados, dice: “No me deleito en la muerte del inicuo, sino en que alguien inicuo se vuelva de su camino y realmente siga viviendo.” (Eze. 33:11) Y, aunque algunos inicuos imprudentemente se aprovechan de su paciencia, hasta se mofan de la advertencia de que algún día se acabará su gran paciencia, él continúa aguantándolo a fin de que los que son de corazón honrado se vuelvan a él y sean salvados.—2 Ped. 3:3, 4, 9, 15; Rom. 2:4.
 Toda la humanidad, aun los inicuos, se benefician de la misericordia de Dios. Él no retiene de ellos las cosas necesarias para la vida. Jesús citó esta cualidad de la bondad inmerecida de IEVE como ejemplo para nosotros, recordándonos que nuestro Padre celestial “hace salir su sol sobre inicuos y buenos y hace llover sobre justos e injustos.” (Mat. 5:45) Y cuando Adán y Eva desobedecieron la ley de Dios comiendo del árbol prohibido del conocimiento del bien y el mal en el jardín de Edén, la misericordia para con su prole no nacida aún impelió a IEVE a permitirles vivir hasta que les hubieran nacido hijos.
 Muchos han aceptado la bondad inmerecida y gran paciencia que IEVE continúa manifestando y no han dejado de cumplir su propósito, pero, por otra parte, un sinnúmero de millones desde el día de Adán han usado este período de tiempo intermedio, el período en que IEVE se ha contenido, como oportunidad para vivir en oposición a Dios y practicar toda suerte de actos injustos contrario a la voluntad explícita de Dios para sus criaturas. (2 Cor. 6:1; Rom. 1:28-32) Pero Dios no está más obligado a tolerarlos indefinidamente que lo que estuvo obligado a hacerlo para con Adán y Eva, que al debido tiempo descendieron a la muerte eterna, tal como IEVE había decretado para ellos. (Gén. 3:19; 5:5) El período en que IEVE se ha contenido está acercándose a un fin. Cuando concluya, las huestes angélicas de IEVE comenzarán su obra de ejecución asignada, y la misericordia de IEVE no abarcará a los que se hallen todavía participando en sus actos desaforados, que no se hayan vuelto y recibido la marca de los discípulos verdaderos de Jesucristo. (Eze. 9:5, 6) Cuando llegue ese tiempo, ¿abarcará la misericordia de Dios todos los pecados de usted?

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SE REQUIERE VIGILANCIA CONTINUA
 Si usted todavía no ha llegado a conocer y aceptar como modo de vivir los justos decretos de IEVE, usted no tiene tiempo que perder. Tiene que obrar rápidamente si va a permanecer de pie delante de las fuerzas ejecutoras de IEVE con la marca de identificación del cristiano verdadero. Sin embargo, hay muchos que leen estas páginas que ya han reconocido su condición pecaminosa delante de Dios y que se han arrepentido de este camino malo y se han vuelto, aceptando la provisión de Dios para reconciliación, el don indescriptible de Dios para la humanidad, el sacrificio de su Hijo amado. ¿Les garantiza esto, entonces, el favor continuo de Dios, su misericordia inmutable ejercida a favor de ellos? Los que se han dedicado a Dios y simbolizado este acto por bautismo en agua saben que se requiere vigilancia continua. (1 Cor. 10:12) Sabiendo que son imperfectos, se dan cuenta del conflicto dentro de ellos mismos, de modo que con la carne son esclavos de la ley del pecado aunque con la mente son esclavos a la ley de Dios. (Rom. 7:25) Saben que hay comparativa gravedad de maldad y que los pecados pueden asumir una variedad de formas... pecados contra la humanidad, pecados contra Dios y Cristo, pecados contra el propio cuerpo de uno, pecados al participar en los pecados de otros, y muchas otras ofensas semejantes. Sin embargo, obtienen consuelo de estas palabras de Juan: Si alguno comete un pecado, tenemos un ayudante para con el Padre, a Jesucristo, uno que es justo. Y él es un sacrificio propiciatorio por nuestros pecados, empero no solo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. Y en esto tenemos el conocimiento de que hemos llegado a conocerlo, a saber, si continuamos observando sus mandamientos. El que dice: ‘Yo he llegado a conocerlo,’ y sin embargo no está observando sus mandamientos, es mentiroso, y la verdad no está en esta persona. Pero cualquiera que sí observa su palabra, verdaderamente en esta persona el amor de Dios se ha hecho perfecto. En esto tenemos el conocimiento de que estamos en unión con él. El que dice que permanece en unión con él está obligado él mismo también a seguir andando así como anduvo aquél.”—1 Juan 2:1-6.
 Los que están en el camino de la reconciliación para con nuestro Creador confían con seguridad en la misericordia de Dios expresada por medio de Jesucristo y se esforzarán por andar en el camino de Aquél. Pero aunque evitan los pecados crasos que obviamente los sacarían de estar bajo la misericordia de Dios, saben que hay muchos actos de comisión u omisión que pueden poner en peligro serio su posición con Dios. Saben, por ejemplo, que Jesús no atribuía cosas malas a sus discípulos, sin embargo les previno contra el abusar de ciertas actividades cotidianas que podrían derrotarlos en el camino a la vida. Jesús dijo: “Presten atención a ustedes mismos para que sus corazones nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber con exceso y por las inquietudes de la vida, y de repente esté aquel día [cuando Dios pronunciará su juicio] sobre ustedes instantáneamente como un lazo.” (Luc. 21:34, 35) Los que quieren seguir con sumo cuidado y atención los pasos de Jesús se dan cuenta, por lo tanto, de que ningún asunto se puede pasar por alto sin peligro o considerarse como demasiado insignificante para que ocupe su atención atenta y diligente.
 Con esta conmovedora admonición de Jesús delante de nosotros, entonces, ¿nos conviene pasar por alto o minimizar las palabras que Jesús nos enseñó a orar: “Perdónanos nuestras deudas, como nosotros también hemos perdonado a nuestros deudores”? ¿Sinceramente y con discernimiento hace usted esta petición a Dios? Estas no son palabras que han de tomarse a la ligera. Jesús añadió: “Porque si perdonan a los hombres sus ofensas, su Padre celestial también los perdonará a ustedes; mientras que si no perdonan a los hombres sus ofensas, tampoco perdonará su Padre las ofensas de ustedes.” (Mat. 6:12, 14, 15) Jesús pasó a amonestar: “Dejen de juzgar para que ustedes no sean juzgados; porque con el juicio con que ustedes juzgan, serán juzgados; y con la medida con que ustedes miden, se les medirá. ¿Por qué, pues, miras la paja en el ojo de tu hermano, pero no tomas en cuenta la viga en tu propio ojo? O, ¿cómo puedes decir a tu hermano: ‘Permíteme extraer la paja de tu ojo’; cuando ¡mira! hay una viga en tu propio ojo? ¡Hipócrita! Primero extrae la viga de tu propio ojo, y entonces verás claramente cómo extraer la paja del ojo de tu hermano.”—Mat. 7:1-5.
LA CUALIDAD POSITIVA DE MISERICORDIA
 La práctica de misericordia, como se usa la palabra en español, muy a menudo transmite la idea de abstenerse, de ejercer restricción como en el caso de administrar castigo, siendo impelida esta restricción por compasión o benevolencia. Y así se usa en la Biblia. El ejercicio de Dios de misericordia siempre está en armonía con sus otras cualidades y normas rectas, incluso su justicia y apego a la verdad. (Sal. 40:11; Ose. 2:19) Y puesto que todos los hombres son pecaminosos por herencia y reciben el pago de la muerte por el pecado, es evidente que el perdonar el error, o el aligeramiento de juicio o castigo, está envuelto con frecuencia en el ejercicio de Dios de misericordia. Sin embargo, la palabra hebrea y la palabra griega no están limitadas a perdón o restricción al aplicar un castigo judicial. Con más frecuencia, la misericordia no se refiere a una acción negativa, una abstención (como de dar castigo), sino a una acción positiva, a una expresión de consideración bondadosa o piedad que produce alivio a los que están en situación desventajosa y que necesitan misericordia. Por lo tanto, como se pudiera esperar las Escrituras muestran que la misericordia de IEVE Dios no es una cualidad que entra en juego solo cuando las personas están, de hecho, “enjuiciadas” delante de él a causa de haber cometido alguna maldad en particular. Más bien, es una cualidad característica de la personalidad de Dios, su manera normal de reaccionar para con los necesitados, una faceta de su amor.—2 Cor. 1:3; 1 Juan 4:8.
Así sucede también con Jesús. No limitó sus actos de misericordia a los que se oponían a él o lo ofendían. Los ciegos, los poseídos por demonios, los leprosos, y aquellos cuyos hijos estaban atribulados se hallaban entre los que evocaban la expresión de su misericordia y piedad. (Mat. 9:27; 15:22; 17:15; Mar. 5:18, 19; Luc. 17:12, 13) En respuesta a la súplica, “Ten misericordia de nosotros,” Jesús ejecutaba milagros que aliviaban a éstos. Lo hacía, no de manera rutinaria, indiferente, sino porque estaba “enternecido.”—Mat. 20:33, 34.
¿No hace esto más significativas las palabras del medio hermano de Jesús Santiago, que advirtió: “Porque al que no practica misericordia se le hará su juicio sin misericordia”? (Sant. 2:13) La misericordia que Dios nos manifiesta es de tan gran magnitud que somos compelidos a ejercer misericordia para con nuestros semejantes, prescindiendo de lo comparativamente pequeña que sea nuestra manifestación de ella. Juan dijo: “Amados, continuemos amándonos los unos a los otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y adquiere el conocimiento de Dios. El que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor. En esto el amor de Dios fue manifestado en nuestro caso, porque Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que nosotros consiguiésemos la vida por medio de él. El amor consiste en esto, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio propiciatorio por nuestros pecados. Amados, si Dios nos amó así a nosotros, entonces nosotros mismos estamos obligados a amarnos los unos a los otros.”—1 Juan 4:7-11.
A QUÉ GRADO SE EXTIENDE LA MISERICORDIA DE DIOS
 Puede que a veces esto parezca difícil y las ofensas o faltas aparentes de nuestros semejantes sean de tal índole que nos inclinemos a pasar por alto este requisito de mostrar amor y extender misericordia, racionalizando dentro de nosotros que seguramente Jesús no quiso decir que deberíamos pasar por alto faltas tan “extremadas” en otros. Pero Pablo engrandece el amor de Dios por encima de cualquier amor que nosotros pudiésemos manifestar cuando dijo: “Dios recomienda su propio amor a nosotros en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Rom. 5:8) ¡Cuánto mayores son los pecados que Dios nos ha perdonado que cualquiera que se nos pidiera que perdonáramos en nuestro semejante! Y la necesidad que nosotros tenemos de que Dios nos manifieste misericordia suministrando un modo de redención no se puede comparar con las necesidades de nuestro semejante que nosotros podemos satisfacer. ¿Debe extrañarnos, entonces, que la misericordia de Dios no se pueda extender a los que carecen de misericordia?—Col. 3:13; compare con Mateo 18:23-35.
Entonces, debe interesarnos muy seriamente la pregunta: ¿Abarca la misericordia de Dios todos mis pecados? Si me he dedicado a IEVE Dios y lo he simbolizado por bautismo en agua, solicitando a Dios una buena conciencia, ¿todavía podría llegar a estar bajo el juicio de Dios por no ejercer misericordia, amor hacia otros? (1 Cor. 13:1-3) Santiago advirtió, como ya se citó: “Porque al que no practica misericordia se le hará su juicio sin misericordia.” Sin embargo, Santiago siguió esta admonición con la consoladora seguridad: “La misericordia se alboroza triunfalmente sobre el juicio.” (Sant. 2:13) ¿Cómo? ¿Y de qué manera que podría traernos a juicio pudiéramos dejar de ejercer misericordia aun ahora, antes del Día de Juicio?
Un ejemplo sobresaliente de misericordia, que se ejerció al grado completo del significado del término, es el que desplegó José, el hijo favorecido de Jacob. Pero José, en la misericordia que manifestó, estaba siguiendo el modelo que JIEVE Dios mismo estaba demostrando al mismo tiempo. Sea que José se diera cuenta al principio del grado completo de la misericordia de Dios que se ejerció para con él y la casa de su padre, el relato bíblico no lo dice. Pero José estaba confiando enteramente en la liberación de IEVE y nunca vaciló en su determinación de seguir la dirección de IEVE y adherirse estrictamente a los requisitos justos de IEVE que había aprendido de su padre Jacob. Y cuando José estaba en su condición de mayor necesidad, la misericordia de IEVE expresada a su favor siempre lo socorrió y, al debido tiempo, hizo que llegara a ser el segundo entre los más prominentes del mundo de su día, ocupando una posición de tal poder que, si lo deseaba, podía vengarse con impunidad de todos los que lo habían maltratado. O, podía usar su posición para llegar a ser una gran bendición para ellos. Cómo José ejerció misericordia, no solo para con los culpables de maldad, sino también con tierna compasión y empatía para con los necesitados, y cómo este relato de la vida real nos puede mostrar la manera en que “la misericordia se alboroza triunfalmente sobre el juicio,” dejamos que lo demuestre el artículo subsiguiente. Una lectura cuidadosa de Génesis, capítulos 37 a 47, antes de considerar estas páginas, resultará sumamente interesante e instructiva.

jueves, 24 de septiembre de 2015

CALENDARIO BÍBLICO



CALENDARIO BÍBLICO
El día de la expiación es hoy  jueves 24 al atardecer  y La Fiesta de las Cabañas su correspondencia  a nuestro calendario comienza después de la luna de sangre más notable, comenzando desde el 28 y culminando el 5 de octubre. Habrá que estar alertas. El escenario se va poniendo interesante.

TISRI (ETANIM)  septiembre—octubre
        1      Toque de trompeta
       10      Día de expiación
       15-21   Fiesta de las cabañas o de la recolección
       22      Asamblea solemne

MESES           TIEMPO                                               COSECHAS
Sagrados Seglares
 1.0    El Jordán crece (lluvias                                7.0   Cosechas de cebada y
               y nieve derretida)                                            lino. Los rebaños
                                                                                       pastan.
 2.0    Comienza la temporada                               8. º   Cosechas: cebada; trigo
               seca.                                                                en zonas bajas.
 3.0    Calor del verano.                                          9. º  Cosecha del trigo.
               Atmósfera clara.                                              Primeros higos,
                                                                                        Manzanas.
 4.0   Aumenta el calor.                                         10. º  Primeras uvas.
              Rocío en varios                                                Vegetación y manantiales
               lugares.                                                             se secan.
 5.0   El calor llega al                                             11. º   Comienza la vendimia.
               máximo.
 6.0   Continúa el calor.                                          12. º Cosecha de los dátiles y
                                                                                        de los higos del verano.
 7.0    Termina el verano.                                       1. º Concluye la cosecha. Se
               Lluvias tempranas.                                            empieza a arar la
                                                                                         tierra.
 8.0    Lluvias ligeras.                                              2. º   Se siembra trigo. Rebaños
                                                                                         encerrados. Aceitunada.
 9.0    Lluvias aumentan.                                        3. º       Crece la hierba.
               Nieve en las montañas.
10.0    Frío máximo. Lluvioso.                                4. º  Verdes tierras bajas.
               Nieve en montes.                                             Cereales, flores
                                                                                         aparecen.
11.0    Menos frío el tiempo.                                   5. º   Florecen los almendros.
               Continúa la lluvia.                                               Higueras echan brotes.
12.0    Truenos y granizo                                        6. º   Florecen los algarrobos.
               frecuentes.
             
13.0          Se añadía un mes intercalar siete veces en 19 años,
               por lo general como un segundo Adar (Veadar).


jueves, 10 de septiembre de 2015

La verdad sobre el "fin del mundo" en 2015

de Emmanuel.

Esta breve nota es publicada para quienes han estado buscando en Google información sobre un fin del mundo en 2015. Les invito a examinar la evidencia cronológica de la Biblia. Pero no la cronología tradicional judía, que está desfasada casi un cuarto de milenio, ni la del evangelismo fundamentalista, que ha sido heredada de Ussher. La cronología correcta fue descubierta providencialmente y toma como fecha de máxima importancia para encajar todos los eventos la de la primera Pascua, el 31 de marzo de 1513 antes de la era común. Gracias a ella sabemos que el primer año formal de la vida de Adán comenzó el 23 de septiembre de 4026 antes de nuestra era, el 1 de Etanim (Tishri), el primer mes del año seglar hebreo.

El mundo no se acaba en 2015, pero parece que el 23 de septiembre, el día del equinoccio, ocurrirá un cambio importante para el mundo, precisamente en el aniversario 6040 desde Adán. Vivimos ya en un tiempo en el cual el fin podría ocurrir sorpresivamente, en un tiempo oculto de Dios. No podemos llegar a pensar que falta mucho. Él nos ha dejado pistas importantes sobre el tiempo para que todas las cosas acontezcan. Entre ellas, tenemos la idea acerca de los 11 Tiempos de la Era del Pacto Abrahámico, un período que comenzó entre 1948 y 1943 a.e.c., que tiene que terminar entre 2013 y 2018 e.c. También está la idea acerca del Modelo del Santuario, un período de 6037,5 años que terminaría entre 2013 y 2016. Y también está la idea acerca del séptimo milenio del hombre. Están por terminarse 6000 años desde la Fundación del Mundo, y ahora está por llegar el Descanso Sabático para toda la creación. Al parecer, Adán pasó sus primeros 40 años en el Sexto Día, como ocurrió con los 40 años de Israel en el desierto, y estos terminaron en el año 3986 a.e.c. Desde entonces, o poco después, se cuentan los 6000 años que acabarán el 23 de septiembre de 2015. Pero ese día no se acabará el mundo. Hay varias cosas que tienen que suceder, y seguimos esperándolas.

El apóstol Pablo predijo que el Día de Jehovah vendría repentinamente, como un ladrón, cuando los hombres estuvieran jactándose de haber conseguido paz y seguridad. Esta habla tiene que ver, según se ve, con los planes de las Naciones Unidas para solucionar el conflicto entre Israel y Palestina, donde Jerusalén y sus lugares religiosos son el meollo del asunto. Lo que es más, las Cuatro Bestias de Daniel 7, el llamado Cuarteto para la paz en Oriente Medio, se han agrupado en una sola entidad con un solo objetivo, formándose así la Bestia de Apocalipsis 13. Cuando esta habla de paz y seguridad se haga realmente notoria, entonces un evento catastrófico ocurrirá, y la vida no volverá a ser la misma de siempre. Según Apocalipsis, un gran terremoto, sea simbólico o literal, pondrá en evidencia ante los grandes de este mundo que el Día de la Ira de Jehovah y su Mesías ha llegado.

Entonces, de inmediato, los cristianos se darán cuenta que la señal de la Abominación Desoladora, mencionada por Jesús, está peligrosamente colocada en una posición agresiva contra cierto "lugar santo", el cual será revelado con claridad en breve. Y este evento, predicho en Daniel por primera vez, será un aviso para que comiencen a escapar de lo que ha de venir. El sistema religioso mundial, con el Papado a la cabeza, tiene los días contados. Se pondrá a prueba a todo el que afirme conocer la verdad acerca de Dios. Y todavía tendrá que pasar un breve período de años hasta que venga el gran desenlace. Habrá un tiempo de pruebas y refinaciones para los cristianos, y entonces por fin existirá la religión verdadera en toda su plenitud.

Prepárese y no se deje engañar por el sensacionalismo. El fin del mundo viene, pero para los cristianos genuinos este fin será motivo de alegría, pues será como el comienzo de uno nuevo. Aún así, si lo que espera del juicio divino es algo así como el Diluvio universal, en realidad no se equivoca. Habrá una batalla final entre el bien y el mal, en un simbólico lugar llamado Montaña de Asamblea de Tropas (Har-Magedón). Según se ha visto aquí, este desenlace probablemente comenzará en noviembre de 2020 y se extenderá por cierto período de meses o años.

Le animo a estar informado. Si es la voluntad del Padre que usted aprenda la verdad sobre su propósito en relación con los tiempos, quizás no sea casual que haya llegado a este sitio. No es que todo lo que se vaya exponiendo sea perfecto, pero gracias al ensayo y el error hemos avanzado mucho en el entendimiento de las cosas. No se habría logrado mucho si nos hubiéramos quedado esperando con los brazos cruzados a que las cosas simplemente sucedan. Mientras sea posible publicar algo de estas verdades, se hará.


Bendiciones para usted.
Emmanuel.
emmanueldiazs@gmail.com

lunes, 7 de septiembre de 2015

RECONCILIACIÓN (Parte 3) Dejar la ciudad de refugio significa perder la vida.




Dejar la ciudad de refugio significa perder la vida


HOY descansa fuertemente culpabilidad de derramamiento homicida de sangre sobre la cristiandad y sobre todo el mundo. Muchas personas sinceras, porque no han matado personalmente a un hombre o no han participado directamente en la guerra, no tienen conciencia de su propia participación personal en la culpa. Sin embargo, tienen que compartir esta responsabilidad con los que son representados en la profecía como habiendo derramado sangre inocente. Hoy la cristiandad está en la misma situación en que estuvieron los judíos del día de Jesús, a quienes Jesús dijo: “Aquí estoy enviándoles profetas y sabios e instructores públicos. A algunos de ellos ustedes los matarán y fijarán en maderos, y a algunos los azotarán en sus sinagogas y los perseguirán de ciudad en ciudad; para que venga sobre ustedes toda la sangre justa derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, a quien ustedes asesinaron entre el santuario y el altar. En verdad les digo: Todas estas cosas vendrán sobre esta generación. Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que son enviados a ella.”—Mat. 23:34-37.
 El registro manchado de sangre de Jerusalén provino, no de participar en guerra teocrática bajo el mandato de IEVE Dios, sino porque derramó sangre inocente y deliberadamente mató a muchos de los profetas de Dios, aun a Jesús, el Hijo de Dios, puesto que fue condenado a muerte allí. Esto no se hizo inocentemente, porque siete siglos antes, en el día de Jeremías, IEVE puso de manifiesto la culpabilidad de derramamiento homicida de sangre de Jerusalén cuando dijo por medio de su profeta: “También, en tus faldas se han hallado las marcas de sangre de las almas de los inocentes pobres. No en el acto de forzar la entrada las he hallado, sino que están sobre todas éstas. Pero dices: ‘He permanecido inocente. Seguramente su cólera se ha vuelto atrás de mí.’ Aquí estoy entrando en controversia contigo por motivo de decir tú: ‘No he pecado.’” (Jer. 2:34, 35) Obrando directamente en armonía con estas palabras, en 586 a. de la E.C. IEVE ciertamente expresó su ira contra Jerusalén por su derramamiento de sangre desenfrenado, y los babilonios que le sirvieron de ejecutores derramaron la sangre de ella sobre el suelo en una destrucción aterradora. Así, también, Jerusalén recibió otro baño de sangre, en cumplimiento de las palabras de Jesús, y antes de terminar éste en el verano de 70 E.C. 1.100.000 judíos habían muerto dentro de la ciudad sitiada.
CULPABILIDAD DE DERRAMAMIENTO HOMICIDA DE SANGRE POR COMPARTIR RESPONSABILIDAD
 Que los de la cristiandad en particular presten atención a este ejemplo amonestador. No todos los judíos muertos por los babilonios o por los romanos fueron culpables directamente de matar a los profetas de Dios o de otra manera quitar vida humana, sin embargo perecieron con los que voluntariosamente habían derramado sangre inocente. ¿Por qué? Porque apoyaron el registro y las tradiciones del judaísmo y así participaron en esta responsabilidad de sociedad, haciéndose culpables por el derramamiento homicida de sangre.
 Verdaderamente la cristiandad es una correspondencia moderna de Jerusalén y su región de Judá. El registro de la cristiandad ante Dios ha sido manchado de sangre derramada injustamente desde su principio en el cuarto siglo, en el día de Constantino. Este registro no puede pasar inadvertido, pues IEVE, que no cambia, declaró a Noé: “La sangre de sus almas, la de ustedes, la reclamaré. De la mano de toda criatura viviente la reclamaré; y de la mano del hombre, de la mano de cada uno que es su hermano, reclamaré el alma del hombre. Cualquiera que derrame la sangre del hombre, por el hombre será derramada su propia sangre, porque a la imagen de Dios hizo él al hombre.”—Gén. 9:5, 6.
 Los centenares de guerras de la cristiandad además de las inquisiciones y cruzadas religiosas antes de de la primera guerra mundial han segado las vidas de un sinnúmero de centenares de miles de personas confiadas, y las dos guerras mundiales desde 1914 y 1 de septiembre de 1939, por las cuales la cristiandad tiene que asumir la responsabilidad principal en cuanto a las decenas de millones de vidas, han acumulado una aterradora deuda de sangre que ella tendrá que pagar según el mandamiento de Dios concerniente a la sangre. No se puede alegar que estas guerras son teocráticas, peleadas en el nombre de Dios, aunque los sacerdotes y clérigos de ambos lados de estas controversias que se pelearon en la cristiandad les han impartido bendiciones a sus participantes. Esto no ha autorizado a nadie a matar a su semejante y hallarse sin culpabilidad de derramamiento homicida de sangre ante IEVE Dios. El llegar a estar bajó tal bendición de sacerdote o clérigo no fue entrar en la “ciudad de refugio” del Sumo Sacerdote de IEVE, Jesucristo. Aunque muchos pelearon sinceramente con un fervor religioso o patriótico, el haber invocado el nombre de Dios en estos conflictos no ha exonerado a los participantes de culpabilidad de derramamiento homicida de sangre. Además, los que aprueban, ayudan o respaldan a las personas que directamente cometen derramamiento de sangre, o participan en propaganda y movimientos que llevan a derramamiento de sangre inocente, así mismo llegan a estar bajo una responsabilidad de sociedad como partícipes del crimen y tienen que comparecer ante el Dios de justicia, que no puede y no pasará por alto esta culpabilidad de derramamiento homicida de sangre.
 Sin embargo, de índole mucho más seria es la culpabilidad de derramamiento homicida de sangre de la cristiandad por quitar las vidas de muchos de los siervos verdaderos de Dios. Babilonia la Grande, el imperio mundial de religión falsa del cual la cristiandad es la parte dominante, se describe en el libro de Revelación como estando “borracha con la sangre de los santos y con la sangre de los testigos de Jesús.” (Rev. 17:6) Tan ciertamente como que la cristiandad no ha prestado atención a la advertencia de IEVE, así de seguro es que el juicio de IEVE pronto se verificará en ella como sucedió con su prototipo, Jerusalén y Judá, en 586 a. de la E.C. y 70 E.C. Todas las personas que sean halladas en asociación con ella en ese tiempo compartirán su culpabilidad y también tendrán que compartir su destrucción.—Rev. 18:4.
CÓMO HUIR A LA CIUDAD DE REFUGIO DE HOY DÍA
 IEVE misericordiosamente ha detenido a su Vengador de la sangre, el Señor Jesucristo, de modo que no ha atacado con sus huestes angelicales a la cristiandad y a todos los que comparten su culpabilidad de derramamiento homicida de sangre, pero pronto se terminará el límite de tiempo. (Rev. 7:1-3) En la venidera “tribulación grande” atacará el Vengador de la sangre humana. “Porque, ¡mira! Jehová está saliendo de su lugar para pedir cuenta del error del habitante de la tierra contra él, y la tierra ciertamente expondrá su derramamiento de sangre y ya no encubrirá a los de ella a quienes han matado.” (Isa. 26:21; Mat. 24:21, 22) Cuando llegue ese tiempo de decisión, a toda la humanidad se le hará confrontar su responsabilidad conjunta, y esto será en una escala más grande que aquella que jamás confrontaron Jerusalén y la judería. A todos los que no han hallado el lugar de seguridad se les hará pagar la pena. Para toda la eternidad la Tierra tendrá que estar limpia de la sangre de los que han sido muertos violentamente en injusticia. Tendrá que hacerse expiación a fin de que el mandamiento acerca de la santidad de la sangre dado a Noé quede cumplido. La única manera de huir a la seguridad es hallar el camino que lleva a la antitípica “ciudad de refugio” de IEVE y morar allí hasta que pase el día de la cólera de IEVE y continuar morando en ella bajo el beneficio del gran Sumo Sacerdote de IEVE, Jesucristo. ¿Qué, pues, es la antitípica ciudad de refugio?
 En el Israel de la antigüedad el homicida tenía que huir a una de las seis ciudades designadas especialmente, y, después de establecer su inocencia tocante al desenfrenado matar, tenía que morar en la ciudad de refugio hasta que muriera el que entonces era sumo sacerdote. (Núm. 35:9-34) Por lo tanto la antitípica ciudad de refugio tiene que ser la provisión de IEVE para protegerlo a uno de la ejecución por violar el mandamiento de Dios acerca de la santidad de la sangre. Se logra entrar en esa ciudad por medio de venir y permanecer bajo los beneficios del servicio activo de su Sumo Sacerdote, Jesucristo. La vida humana perfecta de Jesús, que él sacrificó en la Tierra, fue equivalente a la vida de la cual disfrutó el primer hombre Adán en el paraíso de Edén. Jesús entregó esta vida inmaculada en la muerte y después de su resurrección y ascensión a la diestra de Dios en el cielo pudo presentar el valor del sacrificio de rescate a favor de los descendientes moribundos de Adán. Así Jesús llegó a ser el Redentor de la humanidad, nuestro pariente más cercano. Por lo tanto la administración de los beneficios de este rescate nos limpia de culpabilidad y le suministra a la humanidad una reconciliación con Dios.—Heb. 2:14; 10:12; Rom. 5:11; compare con Hechos 2:37-40.
 Todo violador del mandamiento divino acerca de la santidad de la sangre, sea voluntarioso o involuntario, tiene que buscar el perdón de Dios y la cancelación de su pecado por medio de fe en esta sangre vital del Sumo Sacerdote, Jesús. Tiene que mostrar arrepentimiento sincero por haber cometido una violación permaneciendo obedientemente bajo la provisión divina por medio de Cristo, confiando en la justicia y los buenos servicios del Sumo Sacerdote. Pablo, el apóstol, que como Saulo de Tarso persiguió a la congregación cristiana, hasta aprobando el asesinato de ellos, sirve como ejemplo de los que violan el mandamiento acerca de la sangre. “No obstante,” dice él, “se me mostró misericordia, porque era ignorante y obré con falta de fe.” (1 Tim. 1:13) Debido a que IEVE por medio de Cristo vio esta actitud de arrepentimiento en Saulo, establecida más tarde por muchas obras de fidelidad, el Vengador de la sangre, el resucitado Jesucristo, no lo ejecutó más tarde en el ‘día de la venganza de nuestro Dios.’ (Isa. 61:2) Cuando Jesús se reveló a Saulo y puso de manifiesto que al perseguir Saulo a la iglesia verdadera lo estaba persiguiendo a Él, Saulo se arrepintió, cambió su proceder, y se aprovechó desde entonces en adelante de los beneficios del sacrificio de rescate, como en una ciudad de refugio.—Hech. 9:1-19.
SOLICITUD A DIOS PARA UNA BUENA CONCIENCIA
 El que el homicida involuntario entrara en la antigua ciudad de refugio no era suficiente para su protección. Antes que pudiera permanecer en la ciudad y recibir los beneficios que la ciudad ofrecía era preciso que demostrara que tenía una conciencia limpia para con Dios tocante a verter intencionalmente la sangre. Hoy esta conciencia limpia para con Dios solo se puede obtener por medio de una solicitud honrada y sincera a Dios que se expresa en dedicación de uno mismo a Dios por medio de Cristo y luego el bautismo. Esto significa que la persona que viene a Dios tiene que reconocer los pecados que ha cometido en violación de la ley natural de Dios y tiene que cambiar su proceder tocante a hacer la voluntad de Dios. Por lo tanto, tiene que hacer una dedicación plena y sin reservas de su vida a IEVE y luego tiene que presentarse para inmersión total en agua en símbolo de su dedicación. Especialmente ahora a medida que se acerca el fin del sistema cruel en manos de los demonios y sus aliados políticos-religiosos.
 El apóstol Pedro habló del poder salvador del bautismo y su relación con la conciencia del cristiano cuando escribió en 1 Pedro 3:20, 21: “Lo que corresponde a esto [es decir, el que Noé y su familia pasaran a través del diluvio en el arca en aquel fin del mundo] ahora también los está salvando a ustedes, a saber, el bautismo, (no el desechar la suciedad de la carne, sino la solicitud hecha a Dios para una buena conciencia,) mediante la resurrección de Jesucristo.” La conciencia que solicitamos de Dios al cumplir con su arreglo del bautismo es una conciencia que está libre de cualquier culpabilidad para con Dios. Es el tener conciencia de la provisión del sacrificio de expiación de Jesús que nos limpia de todo pecado, no como los sacrificios de animales que tenían que repetirse cada año. No, esta buena conciencia que Dios nos da nos permite entrar en una relación limpia con IEVE y permanecer en ella por medio de aprovecharnos de los servicios de su gran Sumo Sacerdote. Los que entran en esta condición tienen que mantener esa buena conciencia continuando con el desempeño de la obra asignada a ellos en esta antitípica ciudad de refugio. Por lo tanto la conciencia desempeña un papel importante para que permanezcamos en la ciudad de refugio LA RECONCILIACIÓN.
 Habiendo entrado en la antitípica ciudad por medio de la dedicación y el bautismo bajo la provisión del sacrificio de expiación de Cristo Jesús, dejamos atrás todo sentido de culpabilidad y debemos continuar en la ciudad con esa misma libertad. Sin embargo, si comenzáramos a endurecer nuestra conciencia contra Dios y justificarnos aun por infracciones de menor cuantía a la ley de IEVE para los refugiados en la ciudad, nos estaríamos poniendo en la situación peligrosa de con el tiempo dejar completamente la ciudad. La ley de Dios se define claramente para nosotros en su Palabra. El pasar por alto esta clara dirección del espíritu de Dios es pasar por alto la dirección de nuestra conciencia cristiana. El hacer caso omiso de la conciencia con el tiempo resulta en no sentir ningún dolor ni perturbación cuando debería aguijonearnos. Finalmente, como dijo Pablo, la conciencia puede endurecerse como carne cauterizada con un hierro de marcar. En esta condición la conciencia, como la carnosidad, no siente ningún dolor, ningún sentimiento de culpabilidad. Con el tiempo podríamos llegar a complacernos en cometer lo malo, y cuando se llame a nuestra atención lo malo hasta llegar a despedirlo como de poca importancia igual que si dijéramos: “Y ¿qué? ¿A quién le importa?” Esta actitud indiferente solo puede llevar a un desprecio completo de la provisión bajo la cual se nos permitió entrar en la ciudad, y si se nos alcanzara en esta condición, en este estado de ánimo, no tendríamos ninguna protección del Vengador de la sangre porque ya no estaríamos en esta ciudad bajo los beneficios protectores del Sumo Sacerdote durante el venidero “día de la venganza.”

PERMANECIENDO FIRMES HASTA EL FIN
Puesto que el confiar en nosotros mismos y perder fe en el sacrificio del Sumo Sacerdote y ya no confiar más en que éste cubre los pecados es dejar la ciudad de refugio, exponiéndonos así a la destrucción en el Armagedón, hacemos bien en prestar atención a la advertencia del apóstol Pablo cuando dijo: Por eso es necesario que prestemos más que la acostumbrada atención a las cosas oídas por nosotros, para que nunca nos deslicemos.” (Heb. 2:1) El tiempo para que el Vengador de IEVE entre en acción se acerca cada vez más. Este no es el tiempo para ser cogidos desprevenidos, fuera de la ciudad de refugio o en una situación peligrosa cerca de la orilla de las dehesas, que marcaban los límites de este santuario provisto por IEVE. Jamás debemos caer en el lazo de pensar que podemos desviarnos siquiera un poco de los justos requisitos de IEVE. ¿Quién de nosotros puede decir en qué punto llega a ser uno voluntarioso al pasar por alto la provisión de IEVE y cesa de ser uno que ‘simplemente no usa de buen juicio’? Acuérdese de lo que Pablo dijo en 1 Corintios 4:4: “Porque no estoy consciente de nada contra mí mismo. Sin embargo no por esto quedo probado justo, sino que el que me examina es Jehová.” ¿Podemos decir que estamos poniendo nuestra confianza en IEVE si deliberadamente pasamos por alto o violamos sus mandamientos para nosotros? El pensar en dejar la antitípica ciudad de refugio aun temporalmente es tentar a Dios para que nos salve de su Vengador de la sangre. Además, si una persona en esta condición tuviera que enfrentarse a la muerte ahora mismo por causas naturales antes de la “tribulación grande,” ¿qué participación tendría en la resurrección? Nunca debemos descuidar el poner una base suficientemente sólida en la fe, confiando suficientemente en los servicios del gran Sumo Sacerdote, para que el Vengador de la sangre nos recuerde favorablemente cuando llegue el tiempo de la resurrección. (Mat. 24:21, 22) El no hacerlo en este “tiempo del fin” puede significar extinción eterna. Uno no tendría el privilegio de sobrevivir a la venidera “tribulación grande.” Uno es ejecutado.
CUÁNDO SE LES LIBERTA DE LA CIUDAD DE REFUGIO
 ¿Hasta cuándo tienen que permanecer los anteriores culpables de derramamiento homicida de sangre dentro de la ciudad de refugio? Hasta que ya no necesiten los servicios del Sumo Sacerdote. Pablo escribió a los hebreos: “Por consiguiente él también puede salvar completamente a los que están acercándose a Dios por medio de él, porque siempre está vivo para abogar por ellos. Porque tal sumo sacerdote nos era apropiado: leal, sin engaño, incontaminado, separado de los pecadores, y llegado a ser más alto que los cielos.” (Heb. 7:25, 26) Estos servicios, entonces, son para los sobrevivientes de la “tribulación grande” que están en imperfección humana. Mientras continúe cualquier culpabilidad de derramamiento homicida de sangre, se necesitan los servicios del Sumo Sacerdote a fin de mantener una posición correcta con Dios. Los que han sido ungidos por espíritu santo de Dios para ser hijos espirituales, coherederos con Cristo, tienen que quedarse dentro de la antitípica ciudad de refugio hasta que fielmente terminen su derrotero terrestre en la muerte, sacrificando así para siempre su naturaleza humana. Puesto que el sacrificio de Cristo solo aplica a los que tienen naturaleza humana, el Sumo Sacerdote “muere” para ellos en el sentido de que ya no necesita obrar a favor de ellos con el mérito de su sacrificio humano, pues en el caso del “rebaño pequeño” de “coherederos con Cristo” son cambiados en la resurrección de humanos a espíritus y de allí en adelante residen en el cielo puesto que poseen una “naturaleza divina.”—Luc. 12:32; Rom. 8:17; 2 Ped. 1:4.
 Sin embargo, los sobrevivientes de la “tribulación grande” con esperanzas de vida terrestre no son libertados de la ciudad de refugio cuando los enemigos de Dios hayan sido destruidos en el Armagedón y se haya repartido retribución por la sangre de los que han sido muertos inocentemente a través de las generaciones de la humanidad. Es cierto, antes que el Vengador de la sangre obre como ejecutor de IEVE, los de esta “grande muchedumbre” tienen que haber lavado sus ropas largas y haberlas emblanquecido en la sangre del Cordero. Sin embargo, la “tribulación grande” no remueve su culpabilidad de derramamiento homicida de sangre ni los libra inmediatamente de los pecados heredados de Adán. Aunque tienen una conciencia limpia para con Dios, tienen que seguir teniendo esta conciencia limpia por medio de permanecer dentro de los límites de la antitípica ciudad de refugio hasta que sean restaurados a la perfección humana, de tal modo no necesitando ya los servicios del Sumo Sacerdote. ¿Cuándo sucederá esto? Solo cuando hayan alcanzado la perfección humana al fin del reinado de mil años de Cristo y él los entregue en su perfección (una posición completa en justicia) a IEVE para una prueba final de su integridad sobre su propio mérito. Cuando salen de la protección que tienen bajo el gran Sumo Sacerdote, Jesucristo, él, de hecho, muere para ellos como Sumo Sacerdote, porque ya no será necesario que él obre a favor de ellos con la sangre limpiadora de su sacrificio.
 ¿Qué hay, pues, de los que serán resucitados durante el reinado de mil años de Jesús? ¿Tienen que entrar éstos también en la ciudad de refugio y permanecer allí hasta la “muerte del sumo sacerdote”? No. Porque éstos han pagado la pena de su pecaminosidad por su propia muerte. (Rom. 6:7) Han sido exonerados de pecado al descender al sepulcro común de toda la humanidad. Al salir de la muerte, no están en un camino que lleva a la antitípica ciudad de refugio, sino a la vida eterna. Continuando en este camino de la vida también a éstos el Sumo Sacerdote los ayudará a alcanzar la perfección humana. El que pasen la prueba final después del fin del reinado de Cristo de mil años les traerá también a ellos la declaración de IEVE de que son justos y una garantía de vida sin fin en la Tierra. No obstante, el no llenar los requisitos de Dios que aplicarán a la humanidad en aquel día les acarreará un juicio final de condenación y serán exterminados para siempre, lo mismo que aquellos que fueron ejecutados mil años antes en la “tribulación grande.”
 Pero, quizás alguien pregunte, ¿qué hay de las palabras de Pablo a los hebreos: “Esta esperanza la tenemos como ancla del alma, tanto segura como firme, y entra hasta dentro de la cortina, donde un precursor ha entrado a favor nuestro, Jesús, que ha llegado a ser sumo sacerdote a la manera de Melquisedec para siempre”? (Heb. 6:19, 20) ¿Por qué se dice que Jesús será Sumo Sacerdote para siempre si sus servicios como Sumo Sacerdote habrán de terminar para con el mundo de la humanidad al fin de los mil años? ¿De qué manera continúa como Sumo Sacerdote para siempre?
 En el tipo judío el sumo sacerdote moría literalmente, terminando así no solo sus servicios de sumo sacerdote sino su vida también. Esto no sucede con el Sumo Sacerdote mayor, Jesucristo. Es cierto, sus servicios terminan en esta capacidad cuando a la humanidad se le trae a una posición completa en justicia ante IEVE, pero Jesús que está a la diestra de IEVE continúa para siempre. El que cese su puesto de Sumo Sacerdote mediador para con la humanidad no pone fin a su vida. Los buenos efectos de su servicio como Rey y Sumo Sacerdote sobre la humanidad permanecerán para siempre con la humanidad, y la humanidad eternamente estará endeudada con él por haber servido como Rey y Sumo Sacerdote a favor de ellos. Por toda la eternidad doblarán la rodilla al nombre de Jesús, y confesarán que él es Señor para gloria de Dios el Padre. (Fili. 2:5-11) Entonces ya no serán necesarios sus servicios para con la humanidad en la aplicación de su sacrificio de expiación para con ellos. Pero como gran Administrador y Vocero de IEVE, indiscutiblemente continuará a través de toda la eternidad como el Preeminente en engrandecer la alabanza de IEVE y llevar la delantera en la adoración que unificará a todo el universo para gloria y honra, de IEVE.
¡Qué bendito privilegio será estar entre esas criaturas felices que habrán sobrevivido hasta ese tiempo! ¡Cuán agradecidos estaremos por la misericordia de IEVE que ha hecho posible esta maravillosa provisión! Es esta esperanza la que ahora puede sostenernos. Apreciémosla como atesoramos la vida misma, pues el permanecer en la ciudad de refugio de IEVE ahora en este “tiempo del fin” del mundo culpable de derramamiento homicida de sangre ciertamente significa nuestra vida.