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jueves, 20 de abril de 2017

¿Cuáles son las causas de la violencia doméstica?


“En lugar de ser un refugio del estrés, la tensión y la irracionalidad de la sociedad que nos rodea, parece que muchas veces la familia transmite o hasta magnifica estas tensiones.” (The Intimate Environment—Exploring Marriage and the Family [Nuestro entorno personal. Sondeo del matrimonio y la familia].)
LA VIOLENCIA familiar ha sido objeto de investigación desde hace relativamente poco tiempo. Las amplias encuestas solo se han efectuado durante las últimas décadas. Y si bien es cierto que los resultados de tales investigaciones quizás no siempre sean consecuentes, se han descubierto algunos factores básicos que contribuyen a la violencia doméstica. Veamos algunos.
¿Qué papel desempeñan los antecedentes familiares?
Un equipo de investigadores dijo lo siguiente sobre sus hallazgos: “Cuanto más violenta era la pareja que entrevistábamos, más violentos eran sus hijos entre sí y al tratar a sus padres”.
El simple hecho de presenciar situaciones de violencia familiar afecta profundamente a un jovencito. “El niño que ve maltratar a su madre se siente como si lo maltrataran a él”, comenta el terapeuta John Bradshaw. Un joven llamado Ed detestaba ver a su padre golpear a su madre. Sin embargo, aunque quizás no se daba cuenta, se le estaba haciendo creer que los hombres tienen que controlar a las mujeres y que para ello deben asustarlas, hacerles daño y rebajarlas. Cuando se hizo adulto, utilizó estas tácticas abusivas y violentas con su esposa.
Algunos padres tienen la precaución de prohibir a sus hijos que vean programas violentos en la televisión, y eso está bien. Pero en vista de lo impresionables que son los niños, los padres deberían vigilar con mucho más cuidado que su propio comportamiento dé a sus hijos un ejemplo digno de imitar.
¿Qué papel desempeña el estrés?
Un embarazo, el desempleo, la muerte de uno de los padres, una mudanza, una enfermedad y apuros económicos son algunas situaciones estresantes. La mayoría de la gente soporta el estrés sin recurrir a la violencia. Pero para algunas personas, puede ser un preludio de actos violentos, especialmente cuando se combina con otros factores. Por ejemplo, cuidar de un padre anciano —en particular cuando está enfermo— ha resultado muchas veces en maltratos, si la persona que está a cargo del anciano se siente sobrecargada debido a otras responsabilidades familiares.
Criar a los hijos produce estrés. Por eso, cuanto más grande es la familia, más probabilidades hay de que los niños sean víctimas de maltrato. Los hijos también pueden contribuir a que aumente el maltrato de uno de los cónyuges, pues “las discusiones sobre los hijos son lo que más contribuye a que una pareja llegue a las manos”, dice el libro Behind Closed Doors.
Un concepto erróneo de los sexos
Dan Bajorek, que dirige una comisión de asesoramiento en Canadá, dice que los hombres que agreden a su esposa tienen un concepto equivocado de las mujeres: “Sean de la cultura que sean, se les ha criado creyendo que los hombres son el número uno”. Hamish Sinclair, que dirige un programa terapéutico para hombres agresivos, dice que a los hombres se les enseña a creer que son superiores a las mujeres y que tienen el derecho “de castigarlas, disciplinarlas o intimidarlas”.
En muchos países se piensa que el hombre tiene el derecho de tratar a su mujer como un simple objeto, como una propiedad más. El control y la dominación que ejerce sobre su esposa se considera una señal de hombría y honor. Con frecuencia las esposas son víctimas de palizas terribles y otras formas de maltrato, y la ley no hace mucho al respecto, porque en esos países eso se ve normal. El hombre es superior, y la mujer, inferior; ella debe obedecer al hombre en todo prescindiendo de lo vil, violento, pervertido o egoísta que sea.
Morley Safer, presentador de televisión de la cadena estadounidense CBS, dijo lo siguiente de cierto país sudamericano: “En ningún otro lugar de América Latina es más evidente el culto al machismo [...] Penetra en todo ámbito de la sociedad, incluso en las salas de los tribunales, donde en defensa de su honor un hombre puede hacer lo que quiera y salir impune, sobre todo si la víctima es su esposa [o su amante]”. Afirmó que en “ningún otro lugar de la Tierra se degrada a las mujeres” como en ese país. Pero la dominación machista y la degradación de la mujer es una realidad muy extendida. No se limita a un solo país, por grave que sea allí la situación.
Minna Schulman, directora de una institución neoyorquina dedicada a la violencia doméstica y a la aplicación de la ley, dijo que la violencia es un instrumento que utilizan los hombres para mantener el control de una mujer y demostrar el poder y la autoridad que tienen sobre ella. Y añadió: “Vemos la violencia doméstica como un abuso de poder y de control”.
Algunos hombres que le pegan a su esposa tienen poco amor propio, así que tratan de minar el de su víctima. Si lo logran, ven satisfecho su ego y sienten cierta medida de superioridad y control sobre otro ser humano. Piensan que de esta manera demuestran su masculinidad. Pero ¿es esa conducta una señal de hombría? Al tratar con violencia a las mujeres, que en sentido físico son más débiles que ellos, ¿demuestran que son verdaderamente hombres fuertes, o más bien que son irrazonables? ¿Es realmente un acto varonil que un hombre más fuerte dé una paliza a una mujer indefensa y más débil que él? El hombre de verdadera fortaleza moral muestra consideración y compasión a los más débiles e indefensos, no se aprovecha de ellos.
Otra demostración del modo de pensar irrazonable de ese tipo de hombres es que suelen culpar a su esposa de provocar las palizas. Él puede dar a entender, o hasta decir, cosas como: “Esto no lo hiciste bien, y por eso te pego”. O: “Como la cena no estuvo lista a su hora, recibes lo que te mereces”. A los ojos del hombre, la culpa es de ella. Sin embargo, no hay falta que pueda cometer un cónyuge que justifique una paliza.
¿Influye el alcohol?
Como el alcohol reduce el autocontrol e incrementa las posibilidades de actuar por impulsos, no es sorprendente que algunas personas piensen que puede servir de catalizador de los malos tratos. En muchas ocasiones, un hombre que por lo general es capaz de controlar sus emociones violentas cuando está sobrio, se vuelve agresivo tras tomarse unas copas. El alcohol embota su juicio y debilita el control de su genio.
Sin embargo, otras personas afirman que el problema radica más en el estrés que en el propio alcohol. Dicen que quien toma alcohol para superar el estrés es capaz de recurrir a la violencia con el mismo fin. Esto significa que el bebedor puede ser igual de agresivo tanto en estado sobrio como ebrio. No obstante, prescindiendo del razonamiento que haya tras esa afirmación, de lo que no cabe duda es de que el alcohol no propicia el control de las emociones, sino que generalmente hace lo contrario.
Los medios informativos moldean la conducta
Hay quienes afirman que la televisión, al igual que el cine, fomenta el machismo entre los hombres y enseña que la violencia es una manera legítima de reaccionar cuando se discute o se está airado. “Me asombró la reacción que provocó en mí la película Rambo —admite un consejero familiar—. Mientras que mi yo adulto y observante de la ley se horroriza de las masacres de Rambo, mi yo infantil le aplaude.”
Como muchos niños se pasan miles de horas viendo la televisión y presenciando incontables escenas de violencia, violación y degradación de otros seres humanos, particularmente mujeres, no es de extrañar que muchos reflejen esas mismas características antisociales al tratar con otros cuando crecen. Y esta influencia no solo afecta a los niños, sino también a los adultos.
Además, el grado de violencia, inmoralidad y rebajamiento de las mujeres que se representa en la televisión y en el cine ha aumentado mucho, en especial en los últimos años. Esto agrava forzosamente la violencia doméstica. Como descubrió un grupo investigador, existe “una clara [...] correlación entre ver escenas de violencia y un comportamiento agresivo”.
El efecto del aislamiento
Para muchas personas la vida hoy es impersonal y solitaria. Los supermercados y establecimientos que venden artículos a precios económicos han reemplazado la acogedora tienda de comestibles del barrio. Por causa de la renovación urbana, los problemas económicos y el desempleo, las familias se ven obligadas a estar poco tiempo en un mismo sitio. Y es precisamente en las familias que carecen de fuertes contactos sociales en las que se ha observado un índice más elevado de violencia doméstica.
James C. Coleman explica lo que piensa al respecto en su libro Intimate Relationships, Marriage, and the Family (Las relaciones personales, el matrimonio y la familia). Opina que el hombre solitario tiene menos conversaciones significativas y, si es agresivo, más dificultad para ver su situación de manera objetiva y pedir ayuda a un amigo de confianza. Como no tiene amigos ni parientes próximos que puedan calmarle ni contrarrestar diariamente su pensar erróneo, exterioriza su egoísmo con más facilidad. Es como dice Proverbios 18:1: “El que se aísla buscará su propio anhelo egoísta; contra toda sabiduría práctica estallará”.
Ayuda para la familia violenta
En este artículo solo hemos considerado algunas de las razones que se dan para explicar la violencia doméstica. Pero hay más. No obstante, habiendo identificado ya algunas causas, tenemos que ver las soluciones. Si alguien pertenece a una familia violenta, ¿qué puede hacer para no imitar ese comportamiento? ¿Qué dice la Biblia al respecto? ¿Se acabará algún día la violencia doméstica? En el artículo siguiente se contestarán estas preguntas.


Las situaciones violentas que presencie un niño influirán mucho en su conducta futura.

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