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domingo, 14 de julio de 2013

Apuntes sobre los fragmentos bíblicos



P 45 del siglo III Mateo 25:41-46
Las traducciones modernas de la Biblia se basan en estos elementos:

1- Las Biblias Medievales (diseñadas en la Edad Media)

2- La comparación con algunos Códices (agrupaciones de libros posteriores al siglo II)

3- El descubrimiento de fragmentos de papiros cercanos a la época de los originales (mediados del siglo I  y posteriores al siglo II).

El fuerte para aceptar el  texto de los Evangelios se basa en los puntos 1 y 2, con cierto apoyo del punto 3. Sin embargo, los fragmentos son muy escasos y hasta ahora no hay ningún grupo de fragmentos con todos los capítulos de un libro entero que sean cercanos al siglo I.

Los manuscritos son muy pequeños  y contienen frases y letras entrecortadas, de poco tamaño y muy fragmentadas. Estos fragmentos-manuscritos luego son unidos a los textos más completos de los Códices bíblicos  (muy posteriores) como el Sinaítico del siglo IV o el Códice Vaticano del siglo IV.  Entonces se procede a llenar las lagunas de los fragmentos con  éstos Códices o Biblias Medievales para que finalmente aparezcan las Biblia modernas. Ahora, de los miles de fragmentos son considerados como sobresalientes éstos, que estarían supuestamente más cerca de los posibles originales desaparecidos:

Escrituras Griegas Cristianas

Nombre del manuscrito Oxyrhynchos 2
Símbolo P1
Fecha Siglo III E.C.
Idioma Griego
Ubicado  hoy en Filadelfia, Pa. (E.U.A.)
Contenido aproximado Mat. 1:1-9, 12, 14-20

Nombre del manuscrito Oxyrhynchos 1228
Símbolo P22
Fecha Siglo III E.C.
Idioma Griego
Ubicado en Glasgow, Escocia
Contenido aproximado Fragmentos de Juan, caps. 15, 16

Nombre del manuscrito Michigan 1570
P37, fragmentos de Mateo 26:19-52
Símbolo P37
Fecha Siglos III/IV E.C.
Idioma Griego
Ubicado en Ann Arbor, Mich. (E.U.A.)
Contenido aproximado Mat. 26:19-52

Nombre del manuscrito Chester Beatty 1
Símbolo P45
Fecha Siglo III E.C.
Idioma Griego
Ubicado en Dublín, Irlanda; Viena, Austria
Contenido aproximado Fragmentos de Mateo 20-21 y 25-26 (solo fragmentos); Marcos 4-9 y 11-12; Lucas 6-7 y 9-14; Juan 4-5 y 10-11; y los Hechos 4-17.

Nombre del manuscrito Chester Beatty 2
Símbolo P46
Fecha Siglo III E.C.
Idioma Griego
Ubicado en Dublín, Irlanda; Ann Arbor, Mich. (E.U.A.)
Contenido aproximado Nueve cartas de Pablo
Ejemplos de uso en la Rom. 8:23, 28; 1 Cor. 2:16 en la Traducción del Nuevo Mundo

Nombre del manuscrito Chester Beatty 3
Símbolo P47
Fecha Siglo III E.C.
Idioma Griego
Ubicado en Dublín, Irlanda
Contenido aproximado Rev. 9:10–17:2

Nombre del manuscrito Rylands 457
Símbolo P52
Fecha c. 125 E.C.
Idioma Griego
Ubicado en Manchester, Inglaterra
Contenido aproximado Juan 18:31-33, 37,38

También están los manuscritos Bodmer del siglo III/IV con fragmentos de Judas, las cartas de Pedro, y la mayor parte de Lucas y Juan.

Estos ejemplos, nos ofrecen  algunas conclusiones solo con respecto a los Evangelios:

1- Que a parte del fragmento Raylands (citado en la entrada anterior), no hay ningún fragmento más antiguo.

2- Que solo el Evangelio de Juan es el más autentificado en cuanto a antigüedad y material más completo en dónde hay diferentes fragmentos comparativos. Sobre Lucas tenemos a los fragmentos Bodmer, aunque Bodmer se parece más al Códice Vaticano en su textualidad.

 3- Qué tenemos poco material comparativo sobre Marcos y especialmente Mateo. Sabemos que el manuscrito P1 y P45 son del siglo III, y solo nos ofrecen parcialmente éstos textos: Mat. 1:1-9, 12, 14-20,  Mat. 26:19-52, Mateo 20-21 y 25-26.

Otros  papiros de Mateo también nos ofrecen poco material de comparación:

P 64 Mateo 3:9-15
P 64 Mateo 5:20
Papiro P64

El Papiro P64 se corresponde con Mateo capítulo 3 versículos del 9 al 15 (predicación del Bautista) y capítulo 5 versículo 20  (fragmento del sermón del monte). En un primer momento este papiro fue datado como correspondiente a finales del siglo II (año 200). Sin embargo, recientemente, el máximo especialista alemán Peter Thiede ha datado el papiro como perteneciente al siglo I (en concreto, alrededor del año 75). Esta datación es muy controvertida, dado que, de ser correcta, ello supondría que el evangelio de Mateo se habría redactado mucho antes de lo que se cree, incluso antes de la destrucción del Templo. Esto con el Papiro Raylands sería el más antiguo. Sin embargo, la cantidad de frases y versículos que nos aporta como material de comparación es ínfima.

Papiro P67
El papiro P67 corresponde a un fragmento del Evangelio de Mateo, concretamente Mt 3: 9, 15; 5: 20-22, 25-28.

Este papiro se conserva en Barcelona, en el fondo Roca-Puig de la Biblioteca de la Abadía de Monserrat. El papiro se data a final del siglo II.


P 67 Mateo 3:9,15 y 5:20-22, 25-28
 
Los capítulos perdidos de Mateo                                              Cómo notamos solo se han encontrado manuscritos-papiros muy fragmentados y dañados de Mat. 1:1-9, 12, 14-20,  Mat. 26:19-52, Mateo 20-21 y 25:41-46 y parte del cap. 26. También Mateo 3: 9-15; y 5:20.
 
 ¿Qué sucede con los controvertidos capítulos 10, 13 y 24 de Mateo?  Es interesante que no hay fragmentos que nos sirvan para comparar los textos actuales. Solo debemos suponer que los otros capítulos de Mateo no han sufrido alteraciones. Este criterio es usado para diseñar la Biblia modernas y entonces se suele utilizar la información provista por las Biblia Medievales para llenar las lagunas.
 
(1915.5) 176:2.8 De todos los discursos que pronunció el Maestro a sus apóstoles, ninguno resultó nunca tan confuso en la mente de ellos como éste, pronunciado ese martes al anochecer en el Monte de los Olivos, referente al doble tema de la destrucción de Jerusalén y del segundo advenimiento del Maestro. Hubo por lo tanto poco acuerdo entre los relatos escritos subsiguientes, basados en los recuerdos de lo que había dicho el Maestro en esta extraordinaria ocasión. Como quedaron muchas lagunas en lo que posteriormente fue escrito sobre lo dicho este martes por la noche, surgieron muchas tradiciones; y muy pronto, en el segundo siglo, un escrito apocalíptico judío sobre el Mesías, originado por un tal Selta, empleado en la corte del emperador Calígula, fue enteramente copiado en el Evangelio según Mateo y posteriormente agregado (en parte) a los registros de Marcos y Lucas. Fue en estos escritos de Selta en los que apareció la parábola de las diez vírgenes. Ninguna parte del escrito evangélico sufrió nunca de la tergiversación tan desconcertante como sufrieran las enseñanzas de esta noche. Pero el apóstol Juan nunca se confundió de esta manera.
 
Intencionadamente he querido descubrir un error en el Libro de Urantia. Analicé los fragmentos para descubrir alguno que tenga el capítulo 13, 24 y los primeros versículos del 25 en los fragmentos antiguos. Pero tal como lo hemos analizado, la evidencia finalmente termina apoyando al Libro de Urantia.
 
Los documentos de Urantia nos hablan de que un empleado de Calígula (siglo I) originó un escrito que se insertó en el siglo II al Evangelio de Mateo. La parábola de las 10 vírgenes (que algunos polígamos cristianos utilizaron para su favor) sería una historia de Selta que se insertó a Mateo y alguien lo insertó al texto de Mateo.
 
No es que el capítulo entero de Mateo 13 y Mateo 24 sea una inserción, pero claramente varios versículos del texto sí lo son.
 
En los siglos siguientes esto fue aceptado en un formato final y las Biblias Medievales lo incluyeron traspasándolo hasta hoy. Cómo no se encontraron fragmentos de dichos relatos (tal como lo hemos visto), las traducciones modernas solo han obrado con fe al incluir los capítulos medievales.
 
La posible adición (tal como dice Urantia) de pasajes del género apocalíptico es muy posible:

 Cuando analizamos Mateo 10:23 (con un fuerte contenido de Parausía vinculada a la era de los apóstoles) con Mateo 13: 36-43 (que contiene una explicación de la Parábola del trigo y la mala Hierba) con Mateo 24 (que narra una tribulación judía con una Parausía) notamos que éstos capítulos (que curiosamente no están en los fragmentos referidos) nos entregan una visión muy apocalíptica judía.

El género literario de la Apocalíptica judía (con decenas de apócrifos que usan un lenguaje semejante al "fuego y azufre", "crujir de dientes", etc)  se incorpora precisamente en la literatura cristiana desde el siglo I  hasta mediados del siglo II y expresan, por medio de símbolos y complejas metáforas, la situación de sufrimiento del pueblo judío o de los seguidores de Cristo y su esperanza en una intervención mesiánica salvadora o en el caso de la apocalíptica cristiana en la Parusía o segunda venida de Cristo.

Una de las constantes de la corriente apocalíptica es la figura del elegido de Dios para conducir la historia a un final donde se reivindique la causa de Dios mediante un juicio que sancione los comportamientos humanos, individuales y comunitarios. La figura de este elegido -Mesías- no es tratada uniformemente en todos los escritos, pero siempre aparece como un personaje cercano a Dios. Junto a su perfil religioso, el mesianismo apocalíptico aparece revestido de una fuerte connotación político-nacionalista.

El investigador Domingo Montero reconoce que en las Biblias modernas, notamos la inserción de pasajes o elementos de la literatura del género Apocalíptica:

Los escritos neotestamentarios no son ajenos a la mentalidad y el lenguaje apocalípticos. A modo de ejemplo, además del libro del Apocalipsis, pueden citarse otros ejemplos en los Evangelios. Estas afinidades muestran cómo la literatura bíblica neotestamentaria no es algo desconectado de los movimientos culturales y religiosos del entorno, aunque tampoco se identifique con ellos.
 

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